Cerebro: hacer tareas domésticas disminuye riesgo de Alzheimer

Un estudio de una universidad de China determinó que acometer las tareas habituales de la casa contribuye en la lucha contra el deterioro cognitivo.

Tareas domésticas y Alzheimer.

Tareas domésticas y Alzheimer.

Educación 3.0

Científicos de la Universidad de Sichuan, en Chengdu, China, concluyeron que cocinar, limpiar y hacer jardinería reducen hasta un 21% el desarrollo del Alzheimer, incluso en personas de 80 años.

Según un estudio publicado en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, "si se realizan con más frecuencia actividades físicas y mentales saludables, se puede reducir el riesgo de demencia”.

Huan Song, autora principal del trabajo y profesora de la Universidad de Sichuan en Chengdu, indicó que "si bien se necesitan más investigaciones, nuestros resultados son alentadores, ya que estos sencillos cambios en el estilo de vida pueden ser beneficiosos”.

En rigor, decenas de estudios realizados en las últimas décadas han demostrado que la actividad mental, física y social regular mantiene al cerebro sano en la vejez.

En este caso, se quería saber más sobre el papel que desempeñan una serie de hábitos de vida en el desarrollo de la enfermedad, que se vuelve peligrosa especialmente en la tercera edad.

El estudio realizado

Los investigadores hicieron un seguimiento de 501.376 mil británicos utilizando datos del Biobanco del Reino Unido, un centro de información médica y genética. Al inicio del estudio, los voluntarios de mediana edad fueron interrogados sobre sus actividades físicas, incluida la frecuencia con la que realizaban tareas domésticas y hacían ejercicio.

También se preguntó a los participantes sobre la frecuencia con la que veían a sus seres queridos y utilizaban el teléfono, el ordenador y la televisión. A lo largo de los 11 años que duró el estudio, 5.185 personas desarrollaron demencia. Los resultados mostraron que la mayoría de las actividades físicas y mentales estaban relacionadas con una protección ante la demencia.

En el estudio participaron personas sin demencia con una edad promedio de 56 años. Además, se tuvo en cuenta el riesgo genético de padecer Alzheimer u otras afecciones que afecten la memoria.

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