12 de julio 2007 - 00:00
Un diálogo de hombres sin mujeres que oigan
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C.C.: Es algo que tiene sus beneficios y sus complicaciones. Las mujeres son muy hormonales y éste fue siempre un grupo muy volcánico. Es ridículo hablar así de los géneros, pero en este caso se trató de una yunta de mujeres geniales, apasionadas y de carácter muy fuerte. Cada vez que alguna quedaba embarazada costaba mucho reemplazarlas. Mayra Bonard hizo la escena del chancho de «Todos contentos» hasta su quinto mes de embarazo. Y así fue siempre, hasta que un día les dije: «Yo nunca voy a tomarme una licencia por maternidad, así que aprovecho y me tomo una licencia ahora.»
P.: ¿Esto quiere decir que el grupo se disolvió?
C.C.: Nosotros no decimos que el grupo terminó, sino que estamos en una impasse. Y ahora en «Sucio» estoy trabajando con Ana Frenkel, otra integrante de El Descueve.
P.: ¿Su nuevo espectáculo, «Sucio», es tan audaz como los que estrenó con sus ex compañeras?
C.C.: ¡Es guarrísimo! Pero tratándose de una reunión de hombres tenía que salir así. De todas formas, no es una obra perversa, porque estos personajes sufren, comparten secretos y están muy solos. Además, la ausencia de la mujer los obliga a tomar otros roles.
P.: ¿Y de qué hablan?
C.C.: El personaje de Minujin tiene mucho conflicto con la figura paterna, de hecho hizo que su mujer se acostara con su padre. El personaje de Arengo habla de su iniciación sexual a los ocho años en manos de unas vecinas que lo obligan a filmar un video porno. Y mi papel, que aparentemente es el más normal y políticamente correcto, es el de un obseso sexual que cuenta su vida a través de canciones. Es una obra bastante fragmentada, sin una historia lineal, pero con una temática densa y clara. Además juega todo el tiempo con los giros musicales y tiene un humor que resuena en un lugar sensible y emotivo.
P.: De su trabajo para el Ballet del San Martín le criticaron que...
C.C.: ¿Qué los bailarines bailaran poco? Es que para mí es tan importante el lenguaje del movimiento como el paisaje sonoro y las imágenes que componen cada escena. Cuando empiezo a crear una obra me olvido de que soy coreógrafo, sólo tengo en cuenta que estoy trabajando con bailarines y aprovecho ese aporte.
P.: También se olvida de que es cantante.
C.C.: Es cierto, hasta ahora ni siquiera lo había hecho constar en mi currículum. Y eso que antes de ser bailarín canté dos años en una banda de rock.
P.: ¿El tema de Whitney Houston? ¿Tanta fe se tiene?
C.C.: Acá nos jugamos todas las fichas.
Entrevista de Patricia Espinosa
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