10 de noviembre 2025 - 19:32

Descubren la cueva con la telaraña más grande del mundo en la frontera entre Grecia y Albania

Científicos detectaron una red de más de cien metros cuadrados en la caverna, donde conviven 111.000 arañas de dos especies distintas.

111.000 arañas conviven en una cueva entre Grecia y Albania. Se cree que cnstruyeron la telaaraña más grande del mundo.

111.000 arañas conviven en una cueva entre Grecia y Albania. Se cree que cnstruyeron la telaaraña más grande del mundo.

En la frontera entre Grecia y Albania, un grupo de científicos descubrió lo que podría ser la telaraña más grande del mundo. El hallazgo tuvo lugar en la llamada Cueva del Azufre, un entorno muy denso y dónde la oscuridad es total. Allí, unas 111.000 arañas tejieron una red de seda que cubre más de cien metros cuadrados, según detalla la revista Subterranean Biology.

El primer registro del sitio ocurrió en 2022, cuando exploradores checos inspeccionaron la zona y se toparon con una comunidad inusual de arañas. Luego, el investigador István Urák, de la Universidad Sapientia de Transilvania, encabezó una serie de expediciones que confirmaron la magnitud del fenómeno.

Un ecosistema extremo y dos especies que aprendieron a convivir

pared de arañas
Así luce la impresionante pared construida por más de 100.000 arañas

Así luce la impresionante pared construida por más de 100.000 arañas

La cueva, ubicada a unos 50 metros bajo tierra, alberga dos especies comunes en el exterior pero solitarias por naturaleza: Tegenaria domestica y Prinerigone vagans. Sin embargo, dentro de la cueva ambas viven en una estructura compartida, un comportamiento inédito.

Los especialistas creen que las condiciones del ambiente —oscuridad, calor y alta concentración de azufre— favorecieron una convivencia forzada entre las especies. Las T. domestica, más grandes, serían las principales tejedoras, mientras que las P. vagans ocupan los espacios libres de la red.

Lo más notable es que este ecosistema no depende de la luz solar. En cambio, se sostiene gracias a bacterias que metabolizan el azufre, generando la base alimentaria para pequeños insectos y, finalmente, para las arañas.

Los análisis genéticos demostraron además que los ejemplares del interior presentan variaciones genéticas y microbiota distintas respecto de los que viven fuera de la cueva.

Para los investigadores, el descubrimiento es una muestra de la capacidad de adaptación de la vida incluso en entornos que parecen imposibles. “En un lugar donde no hay luz ni oxígeno limpio, la naturaleza encontró la forma de seguir existiendo”, resumió Urák.

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