¿Puede ser que una película nacional de marcada calidez, capaz de avivar lindos recuerdos en el público, y valiosa además por lo que nos informa y nos recuerda, se exhiba apenas en una única función? Eso ha de ocurrir esta noche en el Gaumont con “El sueño imposible”, de Paula Romero Levit, que lleva un subtítulo bastante orientador: “Familia de artistas”.
Los Alonso y Ernesto Bianco en excelente documental
Se exhibe por única vez "El sueño imposible", crónica de una familia de artistas protagonizada por las dos hijas del actor, Ingrid Pelicori e Irina Alonso
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Irina Alonso e Ingrid Pelicori en "El sueño imposible - Familia de artistas"
Esa familia es la de Ernesto Bianco y los hermanos Alonso, que las hermanas Ingrid Pelicori e Irina Alonso evocan entre medio de anécdotas, cajas de fotos y recortes, canciones, fragmentos de viejas películas, el escaso registro de algunas puestas de teatro que hicieron época y el variado recuerdo de valiosa gente del espectáculo, desde Martínez Suárez y Pepe Soriano en lejanos tiempos hasta Oscar Alvarez, asistente de dirección del impresionante “Cyrano” protagonizado por Bianco. Por supuesto, ahí también participa el Puma Goity, que, como siempre dice, descubrió su vocación la noche en que vio al gran Bianco sobre el escenario.
Para las nuevas generaciones: los Alonso fueron realmente una familia de artistas. Primero apareció Tito, muchacho de buen porte que supo hacer de hijo de Tita Merello (y mantener con ella un amor oculto, según cuentan muy risueñas las narradoras). Luego, Pola, hermosa, muy buena actriz, que se casó con el Charro Moreno, mítico integrante de La Máquina de River Plate (“fue la primera botinera”, bromean). Ella después se casó con el dramaturgo Osvaldo Dragún, pero no ampliemos, porque también se anotaron Iris, más hermosa todavía, Mario, actor pero más que nada cantor en la orquesta de Francisco Canaro, y ocasional compositor, y Héctor, dedicado al teatro. Una película los reúne, “Mis cinco hijos”, de Orestes Caviglia y Bernardo Spoliansy, sobre guión de Nathan Pinzón, 1948. La siciliana Ilde Pirovano hacía el papel de madre, y Osvaldo Pugliese con su orquesta acompañaba un par de temas de Mario (pero además estrenaba “La yumba” en el cine).
Dicho sea de paso, mucho después Angeles, hija de Mario, hizo carrera en la televisión mexicana, y otra hija, Fabiola, fue feliz integrante de Las Primas. Pero llegamos recién a la mitad de la película. Ahí es donde aparece Ernesto Bianco, se casa con Iris y tienen a Ingrid e Irina, que, como buenas hijas, despliegan la historia de su padre.
Aparecen entonces algunos registros de “Hombre y superhombre”, evocaciones de Ana María Picchio, García Satur, Oscar Martínez, muchos reconocen su influencia y sus consejos, también hay lugar, tierno, íntimo, para los recuerdos de familia, y otro lugar, todavía pesaroso y siempre admirado, para aquella memorable temporada del “Cyrano” que cada noche lo agotaba y lo consagraba. Por pocas horas no murió en el escenario.
Despedida, con “El sueño imposible”, de “El hombre de la Mancha”, cantado por el propio Bianco. Una de sus hijas escucha la grabación y le acompaña. “Es como un país encantado que de algún modo es el nuestro. Nuestra patria”, dice Ingrid. Una pena que solo puedan compartirlo con el público apenas una noche. Debería darse toda la semana, o más, y que salga de gira por todo el país.
“El sueño imposible. Familia de artistas” (Argentina, 2025); Dir.: Paula Romero Levit; documental.
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