25 de enero 2022 - 00:01

Dalia Gutmann: “El stand up convoca a un público no teatrero”

Diálogo con la comediante que estrenó “Cosa de minas 2. Tengo cosas para hacer”, donde da un paso más allá en cuestiones de puesta en escena e iluminación, con la asistencia de Mariela Asensio.

Gutmann. “Quería escapar con esta obra a mi zona de confort”.

Gutmann. “Quería escapar con esta obra a mi zona de confort”.

“Me gusta ser kamikaze, animarme a cantar, sacar varias cosas de adentro más que sólo hablar. Había empezado a estar en la zona de confort con el otro show, quería volver a sentir adrenalina”, dice Dalia Gutmann en relación a su nuevo espectáculo “Cosa de minas 2. Tengo cosas para hacer”, que se presenta en el Maipo los jueves y ofrecerá funciones especiales en diferentes puntos de país como Córdoba, el 25 de enero, o Mar del Plata, el 14 de febrero. La comediante además dirige para Microteatro “Globo de mentiras” que debuta en febrero, trabaja en un documental sobre la génesis del stand up en el país y escribe una serie. Dialogamos con ella.

Periodista: Quiso darle a este espectáculo mayor teatralidad y puesta en escena, ¿saturó el tradicional stand up?

Dalia Gutmann: No me aburrió pero cuando uno lo hace tanto, siente que quiere bucear por nuevos mares, animarse a más. No sabía mucho de puesta, luces, es un lenguaje desconocido y por eso convoqué a Mariela Asensio para dirigir. En este nuevo show traté de buscar el típico arco dramático, en el que el personaje entra de una manera y termina de otra. El stand up es otro bicho que el teatro y convoca a un público no teatrero. En la cuarentena me puse a investigar sobre los orígenes del stand up para un documental y busqué cómo arrancó como género puro, con Perciavalle o Pinti, con otras reglas, es un género que creció cada vez más y los diferentes comediantes aportaron diferentes cosas como canto, baile, pantalla con visuales. Es un género que fue ganando vida propia en Buenos Aires pero que en otros países respetan a rajatabla, con el clásico monologuista y su micrófono.

P.: ¿Qué más encontró en su investigación?

D.G.: Aquí arrancó con Diego Wainstein y Alejandro Angeleni que eran compañeros de universidad. Habían viajado y conocido a estos comediantes, que subían al escenario, hablaban en primera persona sin vestuario y rompían la cuarta pared. Ese género responde a ciertas leyes, como el pie remate, y hay muchas pautas para armar un monólogo, que es diferente al de Landriscina o Gasalla. En el stand up es muy importante escribir el propio material porque sale de la visceralidad, si lo escribe otro es difícil que salga de las entrañas como debiera salir. Cuando empezó el boom del stand up en el 2000 hubo que entrenar al público para que supiera lo que iba a ver, que podía ser alguien sacado de la calle que sube a un escenario o el mozo que estaba atendiendo la mesa y sube a hacer su monólogo.

P.: ¿En quién o qué se inspira?

D.G.: Pienso en Niní Marshall, que para mí es como una santa. Me gusta Quino, Mafalda, Juana Molina, porque tienen vigencia, nunca quedan viejos, están sostenidos en algo tan humano que no pasan de moda. Me inspira aquel que se entrega sobre el escenario a hacer algo distinto y lo da todo.

P.: ¿Quedan capocómicos?

D.G.: Antes había cuatro canales y dos productoras de ficción, hoy con las redes está más democratizado, todo aquel que quiere hacer algo lo sube a Youtube o Instagram. Veo algo menos sexista y más repartido, se está terminando esto de “no queda bien que la mujer haga o diga determinada cosa”. Es antiguo decir una mujer no puede hablar de algo.

P.: ¿Qué nuevos temas trae este espectáculo?

D.G.: Los de siempre: emociones que me incomodan como la culpa, la ansiedad, querer hacer todo al mismo tiempo, la relación con mi cuerpo, con mi mamá y con mi hija. Me animo a cantar por momentos.

P.: ¿Cómo lidia con el público aislado o temeroso por ómicron?

D.G.: En 2020 hice autocines, en 2021 estrené y venia muy poca gente, luego de julio a diciembre los teatros se llenaron y ahora de nuevo hay poca gente. Tomé la postura de hacer lo que quiero hacer y si pese a los cuidados me contagio, me contagio. Voy al cine, al teatro, quiero pasarla bien y no dejar de hacer, ya bastante dejamos de hacer en 2020. Tiene que ver con cuidar las defensas y estar bien, y si la gente tiene miedo me la bancaré, las funciones son una resistencia, los que tienen ganas de venir, ahí estoy y vendrán tiempos mejores. No me quejo porque vino bastante gente. Esto es función a función, espero seguir más allá de mediados de febrero porque me gusta estar varios meses para darle tiempo a la gente a que pueda venir.

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