24 de septiembre 2008 - 00:00

"Dani, un tipo de suerte"

Steve Carell es el viudo que recupera la alegría cuando conoce a Juliette Binoche en«Dani, un tipo de suerte», comedia romántica con buenos gags y estilo un poco pretencioso.
Steve Carell es el viudo que recupera la alegría cuando conoce a Juliette Binoche en «Dani, un tipo de suerte», comedia romántica con buenos gags y estilo un poco pretencioso.
«Dani, un tipo de suerte» (Dan in real life, EE.UU., 2007, habl. en inglés). Dir.: P. Hedges. Int.: S. Carrell, J. Binoche, M. Burns, D. Wiest, J. Mahoney, E. Blunt, A. Pill, B. Robertson, M. Lawston.

Un poco más de gags no le vendría mal a esta comedia romántica con pretenciones sutiles. Sin embargo, cuando hacia la mitad de la proyección comienzan a aparecer los chistes, realmente consigue hacer reír al público.

Steve Carrell interpreta a un viudo padre de tres hijas, célibe desde la muerte de su esposa, que escribe consejos de ayuda a los lectores de un diario pero no los aplica demasiado bien en su vida personal (de ahí el título original, que no está muy bien traducido para su estreno local).

La rutina del cuidado de las tres chicas se rompe cuando los cuatro acuden a una gran reunión familiar en un pequeño pueblo de Rhode Island, donde ni bien llega, conoce por casualidad a Juliette Binoche, la primera mujer que le provoca un sentimiento romántico en años.

El problema es que la dama misteriosa reaparece en la casa familiar como la flamante novia de su hermano, y ahí es cuando la melancolía general de la película se estremece con algunos gags típicos de comedia de enredos, algunos provistos de cierta originalidad y eficacia.

Las buenas actuaciones de Carell, Juliette Binoche y Dianne Weist (la madre de los hermanos en conflicto amoroso) ayudan a disfrutar los mejores momentos de una película, que por otro lado, está muy bien filmada, aunque cierta intención estética del director Peter Hedges (el de «¿A quién ama Gilbert Grape?») no ayuda mucho a mantener el ritmo cómico que se puede esperar en el género.

Por otra parte, las canciones compuestas para la película son un buen aporte desde la banda sonora, mientras que la sintética duración de poco más de 90 minutos no deja que los tiempos muertos atenten contra la efectividad de una comedia que puede servir de amable pasatiempo.

D.C.

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