30 de julio 2024 - 15:39

Argentina deja atrás el gran polo de cine que supo ser

Rechazo del sector audiovisual al decreto del Gobierno por el que se elimina fomento al cine nacional, cuota de pantalla y media de continuidad.

El decreto propone una reestructuración del INCAA, incluyendo una reducción de gastos y una revisión del sistema de subsidios. 

El decreto propone una reestructuración del INCAA, incluyendo una reducción de gastos y una revisión del sistema de subsidios. 

Durante varios años se consideró a la Argentina un gran polo de producción audiovisual, heterogéneo y variopinto, pionero en el cine de la región, reconocido a nivel mundial por sus pequeños y grandes films, no sólo por el talento y locaciones sino posiblemente por el apoyo y fomento a la industria. Sin embargo de aquí en más, se cae en un limbo.

Es preciso recordar que los países “libres” y del primer mundo a los que aspira parecerse el actual Gobierno, como Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, Finlandia y Suecia, entre otros, tienen estrictos planes de fomento a la cultura y el cine. Lo mismo con los medios estatales, son fuertes productores de contenidos sostenidos desde el Estado.

La comunidad audiovisual se pronunció en contra del decreto 662/2024 que elimina la cuota de pantalla para el cine argentino, la media de continuidad y el fomento a la producción nacional.

La cuota de pantalla es el piso mínimo de exhibición de films nacionales en salas y multicines comerciales. Hace tiempo desaparecieron los complejos dedicados al cinearte y hubo “abrazos” no sólo de cinéfilos sino de la comunidad pidiendo por esos templos de la cinefilia, por caso el General Paz y mucho antes el Lorange, el Tita Merello o los espacios INCAA como el Gaumont. Sólo queda el Lorca sobre Avenida Corrientes con films personales e independientes.

Javier Milei emitió este decreto que también deroga la media de continuidad, una norma que permitía a las películas nacionales seguir en cartelera si alcanzaban una cantidad mínima de espectadores. A menudo los actores nacionales pedían al público que si optaban por ver determinada película nacional, lo hicieran durante la primera semana para posibilitar su permanencia en cartel gracias al apoyo del público. Con la anulación de la media de continuidad, la decisión es enteramente de los exhibidores, las salas y los multicines. El decreto publicado en el Boletín Oficial generó controversia en el sector cinematográfico.

La norma va contra los fondos destinados para la producción de películas, uno de los pilares de la Ley de Cine, por cuanto un porcentaje mínimo de lo recaudado por entradas es destinado al INCAA y de allí a fomento para más producción nacional de cine. El decreto además propone una reestructuración del INCAA, incluyendo una reducción de gastos y una revisión del sistema de subsidios, es decir, dinero que ayuda pero de ningún modo solventa la totalidad de una película.

El decreto sugiere que el fomento al cine debe priorizar producciones de calidad con éxito en taquilla sin imponer obligaciones de exhibición a las salas. Esta nueva orientación favorece las grandes producciones y podría limitar el espacio para películas medianas y pequeñas, que son cruciales para la diversidad y la identidad cultural del cine argentino. Yendo más a fondo, desde el Colectivo de Cineastas aseguran que eliminando esta clase de películas se apunta a aniquilar el pensamiento crítico, el registro de acontecimientos de estos tiempos y se borra la memoria como país.

El Colectivo de Cineastas en su comunicado sostuvo: “Como comunidad audiovisual sostenemos nuestro compromiso democrático y expresamos nuestra profunda preocupación por el presente y futuro del INCAA, por el sostenimiento de una Industria Audiovisual que genera trabajo genuino y por todos los relatos que están en riesgo de desaparecer”.

En Brasil ocurre lo contrario, y se tomó la decisión exactamente inversa: anunciaron que harán una inversión millonaria para el sector audiovisual local y precisaron que el alcance de la cuota de pantalla deberá tener como piso el 7% y el 16%, dependiendo del número de pantallas de cada complejo. El gobierno de Lula se reunió con empresas productoras, distribuidoras y exhibidoras para ampliar posibilidades de oferta. Cada complejo de salas deberá programar un número mínimo de sesiones con películas brasileñas, entre las opciones disponibles, reemplazando la exigencia de días de proyección vigente en el modelo anterior.

Según Mercado Audiovisual, en junio Lula anunció la inversión de 1,6 billones de reales para la producción de películas y series brasileñas que incluye 200 millones de reales (36 millones de dólares) destinados al fondo de coproducción internacional, cuya convocatoria recibió 476 proyectos de 47 países, 52 desde la Argentina.

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