26 de junio 2002 - 00:00

Instantáneas de los poetas como amantes

Instantáneas de los poetas como amantes
Jorge Boccanera «La pasión de los poetas. La historia detrás de los poemas de amor» (Bs.As., Alfaguara, 2002, 364 págs.)

E n esta singular antología poética, cada texto es precedido por el relato de una pasión amorosa. El poeta, escritor y periodista Jorge Boccanera no sólo plasmó una muy buena idea editorial -destinada a difundir la obra de distintos poetas latinoamericanos-sino que se ocupó de recrear literariamente vigorosas estampas de vida dominadas por la pasión amorosa. Entre las más logradas figura «La mujer del puñal», que narra un exótico episodio en la vida de Neruda cuando éste fue consúl en Birmania. Su conflictiva relación con una nativa (mujer celosa y de armas tomar) está narrada con todos los sentidos sin que en ningún momento pierda su aura de misterio. El relato culmina con «El tango del viudo» que Neruda escribió tras haber huido de su peligrosa amante. No menos vigoroso resulta el retrato de Leopoldo Lugones, un hombre lleno de contradicciones al que el amor de una joven lo hace caer de su pedestal de prócer. Igual interés despiertan las páginas dedicadas a los amores entre Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti, y a los de Enrique Molina con Olga Orozco. La sombra de la tragedia sobrevuela los retratos de la uruguaya Delmira Agustini y de la chilena Gabriela Mistral (víctima de una violación cuando era niña), mientras que la vida de Nahui Olin (seudónimo de Carmen Mondragón) refleja la efervescencia cultural que reinaba en el México de los años '30. Hay algunas crónicas menores, como la de Homero Manzi -más periodística que literaria-, pero en general logró que cada uno de los personajes recreados respirara por sí mismo sin que se haga visible la investigación que hay detrás (entrevistas a biógrafos y familiares, relevamiento fotográfico, etcétera). Boccanera vivió largo tiempo en México y Centroamérica, lo que le permitió conocer en forma directa a buena parte de los poetas que cita. Aunque la decisión de incluir un solo poema de cada autor limita notablemente las posibilidades de acercamiento a su obra. Tal el caso de la mexicana Rosario Castellanos, cuyo poema «Destino» («Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado vivo nunca...») es apenas una pequeña muestra de su enorme talento literario. En compensación el autor de «Angeles trotamundos» y «Malas compañías» ofrece un interesante prólogo, en donde explica desde su lugar de investigador y de poeta, la razón de esta sutil mezcla de ficción y realidad, amor y literatura.

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