6 de marzo 2006 - 00:00

El argentino Gustavo Santaolalla ganó ayer el Oscar a la música

Gustavo Santaolallaayer, al ingresar alTeatro Kodak, pocashoras antes de llevarseel Oscar por su música.
Gustavo Santaolalla ayer, al ingresar al Teatro Kodak, pocas horas antes de llevarse el Oscar por su música.
El compositor argentino Gustavo Santaolalla se llevó anoche el Oscar a la Mejor Música, por su composición para «El secreto de la montaña», sumándose así a la pequeña lista de compatriotas (Luis Puenzo y Eugenio Zanetti, entre ellos) que obtuvieron el mayor premio de la industria del cine. El mérito de Santaolalla no es poco, considerando que competía con un monstruo como John Williams, nominado además por dos películas («Memorias de una geisha» y «Munich»). El año pasado, había sido el uruguayo Jorge Drexler el ganador por su canción para «Diarios de motocicleta».

George Clooney
, uno de los actores más mimados por el establishment radicalizado de Hollywood (la tradicional oposición desde el cine a la Casa Blanca, y más concretamente al gobierno Bush), fue quien se quedó anoche con el primero de los premios Oscar: fue Mejor Actor de Reparto por «Syriana», film ya estrenado en la Argentina, donde interpreta a un agente de la CIA comprometido con negociaciones con el petróleo. «Bueno, es evidente que no voy a ganar como director», bromeó Clooney, aludiendo a su candidatura por «Buenas noches, buena suerte», al recibir la estatuilla de manos de una Nicole Kidman cada vez más rejuvenecida.

Como a propósito, el premio siguiente fue a los efectos visuales, no quirúrgicos sino cinematográficos. Allí, el argentino Pablo Helman, nominado por «La guerra de los mundos», de Spielberg, vio frustrado su deseo cuando oyó que el ganador era el gorila gigante «King Kong», de Peter Jackson, una superproducción ofendida desde el punto de vista de las nominaciones (a diferencia de la multiganadora «El señor de los anillos III»). Los técnicos ganadores fueron Joe Letteri, Brian Van't Hul, Christian Rivers y Richard Taylor.

• Ceremonia

La ceremonia había empezado una hora antes de lo habitual, a las 22 hora argentina, cuando el animador televisivo Jon Stewart abrió la 78° edición de los premios desde el teatro Kodak de Los Angeles. Su presentación debut fue divertida, aunque dudosamente elogiosa para él. Un videoclip mostró a la mayoría de los maestros de ceremonia anteriores (Billy Crystal, Steve Martin, Woopi Goldberg, David Letterman, Chris Rock) excusándose por no poder concurrir esa noche y, en consecuencia, llamaban de urgencia a Stewart para hacerlo. La broma no estuvo demasiadolejos de la realidad. Su discurso de apertura, dicho con gracia (por empezar, con mayor elegancia que el impresentable Chris Rock el año pasado), fue un paseo humorístico por los tópicos que más divierten a los norteamericanos hoy, y del que la deficiente traducción simultánea de TNT logró transmitir parcialmente (en fin, una constante en las televisaciones del Oscar).

«Esta transmisión está siendo vista por cientos de millones de personas en el mundo, todos ellos candidatos a ser adoptados por Angelina Jolie»,
bromeó. Luego hubo un mensaje contra la piratería del video, seguida por un paneo general sobre la platea de famosos: «¡Miren!», se exaltó Stewart. «Ustedes le están robando a toda esta gente. Gente que apenas tiene dinero para comprarse vestidos que le cubran los pechos.»

Antes del inicio de la entrega de premios, vino el clip más divertido de la noche: un compilado de escenas «ambiguas» de westerns clásicos y rudos, en los que se veía a cowboys sudorosos admirando, metafóricamente, la belleza de sus pistolas, y rematando con una clásica escena de «Horizontes de grandeza» en la que Gregory Peck le dice a Charlton Heston (en una cama, con su fuerte torso al desnudo), que debe mudarse porque esa habitación es muy pequeña para los dos.

La secuencia de los Oscar continuó de la siguiente manera: el de
Mejor Película de Animación para «Wallace & Gromit», de Nick Park y Steve Box, el de cortometraje para «Six Shooter», Mejor Corto Animado para «The Moon and The Son», y Mejor Vestuario para «Memorias de una geisha» (Colleen Atwood), la criticada incursión de Hollywood en un Oriente artificioso, que sólo tenía nominaciones secundarias.

«Las crónicas de Narnia»,
el film de Disney sobre el libro de C.S. Lewis, se quedó con el Oscar a Mejor Maquillaje (Howard Berger y Tami Lane), y a continuación Morgan Freeman le entregó el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto a Rachel Weisz por «El jardinero fiel». Mejor Corto Documental fue para «A Note of Triumph: The Golden Age of Norman Corwin», de Corinne Marrinan y Eric Simonson, y el Mejor Documental fue para la favorita «La marcha del emperador», sobre la vida de los pingüinos antárticos, de Luc Jacquet e Yves Darondeau, de próximo estreno en la Argentina.

Sandra Bullock
y Keanu Reeves entregaron, a continuación, el Oscar a la Mejor Dirección de Arte a John Myhre, nuevamente por « Memorias de una geisha».

Salma Hayek
anunció a continuación el Oscar para Santaolalla. Christopher Boyes, Michael Semanick, Michael Hedges y Hammond Peek obtuvieron luego, por «King Kong», el premio al Mejor Sonido. Y, como final de bloque, el maestro Robert Altman recibió el Oscar honorífico por la totalidad de su carrera.

Queen Latifah
, la actriz de «Chicago», le entregó el Oscar a la Mejor Canción a «It's Hard Out Here for a Pimp», de Jordan Houston, Cedric Coleman y Paul Beauregard, correspondiente al film no estrenado en la Argentina «Hustle & Flow», y siguió Mejor Edición de Sonido para Mike Hopkins y Ethan Van der Ryn por «King Kong», el tercero de la noche.

George Clooney
subió luego para darle lugar al tradicionalmente más emotivo momento del Oscar, la lista de los desaparecidos durante el año pasado (entre ellos Teresa Wright, Pat Morita, Moira Shearer, Sandra Dee, Anthony Franciosa, Simone Simon, Shelley Winters, Anne Bancroft, Robert Wise y Richard Pryor).

A
Will Smith le tocó, acto seguido, anunciar el Oscar a la Mejor Película Extranjera, que fue para la menos esperada: la sudafricana «Tsotsi» de Gavin Hood, dejando de lado a la favorita, pero también explosivamente controversial «Paradise Now», la película palestina a la que tanto Israel como organizaciones judías de Estados Unidos habían solicitado que se descalificara. El Mejor Montaje fue para Hughes Winborne por «Vidas cruzadas». Al cierre de esta edición, se entregaron los Oscar a actores protagónicos: Philip Seymour Hoffman por su protagónico en «Capote», y Reese Whiterspoon por «Johnny y June».

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