Los tornados, esos imponentes giros de fuerza devastadora que asombran y aterran a partes iguales, continúan siendo uno de los fenómenos meteorológicos más intrigantes y peligrosos del planeta. ¿Cómo se originan estas violentas espirales de viento y qué elementos desencadenan su poder destructivo?
Cómo se forman los tornados
En el contexto de la alerta meteorológica en varias provincias de país, y el temporal que en Bahía Blanca se llevó la vida de 13 personas, muchos se preguntan cuál es el origen de este fenómeno meteorológico.
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La formación de un tornado es un proceso complejo que depende de la interacción de múltiples factores atmosféricos. A pesar de los avances en la comprensión de estos fenómenos, predecir con precisión cuándo y dónde se formará un tornado sigue siendo un desafío.
Origen de los tornados
Los tornados se forjan en el seno de tormentas severas conocidas como supercélulas, que son nubes de tormenta individuales y aisladas que presentan una rotación persistente. La formación de un tornado es un ballet caótico de elementos atmosféricos en juego.
Elementos principales de un tornado
Inestabilidad atmosférica: Un ingrediente clave es la presencia de aire cálido y húmedo en la superficie y aire frío en las capas superiores de la atmósfera. Esta configuración crea inestabilidad, lo que significa que el aire caliente tiene la tendencia a ascender rápidamente.
Cambios en la dirección del viento: Esto se refiere a un cambio en la dirección del viento y su velocidad con la altura. Cuando el viento cambia con la altura, crea un efecto giratorio horizontal en la atmósfera.
Frente frío: El encuentro de masas de aire con diferentes características, como una masa de aire cálido y húmedo que choca con una masa de aire frío y seco, es un punto donde la posibilidad de formación de tornados aumenta significativamente.
Cómo se forma un tornado
El proceso que da lugar a un tornado generalmente comienza cuando una supercélula se desarrolla en un entorno meteorológico propicio. En el interior de la tormenta, los fuertes corrientes ascendentes de aire cálido y húmedo crean una rotación horizontal. Si esta rotación se inclina hacia la vertical, gracias a la cizalladura (el cambio de dirección) del viento, se forma un embudo descendente desde la nube. Si este embudo toca tierra, se convierte en un tornado.
El tornado se alimenta de la energía liberada por la condensación del vapor de agua dentro de la tormenta y por la diferencia de temperatura entre el aire frío y el aire caliente. Esto impulsa el giro del embudo y aumenta su velocidad.
La violencia de los tornados
La fuerza de un tornado se mide en la escala Fujita mejorada (EF). Esta escala evalúa la intensidad de los tornados en una escala del 0 al 5, teniendo en cuenta la velocidad del viento y el daño causado.
Los tornados pueden tener dimensiones variables, desde embudos delgados y de corta duración hasta torbellinos masivos que recorren grandes distancias. Su poder destructivo es significativo, capaz de arrasar edificios, levantar vehículos e incluso cambiar paisajes enteros en cuestión de minutos.
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