“Si no puedes derrotar a tu enemigo, únete a él”: el antiguo y conocido lema pocas veces tuvo antes tanta vigencia, y reactualización, como en el Hollywood de hoy. Acostumbrados, durante décadas, a considerar a la televisión primero, y luego a todos los formatos de video hogareño como el enemigo, los estudios de cine entraron en pánico cuando las plataformas de streaming se instalaron en la sociedad para quedarse por siempre. Netflix fue un viaje de ida, esa pequeña empresa de distribución de películas a la que Blockbuster le volvió la espalda en los 90 ahora es la reina. No es la única, desde ya, porque la competencia es cada vez más extrema, pero corre con la ventaja de los pioneros.
Scott Stuber: el nuevo magnate del cine dice que "hay una revolución"
Su último logro fue haber pactado con Spielberg, histórico antistreaming.
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El festival de Cannes, defensor a ultranza del cine tradicional, lo rechazó de sus programas aunque poco a poco busca la reconciliación. Pero Netflix es rencoroso, y si bien estuvo en la última edición de la muestra de la Costa Azul, sus mejores títulos se los da a Venecia, el primer certamen que le abrió los brazos y lo premió. Steven Spielberg, que sólo dos años antes había pedido a la Academia que no se le concediera ningún Oscar a un film de Netflix, dejó en shock a la industria cuando su empresa, Amblin Entertainment, cerró un acuerdo de varios años para hacer películas para Netflix. La pandemia, los hábitos de consumo, los gustos y la imparable tendencia del mundo borraron con todo. “Estos son mis principios”, habría dicho Groucho Marx, “pero tengo otros si el coronavirus dispone lo contrario”.
Variety publicó ayer un reportaje a Scott Stuber, jefe de la división cine de Netflix, a quien ya todos en Hollywood consideran el nuevo magnate del entretenimiento en el siglo XXI. Pero, a diferencia de los hermanos Warner, o de Sam Goldwyn, o de David O. Selznick, Stuber no es el típico magnate de smoking, limusina, habano y caprichos. Todo eso ha sido sustituido por un único capricho: el algoritmo que indica qué es lo que hay que producir, y desde ya la intuición. “Wall Street celebró el acuerdo con Steven”, dijo Stuber. “Vamos a hacer grandes cosas juntos”. El nuevo magnate no es un improvisado: viene del riñón del sistema de producción de estudio, ya que fue ejecutivo en Universal Pictures. Cuando se incorporó a Netflix en 2017 muchos lo consideraron un traidor. “Me decían que no me iban a acompañar, que cenarían conmigo pero que no trabajaríamos juntos. Tenían miedo”. Un año más tarde, Martin Scorsese firmó con Stuber para “El irlandés”, y todo empezó a cambiar.
En esos cuatro años, Netflix revolucionó la historia del cine. Siempre se dijo que la tecnología iba a cambiar todo, pero tod ocurrió todo de golpe. El covid obligó a los artistas a comprender que el cambio no estaba llegando. Se había producido. Un años antes de que Stuber llegara a Netflix, la empresa había estrenado 21 películas originales. La más destacada fue “Beasts of No Nation”, un drama sobre niños soldados que el Oscar ignoró. A fines de este 2021 Netflix habrá estrenado más de 70 películas. La plataforma superó a todas las demás empresas de entretenimiento en nominaciones al Oscar, aunque todavía le falta obteneer los premios mayores.
Además de Scorsese, Stuber contrató a Spike Lee y Jane Campion. El año pasado convenció a Shawn Levy, director de “Una noche en el museo”, para que firmara un acuerdo con Netflix, después de que en 2017 el mismo Levy rechazara una oferta similar para quedarse en Fox. Cuando Fox fue absorbida por Disney, reduciendo el número de grandes estudios de seis a cinco, Netflix empezó a representar un lugar estable en medio de la borrasca.
En estos cuatro años, Stuber les tapó la boca a muchos críticos que condenaban de Netflix un cine puramente de consumo, ya que en sus planes de producción también se abrió al cine de autor. Es más: asumió riesgos, como “El irlandés”, al que le habían vuelto la espalda los estudios tradicionales. Netflix tiene suficiente resto como para sostener proyectos que podrían hundir a otros. Como no es dueña de marcas del estilo de Marvel o Pixar (el caso de Disney+), sus apuestas pueden ir por el cine creativo. “No teníamos nada”, dijo Stuber a Variety. “Ni archivo. No podíamos hacer ni una remake de ‘El profesor chiflado’. Para mí era importante definirnos, y la forma de hacerlo era trabajando con grandes cineastas. La narración original era nuestro superpoder”.
Con Stuber, Netflix apostó por el cine de autor, como el drama en blanco y negro “Roma”, de Alfonso Cuarón, y la próxima película de Paolo Sorrentino, “La mano de Dios”. Para sus películas más grandes, como la futura “Red Notice”, puede disponer de presupuestos de más de 200 millones de dólares, Stuber dice que su equipo quiere que atraigan a una audiencia de más de 70 millones de espectadores, Halle Berry, la actriz ganadora del Oscar, firmó con Netflix para su debut como directora con el film “Bruised”, y dijo que lo hacía porque le aseguraron libertad creativa total hasta el corte final. Noah Baumbach, director de “Historia de un matrimonio” para Netflix, firmó recientemente un contrato de varios años.
Stuber sabe lo difícil que es hoy hacer una película sin superhéroes. “El negocio del cine está en una revolución”, dijo. “Para todos los que lo amamos, es imperativo que trabajemos para revolucionarlo de la mejor forma posible”. Ted Sarandos, CEO de la empresa, le concedió a Stuber luz verde absoluta para sus proyectos.Cualquiera de sus iniciativas, a diferencia de otros jefes de departamento, puede ser llevada a producción sin necesidad de la opinión de un comité de marketing o finanzas, ni de la aprobación de los jefes de la empresa. Hasta el momento, los resultados positivos están de su lado.
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