10 de julio 2025 - 11:00

Cómo hacer un buen cultivo en macetas y cuáles son los cuidados necesarios para una huerta saludable

Un huerto en macetas nos permite aprovechar mejor el espacio disponible, en pocos metros, y también de sacar el máximo provecho a las horas de sol.

La guía definitiva para cultivar en macetas y no fallar en el intento. 

La guía definitiva para cultivar en macetas y no fallar en el intento. 

Tener una huerta propia ya no es exclusivo de quienes cuentan con jardín. Cultivar en macetas es una alternativa cada vez más elegida por personas que viven en departamentos o casas con poco espacio. Sin embargo, dar el primer paso puede generar dudas o incluso cierta inseguridad.

La buena noticia es que cuidar una huerta en macetas no es muy distinto a mantener plantas de interior o de exterior. De hecho, los errores más comunes que solemos cometer al cuidar plantas ornamentales también pueden aplicarse a las comestibles. Saber esto puede ser el empujón que faltaba para animarse a cultivar en casa.

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Los cuidados necesarios para cultivar un huerto en macetas

Hay cinco aspectos clave básicos de jardinería a tener en cuenta para lograr una huerta en macetas exitoso. Reglas que no solo sirven para empezar, sino que también pueden trasladarse luego a cultivos más grandes o tradicionales.

1. Espacio y luz: el punto de partida

El primer paso es observar con atención el lugar donde planeamos instalar la huerta. Las horas de sol que podría recibir y la intensidad de esa luz, así como también hacia dónde está orientado.

La orientación sur es la más conveniente, ya que garantiza una buena cantidad de luz solar. Pero si no se cuenta con esa ubicación, no hay por qué abandonar el plan: cultivos como la espinaca, la acelga o el perejil pueden crecer sin problemas incluso en espacios con sol tenue o de baja intensidad.

2. Elegir bien las macetas

No todas las plantas necesitan el mismo tipo de contenedor. La elección de las macetas dependerá del cultivo y de cuánto espacio requiere para crecer, tanto en profundidad como en diámetro.

Por ejemplo, un ajo puede desarrollarse sin inconvenientes en una maceta de 10 cm de profundidad, mientras que un calabacín va a necesitar al menos 60 centímetros para desarrollarse bien. También hay que tener en cuenta el tipo de crecimiento: vertical o rastrero. En este último caso, las jardineras pueden ser una mejor opción.

3. El material también importa

Más allá del tamaño, el material del recipiente influye en el desarrollo de las plantas. Las macetas de barro, por ejemplo, ayudan a mantener la tierra fresca y permiten eliminar el exceso de humedad gracias a su capacidad de transpiración.

Sin embargo, no son la única opción. Algunas plantas, especialmente en sus primeras etapas, pueden crecer mejor en macetas de plástico o PVC, que retienen más la humedad. Por eso, conocer las necesidades de cada especie es clave.

4. Sustrato: tierra buena, plantas sanas

En una huerta en macetas, el suelo es limitado. Por eso, es fundamental utilizar un sustrato de calidad, rico en nutrientes y materia orgánica. Además, debe facilitar el drenaje y permitir una buena oxigenación de las raíces.

Una opción práctica es comprar sustrato específico para huerta. Otra posibilidad es prepararlo en casa mezclando sustrato universal, fibra de coco y humus de lombriz. Lo importante es evitar la tierra común de jardín, que suele compactarse y dificultar el desarrollo radicular.

5. Riego y fertilización, las claves del mantenimiento

En macetas, la planta depende completamente de quien la cultiva. Eso significa que tanto el agua como los nutrientes deben ser proporcionados con regularidad y criterio.

Un sistema de riego por goteo puede ser un gran aliado: ayuda a mantener la humedad constante, evita el exceso de agua y optimiza el consumo. En cuanto a los fertilizantes, deben usarse en función del tipo de cultivo y del momento del año. Pueden ser sólidos (que se colocan sobre el sustrato y se disuelven con el riego) o líquidos, aplicados directamente con regadera.

Esto te da como resultado un pequeño ecosistema productivo en el balcón, la terraza o en cualquier lugar disponible de la casa. Cultivar en macetas no solo es posible: también es una forma de reconectar con los ciclos naturales, cuidar lo que comemos y, por qué no, descubrir el placer de ver crecer algo con nuestras propias manos.

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