9 de octubre 2001 - 00:00

El teatro tuvo todo Córdoba como escenario

El teatro tuvo todo Córdoba como escenario
(09/10/2001) Córdoba - Con una fuerte presencia popular cerró la segunda edición del Festival del Mercosur en Córdoba. Durante 15 días, cerca de 83.000 personas participaron de todos los espectáculos y actividades especiales, convirtiendo la ciudad en una auténtica fiesta del teatro a la que tuvieron acceso todos los sectores de la población. La muestra alcanzó un total de 156 funciones entre espectáculos nacionales e internacionales, logrando también una fuerte presencia en las calles.


Seis elencos provenientes de Neuquén, Francia, Uruguay y Chile llevaron sus obras a plazas, centros comerciales y ferias municipales. Uno de los más celebrados fue el callejero de la directora uruguaya Mariana Percovich titulado justamente «Feria». El mismo reunió a un grupo de actores que compartieron el circuito de un mercado itinerante (de frutas y verduras) interpretando tangos de la vieja guardia y breves historias ante un público curioso integrado también por sorprendidas amas de casa.

La murga Falta y Resto, en cambio, no cumplió con las expectativas despertadas entre el público. Su show resultó demasiado breve y no tuvo el despliegue coreográfico y visual que suele caracterizar sus presentaciones. De todas maneras, el público festejó sus ironías sobre el machismo y también sus alusiones a la dura crisis económica que se vive en el Río de la Plata.

El teatro en las cárceles contó este año con dos espectáculos de fuerte alcance popular: el primero, «Lo que el agua se llevó», proveniente de Mozambique, se presentó en la Penitenciaría de San Martín y en el Potrero del Estado, luego de haber ofrecido varias funciones en el Teatro Real frente a un público que cayó rendido ante la simpatía y el buen ritmo de estos actores-bailarines.

El grupo neuquino Atacados por el Arte llevó a la cárcel de mujeres El Buen Pastor «¿Podés silbar?», una deliciosa obra para títeres que aborda el tema de la vejez y de la pérdida de los seres queridos con una frontalidad inusitada. El clima profundamente emotivo que se vivió en la función hizo que tanto las internas como los periodistas invitados lagrimearan sin parar.

Teatro popular

Según declaró a este diario la directora del Festival, Graciela Ayame, éste se apoya en dos premisas: «La primera es ofrecer teatro para todos». Por eso se ofrecieron 18 funciones en distintas ciudades del interior de Córdoba, 23 funciones teatrales en hospitales y otras 13 dieron participación a grupos de artistas con discapacidad.

«La segunda premisa -puntualizó Ayame-es tomar la globalización como sinónimo de integración, porque el teatro es el lugar donde se expresan las distintas culturas. Además, en este festival están representadas todas las corrientes del género: circo, teatro antropológico, sociopolítico, popular, la danza teatro, sin olvidar el teatro para niños.

La posibilidad de armar una programación conjunta con el Festival Internacional de Buenos Aires (ambos se superpusieron este año durante una semana) no es algo que entusiasme demasiado a la profesora
Ayame: «Yo hice algunos contactos con la gente de Buenos Aires, pero después no tuve más noticias de ellos. Sospecho que los criterios de selección artística de uno y otro festival son muy diferentes entre sí como para que nos podamos poner de acuerdo, pero sería bueno intentarlo».

Lo cierto es que este año el espectáculo más exitoso del Festival fue el del cómico italiano Leo Bassi, quien debió agregar una nueva función fuera de programa. También lograron muy buena convocatoria los tres espectáculos presentados por el Odin Teatret y la programación porteña integrada por «Zooedipous» ( Periférico de Objetos), «Cachetazo de campo», «Cinco puertas» y «Decadencia», una versión de la obra de Steven Berkoff dirigida por Rubén Szuchmacher en el '96 y reflotada ahora a pedido expreso del Festival).

Por lo pronto, la coproducción del Goethe Institute
«Torero portero», uno de los trabajos experimentales más sofisticados del Festival -pese al carácter popular de sus protagonistas: tres porteros desempleados-, ofrecerá funciones en Buenos Aires antes de partir de gira a Alemania.

El único contratiempo que sufrió el Festival fue la ausencia del elenco iraní impedido de viajar por inexplicables trabas en los trámites de visado. Según comentó a este diario
Pablo Canedo -presidente de la agencia Córdoba Cultura: «Nadie habló de prohibirles la entrada a los iraníes, pero, curiosamente, y a pesar de nuestras gestiones, las visas no salieron a tiempo.» Otro rasgo que el Festival deberá resolver en el futuro es la falta de subtitulado electrónico.

Esta situación afectó notablemente la recepción de uno de los mejores espectáculos de la muestra (
«Break Up») presentado por Macedonia. Pese a la calidad de sus intérpretes y a la sugestividad de su tratamiento visual, el público quedó afuera de esta historia que refleja la violenta situación que atraviesan los Balcanes. Según trascendió, para el próximo Festival, a realizarse el año que viene, ya se está pensando en traer a Córdoba la Opera de Pekín y el Circo Bonjour con Victoria Chaplin, una de las hijas de Charles, quien vendría con un espectáculo de saltimbanquis.

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