5 de febrero 2002 - 00:00

"Cuando el país se quema, uno no puede tomarse vacaciones"

Cuando el país se quema, uno no puede tomarse vacaciones
(05/02/2002) El televidente necesitaba que le "informaran y lamento que me haya tocado a mí, que soy conductor de un programa frívolo", dice Jorge Rial, el conductor de «Intrusos», que durante las últimas semanas ofició de periodista político desde su programa «Intrusos en la noche».

A partir de su desempeño en la cobertura del primer cacerolazo contra Eduardo Duhalde, recibió algunas ofertas para cruzar al ámbito del periodismo político, algo que ya había ensayado en sus programas radiales de «La red» y «Radio 10». Sin embargo, Rial dice sentirse más cómodo con los videos de Tamara que con las cacerolas y el corralito. Además, ante el constante vaivén político y económico, cuestionó que periodistas de su mismo canal (Daniel Hadad, Jorge Lanata, Luis Majul), hayan demorado un mes en reincorporarse a la emisora.

Periodista: ¿Cómo tomó el público que usted haya cubierto el cacerolazo?


Jorge Rial:
El televidente necesitaba que le informaran y lamento que me haya tocado a mí, que soy conductor de un programa frívolo. Pero eso no habla bien de mí sino mal de los periodistas políticos, que no estuvieron cuando tuvieron que estar. Uno no puede tomarse vacaciones cuando el país se quema. Lo que pasó fue como si el día en que derribaron las Torres Gemelas en Estados Unidos hubiera estado el conductor de E! Entertainment como cara visible. Para hacer una comparación trivial, si le pasa algo a Susana cuando yo estoy de vacaciones, volvería para cubrirlo.

P.: ¿Tuvo alguna presión oficial para cesar en sus críticas al gobierno De la Rúa o al actual?


J.R.:
En el último cacerolazo del viernes había una bajada de línea desde el gobierno a todos los medios, para que se pidiera a la gente que fuera tranquila. El año pasado cuando estaba en la radio, me llamaban los jefes de prensa para que me reuniera con algunos políticos pero nunca accedí.

P.: América fue el único canal que cubrió el primer cacerolazo contra Eduardo Duhalde. Ese fue un detonante para que se organizara un nuevo cacerolazo, pero contra «Clarín». Usted lo cubrió
.

J.R.:
Me extrañó cómo se cubrió el cacerolazo contra De la Rúa y cómo se cubrió el de ese jueves. Yo puedo ser independiente porque con el espectáculo no jodo a nadie. No pasa lo mismo en política. Desde el espectáculo, no vamos a desestabilizar nada; yo puedo hablar mal de alguien, vienen a decirme que afloje un poco, y listo. Es cierto que yo me enojaba mucho en «La red», el año pasado, por la traición a la gente que creyó en la Alianza, y lo decía. Tampoco me puedo comer que vengan a decir que yo podría ser uno de los que se llevó plata del corralito, y lo digo. Entonces se sorprenden cuando opino de política y dicen: «a este no lo teníamos en la lista».

P.: Usted dijo que había un ensañamiento particular hacia su persona que se materializó con las multas que recibió de parte del Comfer.


J.R.:
Sí, porque me parece una exageración que Nicolás Gallo, en ese momento, pidiera que me sacaran dos días del aire y me tuvieran dos días sin publicidad. Yo al día siguiente fui a la Casa Rosada y más que decirme algo de los videos de Tamara, supuesta razón de la multa, me pidieron que no jodiera mucho al gobierno. Inés Pertiné manejaba el Comfer y le pidió a Gallo que me multaran. La señora de De la Rúa se había enojado porque dije que ella pidió levantar el sketch de Antonio Gasalla y Miguel Angel Rodríguez cuando interpretaban a Inés y Antonito. Suerte que Gustavo Lopez lo sacó corriendo a Gallo. Siempre me molestó que me cuestionaran los videos de Tamara mientras la Alianza destrozaba el país.

P.: ¿Qué opina del flamante interventor del Comfer?


J.R.:
Me hubiera gustado que el Comfer quedara en manos de alguien de los medios y que se legislara urgentemente una ley de radiodifusión. Pero quedó en manos de un industrial metalúrgico.

P.: Darío Lopérfido había elaborado un proyecto en materia de radiodifusión pero, como tantas otras cosas, quedó en la nada.


J.R.:
Creo que no salió nunca porque atacaba a los monopolios de prensa. Es hora de que se ataque ahí, pero en serio, y no estar pendientes de si ponemos o no a Tamara. Esa era mi discusión eterna con Gustavo López, que era muy veloz para sancionarme a mí pero muy lento para romper los monopolios.

P.: ¿Cree que su cobertura del cacerolazo puede ser el comienzo de una carrera como periodista «serio»?


J.R.:
En estos últimos días estuvieron tentados de que yo me metiera más en lo político pero no le quiero salir a demostrar a nadie si me da el cuero o no. De hecho el programa que hice en «La red» lo dejé porque sentí que me tomaban el doble de examen que a todo el mundo porque soy Jorge Rial y porque conduzco un programa de chimentos. No me interesa que la gente piense «este es inteligente, este sabe».

P.:Ya que los mencionaba, ¿cuánto tuvo que pagar por los videos de Tamara?


J.R.:
Ese video creó el mito de que había pagado 10 mil dólares... no tengo ese presupuesto ni para todo el mes. El que más me agradeció lo de Tamara fue Claudio Villarruel (gerente de programación de Telefé) porque «Gran hermano» pegó un salto después de los videos.

P.: Sin embargo Soledad Silveyra despotricaba contra la invasión a la intimidad de Tamara.


J.R.:
Es parte de la puesta en escena. Recuerdo que el primer video lo pagué 150 pesos y lo compré por Rodrigo, no por Tamara. Pero después explotó por el lado de Tamara y rechazacé 200 mil videos más. Pareciera que tengo un Blockbuster de los famosos pero no es así.

P.: ¿Cuánto fue lo máximo que pagó por un video?


J.R.:
Ninguno superó los dos mil pesos. El más fuerte fue el de Tamara bailando con el stripper que se bajaba el calzoncillo pero compartí los gastos con la producción de Daniel Hadad porque yo no podía pasarlo íntegro, en el horario de la tarde. Pero si tengo que comprar algo, lo veo antes. Una vez un productor compró un video sin verlo y cuando lo pusimos era de Isabel Sarli.

P.: ¿Por qué critica a la televisión de frívola pero no contribuye, al menos desde su programa, a transformarla?


J.R.:
Lo que pasa es que yo trato de divertirme con mi trabajo. «Intrusos» busca entretener a la gente, y aun así, tiene una veta del espectáculo más crítica. Porque si yo me tomo en serio a la farándula me vuelvo loco, si me tomo en serio que Gisela Barreto se va del país porque no tiene trabajo y digo que me duele.. no perdemos nada si se va la Barreto. Si Mirtha se queja de lo mal que está el país desde Punta del Este o Susana dice que sufre por los argentinos pero se va en primera a Miami, no puedo ser complaciente.

P.: ¿Ser muy crítico, como usted dice ser, no es tan fácil como ser muy complaciente?


J.R.:
Creo que es más fácil ser complaciente, iría a todos los estenos gratis y tendría vacaciones gratis porque Susana Giménez me invitaría a su casa en Fisher Island. El mérito de «Intrusos» es que logró romper el clásico estilo de programas de espectáculos donde todos eran amigos de todos, al estilo de Radiolandia.

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