17 de noviembre 2006 - 00:00

Excentricidad: se rodó un film con medios de los '40

Tobey Maguire,George Clooneyy Cate Blanchetten el túnel deltiempo: «El buenalemán», deSoderbergh, fuerodada conequipamientotécnico de laépoca.
Tobey Maguire, George Clooney y Cate Blanchett en el túnel del tiempo: «El buen alemán», de Soderbergh, fue rodada con equipamiento técnico de la época.
Los Angeles - Entre las muchas supersticiones de Hollywood, suele decirse que una película que repita una o más características de otra que perdió en los Oscar es algo suicida. Sin embargo, tal es lo que ocurre con «The Good German» («El buen alemán»), la artificiosa realización de Steven Soderbergh con aspiraciones de llevarse una o más estatuillas en febrero próximo (siempre y cuando no se cumpla esa ominosa ley tácita).

Veamos: «The Good German» repite tres particularidades de «Good Night, and Good Luck» («Buenos noches, buena suerte»), la multinominada producción sobre el macarthismo que se quedó, sin embargo, con las manos vacías este año en Hollywood. En primer lugar, la palabra «Good» en el título; en segundo término, su protagonista George Clooney, y finalmente el hecho de haber sido filmada en blanco y negro (un «estigma», para mucha votantes del Oscar, que sólo pudo sortear en los últimos años Steven Spielberg con «La lista de Schindler»).

Pero Soderbergh no podía filmarla de otra manera: este film, experimental y anacrónico, es exactamente el que habría hecho si le hubiese tocado filmar para la Warner Bros en los años '40. Una película que no sólo recrea los tiempos y la estética de los films de la inmediata posguerra en el Berlín destruido por las bombas aliadas, sino que también emplea los medios técnicos de la época.

Basada en una novela de Joseph Kanon, «El buen alemán» relata la historia de un corresponsal de guerra norteamericano (Clooney), que vuelve a Berlín tras la caída de Hitler para tratar de encontrar allí a una mujer a la que amó (Cate Blanchett). La película se estrenará en los Estados Unidos casi en el límite de la admisibilidad para los Oscar (15 de diciembre), y está ambientada, al igual que el recordado film de Billy Wilder «A foreign affair» («La mundana») en 1946.

Según declaraciones a medios periodísticos norteamericanos, Soderbergh, director de éxitos como «La gran estafa», «Erin Brockovich», «Traffic» y su film debut «sexo, mentiras y video», para rodar esta película trató de «meterse en la mente y el espíritu de Michael Curtiz», el director húngaro exiliado en Hollywood que dirigió, entre tantos otros clásicos, «Casablanca».

Y no sólo lo hizo mentalmente: para la filmación de «El buen alemán», Soderbergh recreó las condiciones técnicas de un set de Hollywood de los años '40, para autoimponerse las limitaciones técnicas que tuvieron los grandes directores de la edad de oro del cine. ¿Una locura? «De otra manera no hubiese sido honesto», dijo Soderbergh. «Muchas veces, los grandes hallazgos artísticos de maestros como Curtiz no provenían de los medios con los que contaban para filmar sino de su carencia».

Y así, mientras preparaba la segunda secuelade «La gran estafa», que se llamará «Ocean's Thirteen», con todos los adelantos tecnológicos con los que cuenta actualmente el cine, obligó a su equipo de filmación a vivir durante varias semanas «fuera del tiempo», como en un hueco hallado en un relato de ciencia ficción a mediados de los años '40.

Según sus dichos, lo que trató especialmente de evitar fue ese aire falso que tienen tantas películas ambientadas en esa época, que comienzan en blanco y negro y luego viran al color y, a veces, a los efectos especiales. «No era cuestión de mantenerse fiel a lo monocromático, sino también a la técnica, a los ángulos de filmación, a la iluminación no naturalista, a los desplazamientos de la cámara a lo largo del set, a la manera de actuar y hablar que tenían los actores en esa época. O todo, o nada», dijo Soderbergh. «Esa es una gramática cinematográfica perdida, que quedó pulverizada después de la llegada de la televisión».

El propio Soderbergh, que también es director de fotografía de sus películas (aparece con el seudónimo de Peter Andrews), fue quien más se autoexigió: hizo a un lado toda la funcionalidad de los lentes modernos, y empleó los obsoletos sistemas fijos que se utilizaban en aquella época. Inclusive, encontró algunos apuntes sobre cámara y continuidad de puño y letra de Curtiz, que adoptó como su «biblia» para la filmación. «Panavision debió reciclar viejo material suyo y adaptarlo a mis necesidades, lo hicieron muy bien», manifestó.

Lo mismo con el sonido: nada de micrófonos multidireccionales, nada de «body mics» (esos pequeños aparatos ultrasensibles que suelen llevar entre su ropa los actores, y que captan hasta el menor susurro). Como en los viejos tiempos, el boom man debió treparse y colocar esos grandes micrófonos sobre la cabeza de los actores, y seguir sus movimientos.

El tema de los convencionalismos estuvo también a la orden del día: así como con el paso del tiempo el cine tendió a darle mayor realismo a personajes y situaciones haciendo hablar a los ingleses en inglés y a los alemanes en alemán subtitulado, Soderbergh regresó a aquellos diálogos donde los extranjeros, para demostrar su condición de tales, hablaban en inglés con acento fuerte y, a veces, ligeramente ridículo.

«Hacer la película de esta manera también nos ahorró costos», dijo el director. «Por ejemplo, no tuvimos ningún problema en insertar viejo material fílmico del Berlín de aquellos años en nuestra película. Se ve muy real. En cambio, si hubiera rodado en colores, tendríamos que haber viajado a Alemania con todo el equipo, y todo habría sido distinto».

Un experimento original, sin duda, que aunque no tenga demasiada suerte en los Oscar, o entre el público, al menos quedará definitivamente registrado en el Guiness de los Records.

Dejá tu comentario

Te puede interesar