“Como hombre de teatro la IA no me asusta y disfruto de esa incapacidad de la máquina de poder hacer algo vivo”, dice el intérprete español Ángel Ruiz, quien recorrió diversos géneros de la música como la copla, el cuplé, el bolero, la canción latinoamericana, el pop o la música ligera. Regresa a la Argentina para presentarse en sólo una única función con su nuevo espectáculo “Susurros de ida y vuelta” acompañado por Bru Ferri, el jueves 11 de diciembre a las 22 en el Teatro Picadero. Conversamos con Ruiz.
Ángel Ruiz: "Todo en el arte está inventado y se hace refrito del refrito"
El intérprete español Ángel Ruiz regresa a la Argentina para presentarse en sólo una única función con su nuevo espectáculo “Susurros de ida y vuelta” acompañado por Bru Ferri, el jueves 11 de diciembre a las 22 en el Teatro Picadero.
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Angel Ruiz y Bruno Ferri en "Susurros de ida y vuelta".
Periodista: Decís que sin querer las canciones de tu repertorio son de autores españoles y argentinos, ¿acaso porque entendemos a la perfección el idioma y cuando es una traducción no es lo mismo? ¿Cuál es la razón de la conexión con Buenos Aires?
Ángel Ruiz: Son canciones que cuando interpreto hay algo de conexión emocional y hay parte de mi vida que va con ellas, las emociones que pongo al servicio de las canciones. Como soy actor, estoy acostumbrado a poner las propias emociones para darles vida a través de otros personajes. Interpreto cómo esos textos, escritos por otros, hablan de algo muy concreto. De alguna manera cada historia tiene un eco diferente en cada persona, dependiendo de quien las cuente y cante. Las canciones son pequeñas obritas de teatro y dependen de qué carne, voz y entrañas pongamos en ellas. Este repertorio me conecta conmigo mismo, no sólo por la historia sino por la música. No es solo cuestión del idioma y poder hablarlo con la riqueza semántica y nuestras particularidades. Buenos Aires tiene ese halo de metrópolis multicultural, de ciudad viva con su noche, creo que se asemeja a Madrid y Barcelona. Tiene un halo europeo y su propia idiosincrasia, es un lugar efervescente donde conviven las culturas española, italiana, judía, y de esa mezcla estupenda salen lugares diferentes y genuinos. Ese aura cosmopolita me recuerda a Madrid, mi casa, y Buenos Aires me transmite eso, me seduce su multiplicidad.
P.: La música como el mayor puente capaz de unir dos mundos aunque parezcan distantes pero siempre han estado unidos, ¿qué más podes decir?
Á.R.: La música apela a las emociones, traspasa el alma, da igual que tengas la cultura que sea, la música llega no desde el intelecto, como pasa con el texto y poesía, sino que se transmite por otro lugar. Los enfermos de Alzheimer lo único que recuerdan y son capaces de reproducir es la música. Hacia dónde irá en nuestro cerebro para que no olvidemos y nos evoque tanto, para que nos lleve a las emociones de manera directa. De las artes es la más sublime, hay algo sagrado y sanador en ella, es un pegamento social. Y sin embargo no tratamos del todo bien a los músicos. Cuando veo alguien en el subte haciendo música me parece que son pequeños misioneros de belleza y de verdad.
P.: ¿Cómo pensás este show donde buscás huir de la distancia que separa al escenario de las butacas y convertir el espacio en un salón compartido?
Á.R.: La mejor manera es apelar al aquí y ahora y pasar esa cuarta pared, es apelar a las personas, mirar a los ojos, y buscar esa cercanía, invitarlos a que se despojen de los prejuicios y se sientan en casa. El teatro es mi casa, para ellos no es personaje, texto preestablecido, sí hay repertorio pero puedo cambiar respecto de lo que ocurra, quiero jugar a eso, no a la improvisación sino a lo inesperado. Quiero tratar a todos como grandes invitados que se han tomado el trabajo de venir.
P.: Traés vivencias, recuerdos y reflexiones, ¿cuáles aparecen en el espectáculo?
Á.R.: Quiero compartir vivencias propias o de compañeros de profesión que recabé a lo largo de mi historia y son muy divertidas. Que el público pueda hacerse un mapa de como es la profesión. Nos enfrentamos a momentos absurdos, locos, delicados pero también mucha emoción. Después del dolor hay detalles que hacen que todo esto merezca la pena. Hay anécdotas y vivencias que deleitarán al público. Es acercar nuestro trabajo y mostrar al ser humano detrás del personaje, es una profesión rara, extraña, poco útil para algunos pero tan necesaria para otros.
P.: Recorriste casi todos los géneros: la copla, el cuplé, el bolero, la canción latinoamericana, el pop o la música ligera, ¿qué cabida tienen hoy esos géneros a nivel mercado y como ves la música actual?
Á.R.: El mercado es chato siempre, tiene mirada bastante corta y cortoplacista, a veces trabaja con las modas, pero no significa que no tengan cabida todos los géneros. Rosalía ha hecho uso del trap y la cumbia, hizo ritmos y tratamientos de manera moderna pero en el fondo usa la tradición flamenca. Todo lo que hace ya existe, solo le cambia el envoltorio pero la raíz es la de siempre, el flamenco. Está todo inventado, lo que no es la madera, la forma, la sustancia es la misma pero cambia como lo contamos. No es más que un refrito del refrito.
P.: Trabajaste en TV donde fuiste reconocido por la Unión de Actores, ¿Cómo ves hoy el consumo de TV y qué pasó al dominio exclusivo de las plataformas de streaming?
Á.R.: Las plataformas y el consumo de TV a la carta hicieron que no consumamos TV como antes donde hasta hace poco teníamos 6 canales. En España siempre fuimos bastante pobres con los canales, y hasta los 90 no llego nada. Pero había una producción impresionante de TV en España y ahora en la TV publica hay poca ficción porque todo está en manos de las grandes plataformas como Netflix o HBO. Hay sobrecarga de producción y llegará el momento en que no haya tiempo para consumir todo eso que se hace. Se consume cuando uno quiere y puede pero lo malo es que se hace demasiado y hay trabajos que pasan inadvertidos por tanta oferta.
P.: Te definís como un contador de historias que entendés el teatro y la música como lugares de encuentro. Muchas veces decimos que ante la irrupción de la IA el teatro no va a morir porque es esa ceremonia de rito presencial ¿Qué opinás?
Á.R.: Con la IA se puede plantear una idea y te hace la canción y la voz, alguno lo puede usar y se ahorra el derecho de autor y ejecución, pero el teatro, la música en directo, la danza, jamás podrán ser sustituidas por ninguna IA. Por tanto debemos asegurarnos que eso no va a ocurrir hasta que no haya robots. Nunca habrá una IA para lo emocional, el presencial que nos da posibilidad de estar en un lugar como un ritual donde hay lo necesario para que se desarrolle el trabajo. Esa es nuestra gran seguridad. Cuando escucho una canción con IA, no me llega, no sé que es. sabés que detrás hay una máquina. El dolor que a veces existe detrás del hecho creativo no lo puede recrear ninguna máquina. El ser humano sabe de qué trata eso y hay un rechazo natural a todo lo que puede parecer real y no lo es. Hay miedo a lo deshumanizado y no se dan cuenta de no encajará del todo.




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