Periodista: Pasó Jackson Hole. Y Jerome Powell no defraudó. Dejó la promesa condicional de un recorte de tasas en septiembre. Pero la noticia bomba provino de Washington. El presidente Trump anunció el despido de la gobernadora Lisa Cook, uno de los siete miembros de la Junta que gobierna la Fed. ¿Hay antecedentes de una decisión así? Trump tiene la facultad de designar a su reemplazante, previo acuerdo del Senado. ¿En qué estado queda la independencia del banco central después de esta abierta intromisión?
Diálogos de Wall Street: Jerome Powell promete alivio, pero Donald Trump golpea la independencia de la Fed
El jefe de la Fed dio señales de un recorte de tasas en Jackson Hole. El presidente de EEUU, en cambio, no insinúa sus intenciones, las ejecuta. Y decidió despedir a la gobernadora Lisa Cook de la Fed. ¿Entramos en franca colisión, Gekko? ¿Afectará la baja de tasas prevista para septiembre?
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Donald Trump y Jerome Powell.
G.G.: La independencia de la Fed está en disputa. Lo estuvo en la primera presidencia de Trump. Pero, entonces Trump fue contenido. En la actualidad, en cambio, machaca y avanza… La renuncia de la gobernadora Adriana Kugler, dos días después de la última reunión, de la que se ausentó, es un peligroso precedente. La presión que ejerce toda la Administración, y el presidente en persona, para imponer sus puntos de vista es de una virulencia extrema. Kugler prefirió irse en silencio. Cook, no quiso. Y ofrece resistencia.
P.: Y ahora, ¿qué pasará? ¿Se atrinchera en su función? ¿Se irá por la fuerza? ¿Tiene la facultad Trump de echar a los gobernadores de la Fed?
G.G.: Solo de mediar “causa”.
P.: El presidente alega una “conducta potencialmente delictiva” en el texto de la carta que comunica su despido.
G.G.: Bill Pulte, el titular de la agencia federal de la vivienda, es quien afirma que Cook tergiversó información personal al gestionar una hipoteca para conseguir su aprobación en condiciones más favorables. De ahí se toma Trump para hablar de un potencial delito y de una conducta de “negligencia grave”. Lo curioso es que no hay una causa iniciada contra Cook. Mucho menos, un fallo judicial adverso.
P.: Cook ya rechazó las acusaciones. Y afirma que no abandonará el puesto. ¿Está despedida, con efecto inmediato, como dice Trump? ¿O sigue legalmente en funciones? ¿Puede votar, por ejemplo, en la reunión del 16 y 17 de septiembre? ¿O se ausentará como hizo Kugler antes de decidir que renunciaba?
G.G.: Sus abogados procurarán una orden judicial que la confirme en sus funciones. Y así las podrá ejercer sin restricciones.
P.: ¿Una cautelar?
G.G.: Correcto.
P.: Iremos a una larga batalla judicial hasta que se resuelva el asunto.
G.G.: Todo sugiere que sí.
P.: ¿Puede operar la FED en estas condiciones, con la espada de Damocles sobre su cabeza si no atiende las peticiones del presidente?
G.G.: Está operando precisamente así. La presión no comenzó ayer. Lo que vemos, lo que sobresale, es solamente la punta del iceberg. ¿Hay antecedentes de un despido similar? No. El presidente Nixon no llegó nunca a tanto. Pero si Cook no da el brazo a torcer tampoco será removida. Opinar distinto del presidente no es una razón válida.
P.: ¿Hasta qué punto puede ejecutarse una política monetaria independiente en un contexto tan asfixiante?
G.G.: No es nada fácil. No es imposible, tampoco. Y la calidad de su servicio se puede resentir. Lo primero que se va a dañar es la credibilidad. Aún en el caso en que se logre conservar la independencia. La paradoja es que para que eso no ocurra es probable que la política deba ser más dura.
P.: Sin embargo, es inevitable pensar en un escenario de dominancia fiscal conduciendo las riendas de la política monetaria.
G.G.: La credibilidad se abolló. No por nada que haya hecho la FED. Sí por todo lo que hace la Casa Blanca. Seguro. Aunque si Trump, o el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que es el que más entiende, dictasen la política monetaria, la baja de tasas ya se hubiera producido en mayo después que el Día de la Liberación hiciera tambalear a los mercados. Por otra parte, sin pretender hacerle una concesión o reverencia especial al gobierno, previo a la asunción de Trump, la FED contemplaba un par de recortes en 2025. Que no se gatillaron todavía. Y cada vez estamos más cerca de fin de año.
P.: No se produjeron, porque las políticas de Trump, sobre todo, el aumento descomunal de los aranceles, los desaconsejaban fuertemente. ¿No sería lógico esperar a que el presidente despliegue todo su arsenal de medidas antes de embarcarse en una baja de tasas como la que insinuó Powell en Jackson Hole?
