«Rififi» (Idem, Francia, 1954). Dir.: Jules Dassin. Int.: Jean Servais, Carl Mohner, Magali Noël, Robert Manuel, Perlo Vita.
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Si su director no hubiera tenido que escapar de los EE.UU. Unidos huyendo de la caza de brujas anticomunista, dos de los mejores policiales de la historia del cine hubieran sido hollywoodenses y no europeos. Uno al menos fue una producción de la Fox rodada en Inglaterra «Siniestra obsesión» («The Night and the City», inédita en video en todo el mundo); la otra es la más famosa producción francesa «Rififi». Jules Dassin logró algo tan improbable que, a casi medio siglo de su realización, aún los titulares de los diarios usan el nombre de este film cuando informan sobre un robo a un banco en la modalidad de los «boqueteros».
Es difícil señalar todas las cualidades de este clásico. Quizá la más importante sea que logra sintetizar lo mejor del «polar» francés con lo mejor del cine negro americano, género al que Dassin ya le había dado títulos tan importantes como «Fuerza bruta» y «La ciudad desnuda». Como siempre pasa en los films del crimen perfecto, todo sale bien pero termina mal por culpa de un destino fatídico.
La nobleza que puede tener un criminal de ley como el personaje de Jean Servais se describe como nunca en su carrera final, mal herido, para salvar a un chico. El número musical que sirve de excusa al título es un extraño momento de relajación en un film con la mejor secuencia de robo a un banco jamás filmada. El año pasado se reestrenó en versión restaurada en un cine de Nueva York. Acá la pasaba cada tanto la Filmoteca Buenos Aires. Al menos alguien pensó que era interesante reeditarla en video en un buen transfer. Un último dato: Perlo Vita es el seudónimo de Jules Dassin.
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