9 de julio 2003 - 00:00

"Granta" enfrenta la fanfarria del marketing de los editores

Granta enfrenta la fanfarria del marketing de los editores
N o todas las revistas literarias tienen como destino un público reducido y, salvo que sean subsidiadas, van camino al fracaso. «Granta», la revista-libro literaria de mayor éxito de lengua inglesa, y una de las de mayor prestigio en el mundo, vende 80 mil ejemplares de cada uno de los 4 números que saca por año, 55 mil van a suscriptores y el resto a librerías de todo el mundo, y desde fines de junio tiene una edición en castellano, que a fines de agosto llegará a la Argentina.

Desde hace una década editores iberoamericanos, que cosecharon sucesos editoriales gracias a autores aparecidos en «Granta», venían proyectando publicar la traducción de esa revista. Por caso, Jorge Herralde, dueño de Anagrama, que decidió celebrar en 1999 el trigésimo aniversario de su editorial en Londres con el «British Dream Team» que diera popularidad «Granta» en 1983: Martin Amis, Ian McEwan, Julian Barnes, Graham Swift. En la Argentina, en 1998 Ricardo Sabanes desde la base local del Grupo Planeta propuso esa idea a la central española. Tras la compra por el holding de los Lara de la editorial argentina Emecé a la familia Del Carril, la que publica las «Obras Completas» de Borges pasó a estar en España bajo la dirección de la norteamericana Valerie Miles, y el proyecto de publicar «Granta» en castellano se hizo realidad.

La fama de «Granta», todos sus números son monográficos y temáticos, se basa en que «contra la fanfarria del marketing de las editoriales» supo señalar como «nuevos talentos» a escritores que hoy tienen fama mundial: Milan Kundera, Raymond Carver, George Steiner, Bruce Chatwin, Richard Ford, Jeanette Winterson, Tobias Wolff, Paul Theroux, Nadine Gordimer, Frank McCourt, entre muchos otros. Supieron difundir en inglés, antes que otros latinoamericanos, a Gabriel García Márquez. Y a Mario Vargas Llosa, además de publicar sus textos, le dedicaron un número cuando hizo su campaña a la presidencia del Perú. Es obvio que entre tantos colaboradores hay muchos que «no han cumplido con las expectativas» o que alcanzaron un inmediato perdonador olvido, pero los aciertos de la revista han sido realmente notables. Tanto como las innovaciones que impuso.

•Influencia

La influencia de «Granta» ha llegado lejos, a cambiar la idea de quienes podían ser candidatos al Nobel de Literatura. La revista recordó que narrativa de viajes, biografía, historia y reportaje son valiosas formas literarias. Ya su edición de invierno de 1986, que tituló «In trouble again», la dedicó a la literatura de viajes, y entre los seleccionados estuvieron los imperdibles Colin Thubron, Hanif Ku reishi, Salman Rushdie y Ryszard Kapuscinski. Sólo faltó V.S. Naipaul, colaborador habitual de la revista, que conquistó en 2001 el Nobel por libros donde narra sus exploraciones del Islam, la Argentina y la India, considerados como «no literarios», más que por sus novelas. Lo mismo cabe sospechar del Nobel de Literatura 2002, Imre Kertesz. El planteo de «Granta» según Ian Jack, su actual director, es que «literatura es un rótulo que cierto tipo de gente le ha puesto a cierto tipo de escritura, pero la literatura siempre ha sido mucho más que eso».

El primer número de «Granta» en castellano, dedicado a «Los mejores novelistas jóvenes británicos 2003», llegará al país a fines de agosto en contados ejemplares (de los 10 mil que aparecieron en España), y a un precio equivalente a 17 euros, unos 50 pesos, indudablemente caro para una revista literaria. Desde noviembre comenzará a haber una impresión argentina para bajar costos y llevar el precio a entre 20 y 30 pesos, «como un libro de edición nacional». «Granta» en español contará con 40 por ciento del material de la edición anglo-norteamericana y 60 de producción propia de escritores de iberoamérica. «Se apuesta -señala Alberto Díaz de Planetaa instalar un puente que siga haciendo conocer la literatura anglosajona pero a la vez impulse el ingreso de autores de nuestra lengua en Inglaterra y Estados Unidos, dado que la edición original de «Granta» podrá tomar materiales de nuestra publicación».

«Granta» nació en 1889, cuando un grupo de muchachos de la Universidad de Cambridge decidió crear una revista estudiantil, con el nombre del río que cruza el pueblo. Si bien durante casi 90 años la revista tuvo la forma de publicación juvenil, dió espacio a colaboradores que se volvieron figuras destacadas de las letras británicas, como Ted Hughes y Sylvia Plath. Cuando en 1979 la publicación estaba en plena decadencia, un grupo de graduados decidió transformarla. El norteamericano Bill Buford asumió la dirección y logró el apoyo de Penguin Books. su idea fue «no publicar, aunque su calidad sea incuestionable, ensayos académicos o sobre escritores, reseñas, reportajes o crónicas cuyo interés sea inmediato y circunstancial; ni ciencia ficción o narrativa romántica, fantástica, histórica, policial; poesía; ni narrativa de viajes que carezca de intención literaria». Fue la base de su éxito. Cuando años después Rea Hederman, un hombre de larga tradición periodística familiar, editor de «New York Review of Books», adquirió «Granta», la revista pasó a ser británico-norteamericana, y alcanzó difusión internacional. Hoy «Granta» es recordada por haber bautizado a una generación de escritores como la del «Realismo sucio», y en tres décadas sucesivas, a partir de 1983, haber marcado entre «los mejores de las nuevas letras inglesas», muchos escritores considerados ahora como clásicos de la segunda mitad del siglo XX. Para Ian Jack «lo que en principio había sido un ejercicio para promover la novela literaria cuando había muy pocos focos iluminando esa rama particular de la cultura puede ahora desempeñar un papel nuevo para el consumidor como guía independiente de novelistas que merecen ser leídos en una época en la que 'el emocionante debút de un escritor jóven con gran talento' se ha vuelto la nota habitual en la sobrecubierta de los libros, y en la que tantísimos focos están controlados por el dinero del marketing y la suma de anticipo a los escritores».

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