9 de julio 2002 - 00:00

Sin delirios, volvió el mejor Charly García

Charly García
Charly García
Presentación de «Influencia». Actuación de Charly García (voz, teclados). Con María Gabriela Epumer (guitarra, coros), Hilda Lizarazu (coros), Carlos González Vázquez (bajo), Antonio Silva Peña (batería) y King Hayshide Soiza (guitarra). (Estadio Luna Park, 5 y 6 de julio).

Charly García presentó su último disco, «Influencia», en el estadio Luna Park. Desde el vamos, su planteo fue bien distinto del que venía presentando en sus actuaciones más recientes. En lugar de una «banda», optó esta vez por un trío básico acompañante colocado -en lo visual y, fundamentalmente, en lo sonoro-en un claro segundo plano.

Esa base de guitarra, bajo y batería de buenos músicos «sesionistas» chilenos, que recuerda a sus épocas con G.I.T., le dio espacio al lucimiento de sus teclados, que recorrió en todos sus timbres, y de su voz, también en notable mejoría; y sólo hubo pequeños espacios para otros «solistas» en la voz coral de Hilda Lizarazu -innecesariamente algo excedida en su histrionismo-y en la primera guitarra de su fiel María Gabriela Epumer.

Con esa estructura, con mucho sonido a piano, con la voz de Charly en un permanente primer lugar, el repertorio caminó por senderos también distintos. Estuvieron, por supuesto, muchas de las canciones incluidas en su último CD -»Tu vicio», «I'm not in love», «Influencia», «Encuentro con el diablo», «El amor espera», el maravilloso instrumental «Película sordomuda»-. Hubo un comienzo majestuoso con una sarabanda de Händel. Tocó algunos de los temas más flojos de sus temporadas más cercanas -»Me tiré por vos», «Me voy a tirar del noveno piso»-. Pero también se dio espacio para varios de sus clásicos infaltables -»Yendo de la cama al living», «Promesas sobre el bidet», «Rezo por vos», «No voy en tren, voy en avión», «Demoliendo hoteles», «Los dinosaurios» en versión rockera-; o para rescatar piezas que no siempre aparecen en sus conciertos -«Cuchillos», «Desarma y sangra», «Adela en el carrusel»-.

No hubo delirios y la única concesión al «estilo Charly» fue el retraso de una hora en el comienzo de la función del viernes. Lo demás, fue todo alegría y mucha música, canciones excelentes, una banda que sonó ajustada, un García que está en la mejor forma; y hasta un emotivo momento filial con Charly cantando el muy buen tema «Influencia» acompañado por su hijo Miguel en el piano.

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