16 de noviembre 2021 - 00:01

Toto Castiñeiras: el docente y clown estrenó “Ojo de Pombero”

Integrante local del elenco del Cirque du Soleil, espera volver a las giras durante la temporada 2020.

Castiñeiras. Además de dirigirla y escribirla, participa como intérprete en “El ojo del Pombero”.

Castiñeiras. Además de dirigirla y escribirla, participa como intérprete en “El ojo del Pombero”.

“Al principio de la pandemia nos preguntábamos qué estaríamos haciendo en dos años. Y acá estamos, haciendo lo mismo. Presiento que volveremos a los lugares de siempre”, dice Toto Castiñeiras, integrante del Cirque du Soleil, clown y docente que dirige su obra “Ojo de Pombero” en El Picadero. Con actuaciones de Mariela Acosta, Mariano Torre, Julieta Laso, Luciana Buschi y él mismo, con esta obra cierra la trilogía que inició con “Gurisa” y “Voraz y melancólico”. Mientras trabaja con sus obras y talleres, espera retomar las giras con el Cirque el año próximo, luego de dos años de inactividad. Dialogamos con él.

Periodista: ¿Por qué sitúa sus obras en el contexto rural?

Toto Castiñeiras: No quiero preguntármelo mucho porque tengo miedo de darme cuenta de algo. Lo vinculo con algo del cine blanco y negro pero también, seguramente, al estar alejado de esas temáticas, escribir sobre eso provoca un juego que me resulta de mucha riqueza. Imaginar un campo, un lenguaje, contextos rurales, pero no son textos escritos en dialéctica purista de lo rural campestre. “Gurisa” y “Voraz” las escribí viajando, hubo algo de ese evocar la gauchesca desde afuera que me entretenía. Y luego intervenir al lenguaje y encontrarle un lugar poético y musical.

P.: ¿Qué le atrajo del mito del pombero?

T.C.: Me interesó esta creencia de los campesinos que durante la cosecha dejan ofrendas de tabaco y vino mientras la contracara es que son violadores o matan niños. Esa dualidad del mito, el encubrimiento del violento y abusador en relación a cómo se tapan con magia los problemas más horribles de sociedad. Eso me llamó la atención. En esta trilogía se tocan temas del mundo de las sexualidades. Clases sociales y clases sexuales. Hay algo de eso plasmado también en lo que contiene el mito.

P.: ¿Cómo fue el proceso de esta obra escrita antes de la pandemia?

T.C.: Cuando empezamos a ensayar en pandemia me preguntaba a quién le va a interesar esta temática del mito del pombero en un contexto dramático por el virus, pero luego eso se desarmó. Ensayar en pandemia implicó barbijos y zoom, cuando el trabajo de puesta y el teatro existen por el contacto físico con los actores y eso se vio tergiversado. Pero nos adaptamos.

P.: ¿Cómo se transforma el texto al verlo encarnado por los actores y montado en un escenario?

T.C.: Me gusta trabajar con los actores para que reinterpreten y reubiquen los sentidos del texto de acuerdo a sus estructuras. Valoro la forma en que ellos iluminan esa textualidad. Sin embargo en esta obra no hubo muchos cambios en el texto porque se publicó un libro y lo respeté bastante. Generalmente suelo hacer una escritura sin terminar y correcciones en relación al trabajo con actores, pero este no fue el caso.

P.: ¿Cómo transformó la pandemia al teatro y al circo?

T.C.: Estamos volviendo como antes, a las estructuras de siempre, más ahora con las salas al 100%. Creo que la única diferencia es el barbijo y algo de distanciamiento, pero lo artístico se está reubicando como siempre de la misma forma, algo que no sé si es preocupante o alentador.

P.: ¿Cómo ve a las nuevas generaciones?

T.C.: Vienen con ganas de pensar al teatro como teatro más del cuerpo, de unificar las artes, quebrar lo que separamos desde siempre, me refiero a danza, teatro, plástica y performance. La gente joven vuelve a la unificación del lenguaje y se embarca en la búsqueda de un lenguaje nuevo. En mis clases soy poco metódico, suelo llevar a los alumnos para el lado que el grupo pide, y encuentro materiales muy diversos que me hacen cuestionar hasta donde es teatro, danza o simplemente improvisación.

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