El herpes genital es una de las infecciones de transmisión sexual más frecuente y crónica. En los Estados Unidos, se calcula que lo padece una de cada 6 personas de entre 14 y 49 años.
¿Qué es el herpes genital?
Es una infección de trasmisión sexual frecuente a través del contacto piel con piel o mucosas. Las mujeres tienen mayor riesgo de tener lesiones por herpes, ya que el virus se transmite con mayor facilidad de los hombres a las mujeres que de las mujeres a los hombres.
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Existen los virus herpes tipo 1 y 2. Anteriormente, se decía que el tipo 1 afectaba a la mucosa oral y el tipo 2 a la mucosa genital, pero este concepto es obsoleto ya que el 50% de las lesiones genitales son producidas por el tipo 2.
Es una infección de trasmisión sexual frecuente a través del contacto piel con piel o mucosas. Las mujeres tienen mayor riesgo de tener lesiones por herpes, ya que el virus se transmite con mayor facilidad de los hombres a las mujeres que de las mujeres a los hombres.
La mayoría de las personas con herpes simple son asintomáticas, es decir, que desconocen que pueden transmitir el virus aun sin lesiones clínicas evidentes.
Una vez que el virus penetra en la piel, migra por las terminales nerviosas para quedar inactivo en los ganglios nerviosos regionales. Esta primera infección (primoinfeccion) puede ser sintomática o asintomática. En caso de reactivación, el virus migrará por la misma terminal nerviosa hasta llegar a la piel y producir lesiones. Estas reactivaciones son más frecuentes durante el primer año desde la infección, espaciándose con el tiempo.
¿Qué síntomas y lesiones dan?
Si la infección es sintomática, la lesión se manifiesta por vesículas que se rompen rápidamente dejando erosiones muy dolorosas. Puede haber edema e inflamación de la zona, ganglios inguinales bilaterales dolorosos e, incluso, fiebre. Excepcionalmente, el cuadro es mas severo y puede dificultar o impedir la micción por el edema (hinchazón) y dolor en la zona. El cuadro es autolimitado y dura entre 7-21 días.
Se presentan como pequeñas vesículas dolorosas en la piel y/o mucosa vulvar. Pueden estar precedidas por ardor y molestias en la zona. Este período es muy importante de reconocer para iniciar rápidamente el tratamiento de las recurrencias.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de certeza se hace a través de la detección del ADN del virus en las lesiones por medio de una prueba PCR (método directo). La muestra se debe tomar raspando la lesión con hisopo estéril y en medios de cultivo específicos. Un resultado negativo no descarta la infección por completo. cultivo es una opción, aunque su sensibilidad es baja para las recurrencias y declina a medida que la lesión cura.
Tratamiento
Debe basarse en el asesoramiento, instructivos acerca de su historia natural y sus reactivaciones. Con motivo de reducir la gravedad y duración de los síntomas, se usan drogas antivirales como el aciclovir y el valaciclovir por vía oral. No se recomienda el tratamiento local con cremas antivirales, pero sí anestésicos locales como la lidocaína para el tratamiento del dolor.
Debido a que la transmisión se produce por contacto directo piel a piel, el preservativo es parcialmente protector. No obstante, se aconseja su uso para disminuir la transmisión. Siempre que haya episodios sintomáticos, es decir, que existan lesiones, se recomienda la abstinencia sexual hasta que las mismas desaparezcan.
Médica ginecóloga, jefa del sector Patología Vulvar y jefa del Servicio de Ginecología del Hospital Italiano.
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