G.G.: No es una mala idea. Sucede, sin embargo, que el mercado laboral dio señales abruptas de debilitamiento después de la reunión de julio. Y es razonable tenerlas en cuenta. Ya lo hizo Powell el año pasado cuando la tasa de desocupación se disparó, habilitó la luz de alerta de la regla de Sahm, y la FED bajó tres veces las tasas para despejar el riesgo de una recesión.
P.: ¿Cómo separar la paja del trigo? ¿Cómo recortar las tasas en septiembre y que no parezca un acto de subordinación al poder politico?
G.G.: No se podrán evitar las sospechas. La FED bajó 100 puntos base sus tasas el año pasado con la Administración Biden. Y las tasas largas no bajaron, sino que subieron 120 bps. Ahí existía un tercero en discordia que podía obrar como árbitro, hacerse escuchar con una voz fuerte e independiente y fijar límites.
P.: Los llamados “bond vigilantes”. En el pasado, una FED que deserte de sus obligaciones por congraciarse con el poder político los haría pegar el grito en el cielo. Pero Trump consiguió que el Congreso le aprobase un paquete fiscal muy expansivo y los bonos no se alteraron. Su recelo característico hizo mutis por el foro. Desapareció.
G.G.: Es por ahí por donde más avanzó Trump. Esa es la llave de la dominancia fiscal, en mi opinión. Los bonos, muchas veces, obran como filtro y hacen el trabajo sucio antes que la política monetaria tome intervención. Sin ir más lejos, los bonos, y su debacle, frenaron a Trump en abril y lo obligaron a dar marcha atrás con la cruzada de aranceles. Pero están callados ahora y miran para otro lado. ¿Qué pasó? Bessent cambió el mix de financiación del Tesoro. Desactivó la alarma. Lo que crece es la colocación de deuda de menos de un año. Así que toda la responsabilidad de contener excesos recae directamente en la FED. El gobierno pudo reactivar toda su agenda tóxica. Un paquete impositivo que aumenta el déficit, una política inmigratoria que restringe la oferta de trabajo, los aranceles. Y la implementa sin drama, a diferencia de lo que vimos en abril y mayo. Pero para que el esquema fiscal cierre hay que lograr que la FED baje drásticamente las tasas. Y en eso están.
P.: ¿La FED, retomando la poda de tasas en septiembre, no comienza a ceder?
G.G.: Cook atrincherada sugiere que no es tan así. Pero la credibilidad sufrirá. La FED tiene sus propias razones para bajar las tasas. ¿Debe sobreactuar la independencia y no hacerlo? Pienso que no. Hará lo que le diga la data. El informe laboral será más influyente que Trump a la hora de decidir la baja de tasas. ¿Pero cómo distinguirlo en septiembre? Los dos operan hoy en la misma dirección.
P.: ¿Se podrá sostener una postura independiente a lo largo del tiempo? ¿O es una batalla que Powell piensa dar, pero tiene un destino perdidoso escrito de antemano?
G.G.: Esta es una situación que fluye. Después de la renuncia de la gobernadora Kugler, Trump puede colocar a un funcionario suyo en la FED, Stephen Miran. El año pasado Miran criticó expresamente la independencia del banco central. Entendamos que la FED depende del Congreso, no del Ejecutivo ¿Pasará el filtro del Senado? Es lo más probable. Si Trump logra desplazar a la gobernadora Cook podrá poner a un segundo funcionario suyo. Y si lo consigue, cabe esperar que ablande otras voluntades. Y en mayo le dirá adiós a Powell. Elegirá al chairman, con acuerdo del Senado. ¿Se alinearán los gobernadores disidentes Waller y Bowman? Waller puede ser el sucesor de Powell y verse tentado. Es, por lejos, el mejor candidato (lo que pienso que acota sus chances). Como ve, el camino que conduce a la pérdida de la independencia ya no es tan difícil de imaginar. Pero habrá resistencias y fricciones. Los presidentes de los 12 distritos, a la cabeza. Aunque si Trump controla la Junta de Gobernadores podrá no renovarles el mandato.
P.: A ellos no los nombra el presidente, sino que surgen de la nominación en sus propios distritos.
G.G.: Correcto. Al final del día, la mejor garantía de la independencia de la FED está dada por las consecuencias de atacarla. Si los bonos largos recuperan la memoria, pueden marcar un límite. Si los mercados de acciones y el dólar se derrumban por la pérdida de confianza, también. Si la inflación y las expectativas dan un salto, lo mismo. Si por bajar las tasas cortas, se disparan las tasas largas, este juego es demasiado oneroso para insistir en él. Pero si a nadie le preocupa, no será hasta la próxima crisis que advertiremos la gravedad del problema.
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