6 de agosto 2019 - 13:17

Estados Unidos subestimó la fortaleza de la economía china: los factores que juegan a favor de Xi Jinping

China replicó con dureza las tarifas impuestas por Donald Trump: davaluó su moneda y suspendió compras de productos agrícolas a Estados Unidos. ¿Qué se puede esperar?

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Foto: South China Morning Post

Como respuesta a la nueva ronda de tarifas impuesta por Donald Trump, China retalió con dureza, por medio de dos medidas perfectamente calculadas: la devaluación de su moneda y la suspensión de las compras de productos agrícolas a los Estados Unidos. La moneda china perforó la tan temida barrera psicológica de los siete yuanes por dólar, desatando un día negro en los mercados financieros. Al mismo tiempo, el gobierno chino ordenó a sus empresas que dejen de comprarle a EE.UU.

China puede tomar estas medidas por varias razones. En primer lugar, porque tenía previsto este escenario de escalda del conflicto por parte de EE.UU., a quien acusa de haber burlado los compromisos acordados en las sucesivas rondas de negociaciones. Segundo, porque pese a estar sintiendo el impacto de la guerra tecno-comercial que lanzó Trump, el gigante asiático dispone de herramientas lo suficientemente poderosas para infligir un daño considerable a su contraparte.

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<p>Donald Trump y Xi Jinping.</p>

Donald Trump y Xi Jinping.

De hecho, la devaluación del Yuan y el recrudecimiento de las tensiones comerciales hicieron temblar a Wall Street. Para ilustrarlo con algunos números: las FANG (Facebook, Amazon, Netflix y Google) perdieron u$s170.000 millones de capitalización bursátil. Bastante más que los u$s30.000 millones que espera recaudar Trump con su nueva ronda de tarifas del 10%, a partir del primero de septiembre.

Además, a diferencia de su par estadounidense, el presidente Xi Jinping no depende de ninguna elección el año que viene, ni tampoco debe lidiar con autoridades monetarias autónomas, como la FED. Por si eso fuera poco, puede dar directivas a las gigantescas compañías estatales. Claramente, el factor tiempo y las características del sistema político chino juegan a favor de Xi en esta disputa.

Con estas cartas sobre la mesa, el presidente chino reunió la semana pasada al Comité Permanente del Politburó (los siete hombres más encumbrados del Partido Comunista) para transmitirles que “China puede convertir esta crisis en una oportunidad”. Como ya había manifestado en anteriores ocasiones, Xi Jinping también reiteró la necesidad de estar preparados para un “conflicto extenso”, en el cual “China debe apoyarse cada vez más en el potencial de su demanda interna”.

Efectivamente, cabe destacar que China depende cada vez menos de sus ventas al exterior. Las exportaciones netas representan el 2% del PBI, cuando en 2007 eran casi el 10%. Y del total de lo exportado por China, en 2018 sólo el 19% tuvo como destino los EE.UU. En cambio, el consumo interno ya explica más de la mitad del crecimiento de la economía china, que ha virado fuertemente al sector servicios.

¿Esto quiere decir que China es indemne al embate de los EE.UU.? De ninguna manera. La economía china se ha ralentizado, con su menor tasa de crecimiento en casi 30 años, lo que ha tenido impacto en los niveles de actividad y de empleo en importantes sectores. Asimismo, las sanciones y las restricciones impuestas por los EE.UU. a la compra de semiconductores han afectado las ventas y la valuación de las empresas tecnológicas chinas, con Huawei como la principal apuntada.

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Carlos Gaziglia, presidente de Nitrasoil, destacó la importancia que representa esta fusión no solo para su empresa sino para el campo local.
Carlos Gaziglia, presidente de Nitrasoil, destacó la importancia que representa esta fusión no solo para su empresa sino para el campo local.

No obstante, Trump no ha logrado reducir el abultado déficit comercial con China, al tiempo que ha perjudicado a sus productores agrícolas, empresas y consumidores, que sufren en el bolsillo las retaliaciones de China. Evidentemente, el “hombre de tarifas”, como él mismo se ha definido, debe buscar nuevas alternativas. Parece, entonces, que contrario a lo que piensa Trump, las guerras comerciales no son buenas, ni mucho menos fáciles de ganar.

En favor del presidente estadounidense hay que destacar que, en líneas generales, hay acuerdo entre republicanos y demócratas para mantener una postura dura sobre China, a quien se considera una amenaza para la economía y la seguridad de los EE.UU. De hecho, al abordar el tema tarifas, la mayoría de los precandidatos demócratas se han manifestado a favor, o bien han sido elusivos para responder.

Ahora bien, si una de las hipótesis de Trump era que China se quebraría frente a una guerra de tarifas y sanciones, evidentemente ha subestimado la fortaleza de la economía china y la determinación de Xi Jinping cuando anunció, al inicio de este conflicto, que “China luchará hasta el final”. La milenaria historia china, plagada de ejemplos de la resiliencia oriental, ofrece clarificadoras enseñanzas al respecto.

Politólogo y docente universitario (UCA). Máster en Estudios Chinos (Universidad de Zhejiang). Director del Observatorio Sino-Argentino y miembro del Comité de Asuntos Asiáticos del CARI.

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