“Hacer un espectáculo con música clásica es acercarlo, es demostrar que tiene la misma llegada y efecto emocional que la canción popular”, dice Betty Gambartes, autora junto a Diego Vila de “¿Quién es Clara Wieck?”, una bioficción sobre una de las compositoras e intérpretes más destacadas de la música del siglo XIX, cuya fama fue eclipsada por ser la esposa de Robert Schumann. Este espectáculo musical debuta el miércoles en el teatro San Martín y está protagonizado por Annie Dutoit Argerich, hija de Charles Dutoit y Martha Argerich, acompañada por Eduardo Delgado en piano, el barítono Víctor Torres y dirección de Gambartes. Se presentará de miércoles a domingos a las 19. Dialogamos con Gambartes.
Clara Wieck, la compositora a la que su marido Schumann eclipsó
Se estrena en el San Martín la bioficción de Betty Gambartes y Diego Vila sobre la enigmática música.
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Periodista: ¿Es un biodrama?
Betty Gambartes: Está basada en hechos reales que uno ficcionaliza, como hicimos con Homero Manzi o ´Discepolín y yo´. En esas dos obras estaba la poética de los tangos y los elementos biográficos, con ese material construí la obra. Acá es lo mismo pero en lugar de poetas de la música popular es música del romanticisimo alemán del siglo XIX.
P.: ¿Por qué la música clásica?
B.G.: Surgió en una conversación con Eduardo Delgado y la búsqueda de poder acercar de manera diferente la música clásica, no como el convencional recital del pianista. Junto con Diego Vila apareció la figura de Clara, que era la rockstar del siglo XIX, era apoteótico su éxito, hasta una torta hicieron con su nombre, la idolatraban. Fue una niña prodigio y pasó de ser celebridad a su matrimonio con Schumann, su amistad y pasión con Brahms. Su vida tiene mucha controversias, tomamos una y la desarrollamos.
P.: ¿Qué puede decir de esa controversia?
B.G.: La criticaban y decían de todo de ella, inclusive hoy. Recuerdo un día saliendo del Colón, donde doy clases, una alumna vio que estaba leyendo sobre Wieck y me preguntó qué estaba haciendo con Clara Schumann, no se la conoce por Wieck, esa alumna me dijo que la odiaba. Ocurre que Robert Schumann, uno de los más grandes músicos del siglo XIX, enfermó y fue ella quien lo llevó a un asilo para dementes. Fueron dos años y medio que él estuvo ahí y ella nunca fue. Le decían en el asilo que su presencia lo ponía más nervioso, que no convenía que la viera, pero bueno se dijo mucho de ella y que en ese período de gran melancolía y dolor quien estuvo siempre presente fue el gran amigo de ambos, Brahms. Eso nos dio la posibilidad de ficcionalizar y crear.
P.: ¿Cómo construyeron el relato?
B.G.: Clara se presenta ante el público y viene hasta el día de hoy para hablar de ella. Admite que la critican y nos relata, en el día de uno de sus cumpleaños, su visión de la vida. Trae música y dialoga con el público. La música es un personaje más, encarnado en el piano por Delgado y canto por Víctor Torres, quien está a cargo de los lieder, las canciones de Schumann.
P.: ¿Qué revelaciones hay sobre Clara?
B.G.: Ella dice que es objeto de críticas y de malas intenciones. Nadie se pone a pensar qué pasó con esa persona. Clara fue madre de 8 hijos, se le murieron dos, tuvo una vida tremenda, de un éxito extraordinario como pianista, menor como compositora, y que tuvo que sostener y mantener a su familia. En sus 14 años casada con Schumann los últimos fueron los del asilo, donde él murió. Está la lucha de Clara como una mujer sola y brillante, que nos permite a través de ella acercarnos a la música y al mundo musical de ese período. A destacar, el muy bello vestuario de Graciela Galán.
P.: ¿Detrás de toda gran mujer hay un gran hombre?
B.G.: Hay una reivindicación de esta mujer y de cómo en la vida están los claroscuros. Se ve la competencia y la envidia entre ambos, el pensamiento machista de Schumann y Clara toda la vida dedicada a difundir la obra de su marido, y también la de Brahms. La llamaban la sacerdotisa, por su vocación de servicio hacia la música de ellos dos.
P.: ¿La música clásica sigue reservada a una porción más pequeña de público?
B.G.: Para mi es igual el tango que la música clásica, no hay diferencia, es música. Cuando hice ´Arráncame la vida´ me metí con el bolero y la gente me miraba con cara de asco, despreciando el género. Yo lo defendía y más allá de la distancia de ideas que tuvimos con Chico Novarro en la última etapa y los problemas que hubo, fue un éxito. Mi interés es borrar esas barreras, que uno disfrute igual. Hoy es más difícil que el público se acerque a ver un recital de hora y cuarto de un solista de música clásica, en esta velocidad en la que vivimos, entonces nos interesó el concepto de obra dramática con música clásica.
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