23 de septiembre 2008 - 00:00

Alemania recupera el mito Romy Schneider

Una de las fotos de la exposición que Berlíndedica a Romy Schneider, al cumplirsehoy 70 años de su nacimiento.
Una de las fotos de la exposición que Berlín dedica a Romy Schneider, al cumplirse hoy 70 años de su nacimiento.
Berlín (EFE) - Alemania se reconcilia con Romy Schneider, su inolvidable emperatriz «Sissi», con películas, libros y exposiciones para conmemorar el 70 aniversario del nacimiento de esta leyenda del cine, que rodó sus primera y última películas en Berlín, y murió a los 43 años, en 1982. Cineastas y literatos se disputan estos días a la leyenda, que fue una de las víctimas predilectas de la prensa amarilla.

Nacida en Viena el 23 de septiembre de 1938, Rosemarie Albach-Retty Schneider se puso por primera vez delante de una cámara en los estudios berlineses de la Ufa, en un film de Hans Deppe (1953). En siete años rodó 18 películas, antes de darle la espalda a Alemania, y emigrar a Francia para liberarse del estigma de la inocente «Sissi», y vivir con Alain Delon. Junto a él rodó, «La piscina» (1969), de Jacques Deray, una de sus películas más emblemáticas, y «El asesinato de Trotsky» (1972), con dirección de Joseph Losey, entre otros films.

Aunque Alemania no le perdonó durante largo tiempo el «abandono», en este aniversario no faltan los libros, como la biografía de Jürgen Trimborn que bajo el título «Romy y su familia» apunta a la influencia de familia y galanessobre la vida y carrera profesional de la actriz austríaco-alemana.

La «femme fatale» en busca de amor y protección que dijo de sí misma «no soy capaz de nada en la vida, y de todo en la pantalla», en alusión a su vasto catálogo de amores frustrados, murió a los 43 años, en París, profundamente deprimida, tras la trágica muerte de su hijo David en un accidente en casa de sus abuelos un año antes.

Ahora serán dos jóvenes actrices las que se pondrán en la piel de Romy Schneider: la cantante Yvonne Catterfeld, que hace su debut con «Una mujer como Romy», que se estrenará en el otoño boreal de 2009; y Jessica Schwartz en una producción menos ambiciosa de la televisión alemana ARD.

La película de Joseph Rusnak, una coproducción germano-austríaca presupuestada en 23 millones de euros que protagoniza una Catterfeld de sorprendente similitud con Romy, pretende ser un retrato «temporal y costumbrista», en palabras del cineasta alemán afincado en Hollywood, que podría competir en el Festival de Cannes.

Además de las películas en ciernes y la nueva biografía, el museo Opelvillen de Rüsselsheim (oeste de Alemania) le dedica estos días una exhibición fotográfica, con una colección de 130 retratos.

Romy Schneider rodó en su corta vida 60 películas, entre las que se destacan, aparte de la trilogía sobre la emperatriz austrohúngara, el episodio de Luchino Visconti en «Boccaccio 70» (1962); «El cordero enardecido» (1974), de Michelle Deville; « Inocentes con las manos sucias» (1975), de Claude Chabrol. Por «Lo importante es amar» (1974), de Andrzej Zulawski, y «Una historia simple», de Claude Sautet (1978), recibió sendos premios César. Durante la década de los 60 y 70 trabajó a las órdenes de otros grandes directores como Orson Welles y Otto Preminger.

Hija de una estirpe de actores trabajó como una posesa y llegó a rodar cuatro películas a la vez, al tiempo que buscaba refugio emocional entre sus compañeros de reparto, pero también en las pastillas y el alcohol.

La relación con Delon y dos matrimonios fracasados, la convirtieron en carne de cañón de los medios, que especularon sobre la posible bisexualidad de la actriz, que «encarna los clichés de la mujer de la posguerra: de virgen a puta pasando por madre arrepentida», en palabras de su biógrafa, la feminista alemana Alice Schwarzer

La propia Schneider cimentó el mito, confesando en un semanario alemán haberse practicado un aborto, cuando la interrupción voluntaria del embarazo estaba prohibida en este país. Además, fue la misma actriz que accedió a que se publicaran desnudos suyos en «Playboy».

Dejá tu comentario

Te puede interesar