13 de mayo 2016 - 16:50

Rivera, Siqueiros y Orozco llegan al Bellas Artes tras una espera de 40 años

Primera nota temática para el mural de Chapultepec - David Alfaro Siqueiros / Pancho Villa - José Clemente Orozco.
Primera nota temática para el mural de Chapultepec - David Alfaro Siqueiros / Pancho Villa - José Clemente Orozco.
Obras de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco se exhiben en el Museo Nacional de Bellas Artes, junto a trabajos de artistas argentinos cuya producción se vio influenciada por los maestros mexicanos. La exposición llega a Buenos Aires tras cerrar un ciclo en Chile, donde había estado planeada para 1973, pero el golpe de Estado contra Salvador Allende impidió su inauguración y hasta puso en riesgo las piezas. 

"La exposición quedó pendiente como reparación histórica", cuenta el director del museo Andrés Duprat. La colección proveniente del Museo de Arte Carrillo Gil de México colgaba en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile a la espera de su inauguración cuando dos días antes estalló el golpe de Augusto Pinochet. Durante los bombardeos a la capital chilena corrieron peligro de destrucción en una balacera que cayó sobre el museo, pero su entonces curador, Fernando Gamboa, pudo sacarlas del país a salvo. En 1990 ambos países reestablecieron las relaciones diplomáticas y se empezó a pensar nuevamente la muestra. Recién en 2015 se pudo concretar bajo el nombre de La exposición pendiente

"Viajé a Chile y me enamoré de las piezas y de esta reivindicación", contó Duprat a la prensa. Días antes, durante una entrevista radial, había reconocido que de no haberse exhibido en Santiago hubiese sido imposible por los costos traer a la Argentina las 76 obras que la integran. 

En su nueva versión, el curador Carlos Palacios del museo del Carrillo Gil explicó que debió "transmutar en la figura de otro curador". La colección fue hecha en base a las preferencias de Carillo Gil, quien, por ejemplo, se inclinó por acumular retratos de Rivera de la etapa cubista en lugar de murales. Mujer sentada en una silla, que coquetea con el cubismo sintético, da la bienvenida a la muestra. 

De Orozco adquirió 169 obras; algunas de las que se exhiben en el Bellas Artes son tintas que reflejan las problemáticas sociales de México a fines de la década del '20 y los años de la revolución. La serie, que recuerda a las de Goya, significó un "riesgo compositivo" para el artista, según Palacios. 

También hay trabajos producidos en Nueva York entre 1927 y 1934, cuando su obra se ve influenciada por la abstracción y los trabajos de Pablo Picasso. Hay paisajes agrestes, amenazantes, con puntas herederos del El Guernica. Cristo destruye su cruz, aunque de 1943, sigue esta línea. En la colección Carrillo Gil Orozco es la violencia desorganizada de la revolución. 

Más adelante, aparecen las proclamas políticas de las que Rivera y Siqueiros eran más afines. El primero, amigo íntimo de León Trotsky, no concibe los movimientos sociales sometidos a un orden superior. El segundo, en cambio, plasmará en las obras a las masas movilizadas entregadas a un líder. En Primera nota temática para el mural de Chapultepec la masa escucha a un hombre que da la espalda al espectador cuya figura evoca a Vladimir Lenin.

La maqueta de Ejercicio plástico, el mural que Siqueiros pintó en la quinta de Natalio Botana - hoy en el Museo del Bicentenario-, forma parte también de la muestra. Los cuerpos serpenteados que concibió junto a Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino, se exploran también en otros trabajos como Desnudo (la guitarra).

• La huella argentina

A la par se exhibe La conexión sur, una muestra de gabinete curada por Cristina Rossi acerca de las huellas mexicanas en los artistas latinoamericanos. Si bien solo Siqueiros visitó esta región, las noticias de los mexicanos llegaban con fluides al Río de la Plata. "Los artistas latinos también tenían preocupaciones políticas e identitarias", afirma la curadora.

Berni, Spilimbergo, Carlos Alonso y Juan Carlos Romero son algunos de los nombres que conforman la pata local de "La exposición pendiente". Hay pinturas, dibujos, esculturas, grabados, bocetos y documentación de acciones realizados por los artistas argentinos.

"Este acercamiento reaviva las coincidencias y divergencias en las interpretaciones frente a la realidad de los años 30 y 40, mientras que la simbolización de los conflictos de los años 60 y 70 subraya la voluntad de acción de quienes no han distinguido entre la censura, la represión o las desapariciones que ocurrieron en cualquiera de nuestros países", escribió Rossi en el texto curatorial.

Dejá tu comentario

Te puede interesar