“Se tiende a la virtualidad y la soledad de quedarse en casa viendo una serie. En cambio el teatro empuja a encontrarnos con otros y compartir un hecho vivo que nace ahí en esa función, que es único e irrepetible”, dice Mariana Giovine, directora de “Muñeca o el naufragio”, con dramaturgia y actuación de Irene Almus. Se presenta los domingos a las 19 en el Espacio Experimental Leónidas Barletta, Av. Roque Sáenz Peña 943.
Teatro dentro del teatro y un Discépolo revisitado
Mariana Giovine dirige “Muñeca o el naufragio”, con dramaturgia y actuación de Irene Almus, que se presenta los domingos a las 19 en el Espacio Experimental Leónidas Barletta.
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En un teatro de la mítica avenida Corrientes en 1941, un grupo de actores ensaya “Muñeca” de Armando Discépolo. Durante este proceso saldrán a la luz, con humor y patetismo, los celos, envidias y amores de sus integrantes. El elenco se completa con Eduardo Calvo, Luciana Vieyra, Gastón Frías y Santiago Fraccarolli. Conversamos con Giovine.
Periodista: ¿Qué te interesó de este texto para sumarte a la dirección?
Mariana Giovine: Ya había trabajado con la autora en “Espumas de oriente”, de su autoría y en la que también actuó. Fue repetir ese formato que había funcionado realmente muy bien. Me interesa el lugar desde el que escribe Irene, el humor que plantea y cómo está presente el ámbito teatral. En “Espumas de oriente” era el radioteatro y esta obra es un ensayo. Ese espacio y el momento de los actores creando es muy divertido de abordar.
P.: ¿Cómo es el diálogo entre la obra que se representa en ese teatro de los años´40 y “Muñeca” de Discépolo?
M.G.: En esos años se ponían en juego los estilos de actuación que estaban cambiando con la llegada de las ideas de Stanislavsky, que venían a transformar la manera de actuar. Y la obra de Discépolo tiene un profundo contenido humano, indaga mucho en la condición humana, en las pasiones y como consecuencia en las dificultades. Se pone en juego el amor, el desamor, lo social, lo económico.
P.: ¿Qué tuvieron en cuenta para recrear los años ´40?
M.G.: Tenemos un escenógrafo y vestuarista que fue el que le dio un toque desde lo visual, Alejandro Mateo. Indagamos sobre los estilos de actuación, qué cosas estaban en pugna como lo grandilocuente versus lo interno.
P: ¿Qué temas salen a la luz en este ensayo?
M.G.: Las pasiones, las cosas más bajas del ser humano, la envidia, las inseguridades de los actores, la necesidad de reconocimiento, la experiencia y el valor de quien lo tiene o la idea de alguien que irrumpe con algo nuevo. En este oficio del teatro está la transmisión de generación en generación, también romper con lo que viene. Aparece algo que atraviesa la época que es la guerra y el fascismo en Europa, que repercute en Argentina. Están afectados por eso más allá de que estén encerrados ensayando una obra de Discépolo.
P.: ¿Cómo trabajaste la puesta?
M.G.: Fue un proceso de cuatro meses de ensayo muy intensos y placenteros. Hubo búsqueda de equipo más allá de Irene que trajo su obra para actuarla. Los actores tienen mucho dominio de la comicidad, trabajan desde el humor pero con profundidad. La obra tiene muchos planos, el de la actuación de la obra y los actores que ensayan la obra, es decir teatro en el teatro. Eso tiene su complejidad, ocurren varias cosas al unísono, lo que requiere de una organización importante en la puesta. Incluí música en vivo, buscamos un actor que pudiera tocar en vivo y además actuar, Gastón Frías, quien hizo además la música original. La obra tiene ritmo vertiginoso y busqué que fuera dinámica.
P.: ¿Cómo está el teatro independiente hoy?
M.G.: Difícil, no hay apoyo a nivel estatal, pero también el teatro, como siempre en este país, fue un lugar de encuentro, lucha y resistencia. En este momento es fundamental la posibilidad que da el teatro de encontrarnos, con tanta virtualidad que cada vez nos atraviesa más. En momento de tanta crisis económica y moral el teatro cumple una función.
P.: ¿Cómo ves la cultura?
M.G.: Pelando contra un Gobierno que atenta claramente contra la cultura. Hay una decisión de cerrar espacios, financiamiento y de no facilitar las cosas cuando la cultura es un derecho para todos. El teatro y la cultura es muy valiosa en nuestro país, tenemos la ventaja de la cultura de la autogestión, que no vamos a dejar de hacer de ninguna manera. Eso nos da sentido, el que hace una obra, una película, es porque tiene necesidad de decir. Hay que hacer más a modo de respuesta para poder seguir adelante y responder a la agresión.
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