24 de mayo 2009 - 19:56
«La profecía del no nacido»
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Gary Oldman es el rabino encargado de exorcizar a una joven acosada por un espíritu maligno de la mitología judía, en un film que gustará a los fans del género pese a su exceso de explicaciones.
A Gary Oldman le toca el insólito papel de exorcisar espíritus infernales no en latín sino en yidish, tarea que desempeña con su rigor profesional de siempre, aunque sin el tratamiento más serio que requería el personaje para estar a la altura de la situación y, digamos, de un Max Von Sydow. Hay una sola de sus escenas en las que se encuentra con un deforme e infernal perro del más allá -figurante recurrente con distintas variaciones a lo largo del film- en la que el talento del actor que pudo interpretar tanto a Beethoven como a Sid Vicious puede mostrarse en buena medida, y con bastante mesura dado el caso.
Por lo demás, la película tiene un buen número de escenas bastante terroríficas, jugadas con un buen nivel de imaginación, pero sin evitar el exceso de explicaciones que por momentos desequilibran el conjunto, igual que un par de giros absurdos de la trama y alguna actuación secundaria. Por original, el tema daba para más, pero como producto de terror al estilo del productor Michael Bay cumple su cometido y, por las dudas, hasta deja las cosas planteadas para una secuela.
D.C.
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