Afirman que la "imaginología" puede mejorar la educación del futuro

La imaginación sería un recurso óptimo para la educación, incluso para la sociedad. Qué es la "imaginología" y cómo aplicarla en la sociedad moderna.

Imaginación y cerebro. 

Imaginación y cerebro. 

Catalunya.press

La imaginación hasta el momento estuvo en una suerte de lista de espera en el plano educativo, pese a haber sido clave en grandes obras artísticas y en el plano científico.

El profesor de filosofía y cofundador del Grupo de Investigación en Mente, Ciencia y Cultura del Columbia College Chicago, Esteban Asmaes, afirmó que "un abismo divide nuestra visión del conocimiento humano y la naturaleza humana. Los hechos son competencia de la ciencia experimental, y los valores son el dominio de la religión y el arte".

“Necesitamos un nuevo tipo de enfoque para el aprendizaje que cambie la imaginación de la periferia a la base de todo conocimiento. Estas ya no son formas productivas de organizar el conocimiento en el siglo XXI”, afirmó Asmaes.

Sobre ello, afirmó: “Hay que entrar en el abismo mismo, o descender más profundamente y desarrollar una forma completamente nueva de entender el aprendizaje que abarca el verdadero motor de la mente: la imaginación”.

Por ello, "se pueden y deben realizar estudios de imaginación (o imaginología) en todos los niveles de educación, desde la escuela primaria hasta la universidad”, con el objetivo de conocer y analizar “la imaginación, sus creaciones, sus procesos (creatividad) y sus estructuras cognitivas subyacentes”.

“Esta es la forma más emocionante y precisa para cerrar la brecha terminal entre las ciencias y las humanidades”, determinó.

La imaginología se divide en cinco pasos:

- Mimetismo

- Abstracción/desacoplamiento

- Recombinación

- Expresión

- Retroalimentación social.

“En primer lugar, nuestro sistema de espejo neural genera una imitación encarnada de nuestras percepciones. Luego, las técnicas de representación, como el dibujo o el lenguaje, desacoplan esas experiencias imitadas de sus contextos originales. A continuación, nuestra cognición combinatoria combina y mezcla la novedad (involuntaria o voluntaria) y luego, en las dos etapas finales, esas combinaciones novedosas se expresan y se leen en contra de la retroalimentación social. De esta manera, la imaginación no se limita a redescribir un mundo, sino que crea regularmente uno nuevo. Esta capacidad de creación de mundos de la imaginación (mundos perceptuales), debe permanecer como la base interdisciplinaria que subyace tanto al arte como a la ciencia. Cuanto más entendemos la imaginación como cognición central, más reconocemos la artificialidad de la división de ‘dos culturas’”, explicó.

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