16 de octubre 2023 - 00:00

Déjalo ser: en modo pausa, la Fed dejará las tasas largas correr

La Fed alargará la pausa a diciembre. Tras ver la data de septiembre -primero, la creación de empleo, y ahora, la inflación, ambas superiores a lo esperado- queda claro que deberá seguir participando. Sin embargo, no necesita mover las tasas ya.

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La Fed alargará la pausa a diciembre. Tras ver la data de septiembre -primero, la creación de empleo, y ahora, la inflación, ambas superiores a lo esperado- queda claro que deberá seguir participando. Sin embargo, no necesita mover las tasas ya. No se precisa su intervención directa porque la tendencia del empleo y la inflación apunta con nitidez a la moderación necesaria, aunque todavía su nivel es alto y no procede a la velocidad que Powell y su gente desearían. Dice el Premio Nobel Paul Krugman que la guerra contra la inflación ya se ganó, pero sólo acertará si el banco central no lo cree, persiste en su empeño restrictivo y ejerce una presión constante que evite contratiempos fuera de agenda.

En las minutas de su última reunión, la Fed agradece la colaboración prestada por el rally alcista de las tasas largas, alrededor de un punto y medio de suba entre puntas, desde que la Fed ensayó su primera pausa en junio y el máximo fugaz de la tasa a diez años de 4,887% de diez días atrás. En el mismo intervalo, Powell apenas ajustó la tasa overnight un cuarto de punto. La división del trabajo es esencial para lograr el aterrizaje suave.

Dice Pat Harker, presidente de la Fed de Filadelfia, con derecho a voto para lo que resta de 2023, que está muy cómodo con las tasas actuales. “Hicimos mucho y muy rápido”, afirmó. Y es verdad, en poco más de un año, elevaron las tasas de cero a 5 y medio y achicaron la hoja de balance. Y los mercados, desde julio, ajustaron motu proprio las condiciones financieras con ferocidad. “No haciendo nada, estamos haciendo un montón”. Ya se dijo: las tasas reales de interés son un cancerbero que no descansa. Y si más de la mitad de la inflación de septiembre se debe al costo de los servicios de vivienda, el salto de las tasas largas es un misil teledirigido allí. En ese renglón específico, que es un tercio del índice de precios minoristas, con las tasas de hipotecas en 8%, la deflación tiene el destino ganado en 2024.

Harker confía, más y más, en que la política vigente está funcionando y seguirá haciéndolo. Otros, no tanto. Y preferirían apuntalarla con una suba de tasas cortas antes que termine el año. Si los futuros de Chicago sirven de oráculo, cabe descartar noviembre y asignarle una probabilidad de 30%, no más, a un retoque el 13 de diciembre. Mantener las altas tasas por más tiempo es la prescripción en boga. Que el mercado de bonos se ocupe de la vigilancia activa, y castigue los excesos. La Fed hizo mucho, muy rápido y por hacer de más podría arruinar el aterrizaje. Como apunta Harker, existe una incertidumbre espesa -“huelgas, los precios del petróleo, y hasta el espectro todavía no exorcizado del todo del cierre del gobierno”- y, como si fuera poco, surge la niebla de una nueva guerra en Medio Oriente.

Si no fuese porque la economía de EE.UU. está lanzada -habrá crecido entre 3% y 4% anualizado en el tercer trimestre-, la Fed le bajaría el telón a su gestión agresiva activa, pero primero debe asegurar que el frenesí se calme. La gobernadora Michelle Bowman discrepa, y aboga por un escenario de subas múltiples. Pero nadie la acompaña. Un halcón tenaz, el gobernador Chris Waller, el más hostil a lo largo del ciclo, equipara el raid reciente de las tasas largas a las escaramuzas bancarias que voltearon a SVB, Signature y First Republic. En otras palabras, considera cubierto el cupo de agitación. Y es un disuasivo crediticio suficiente.

Los mercados transitan una tregua después del temporal de las tasas largas. Y arrancó la temporada de balances. Los bancos rompieron el fuego. JP Morgan, Wells Fargo y Citigroup excedieron sus previsiones de ganancias. Jamie Dimon, el CEO de JP Morgan, sostiene que se viven los tiempos más peligrosos de los últimos años. Sus estados contables dicen otra cosa. Y la entidad mejoró sus pronósticos pese a nuevas exigencias de capital regulatorio. Esta semana, será el turno de la vapuleada banca regional. Si se mira la suerte de los depósitos, es en los bancos pequeños donde más se recuperan. El plato fuerte, según los anuncios tempranos de las compañías, es que se viene el primer trimestre, desde 2022, en que las utilidades del S&P 500 aumentan. Y así como la Fed extenderá su modo pausa y dejará correr las tasas largas, Wall Street podrá imitarla, y dejar desfilar los balances. A esta altura, el avance es mínimo. En un mes quizás alcance 4% o 5% y sirva de impulso para matizar las fiestas.

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