«Historia de un amor exagerado». Adap. de L. Dyzen de un libro de G. Montes. Dir.: L. Dyzen. Int.: V. Czemerinski, I. Sexer, E. González, I. Goldszer, I. Monná, P. Giammarco, M. Urbaneja. Esc. y vest.: V. Bari. Canciones: L. Dyzen. Mús. y dir. mús.: O. Giammarco. Coreog.: C. Livingston. Ilum.: R. Traferri. Acrobacia: G. Hochman. (Teatro Payró.)
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La presencia de una colorida murga le da un aire festivo a esta simpática historia de amor entre dos niños de once años. Su director, Leo Dyzen, tomó la anécdota de un cuento de Graciela Montes y la rodeó de canciones, coreografías y escenas acrobáticas que aportan al relato un nuevo punto de vista.
No es la primera vez que Dyzen se ocupa de musicalizar y llevar a la escena relatos infantiles (con el grupo La Carreta ya hizo «Cuentopos para la merienda» y «Chivos y bichos», sobre textos de María Elena Walsh y Graciela Montes respectivamente) pero en este caso decidió poner en suspenso su rol de juglar y concentrarse exclusivamente en la dirección, para lo que contó con un elenco de jóvenes intérpretes de sólido desempeño en canto, acrobacia y actuación.
Protagonistas
Los protagonistas de «Historia de un amor exagerado» son Santiago Berón, «el más petiso del grado», y a Teresita Yoon, una niña coreana de la que Santiago se enamora irremediablemente. El noviazgo florece ante al asombro de chicos y grandes y en medio del diario trajín de la escuela. Lo más curio-so es que la pareja de enamorados está representada por dos títeres, recurso que funciona muy naturalmente, quizá porque se trata de dos seres que viven en un mundo de ilusión.
La pequeña coreana es objeto de burlas al comienzo, pero pronto una maestra pone las cosas en su lugar. Es una pena que el tema de la discriminación, que asoma con tanta fuerza en este episodio, sea dejado de lado tan rápidamente. También resulta algo extraño que la obra no aporte casi ningún dato de este «amoroso» choque de culturas.
Como Teresita debe mudarse una vez más, inicia una intensa correspondencia con su amado. Y es allí donde se centra el conflicto de la pieza, porque Santiago -que no soporta la separación-le envía sobres cada vez más grandes, hasta que finalmente se mete dentro de uno.
Hay quienes están a favor de este amor precoz y quienes están en contra, pero ninguna de estas posturas alcanzan la fuerza suficiente como para que el conflicto crezca. Aun así la puesta conserva su dinamismo y encanto gracias a sus ajustados números musicales y a la fuerte presencia de los rubros escenografía y vestuario, ambos a cargo de Valentina Bari.
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