“Lo que vale es la realidad construida que da rating, likes o público. Desapareció la verdad como valor. Creo que los productores dan al público lo que está a la altura de entender, hay un nuevo analfabetismo de quienes saben leer y escribir pero no lo ejercen”, dice Martín Bossi, quien estrena hoy en el teatro Mar del Plata “Bossi Live comedy” el espectáculo que presentó en otras plazas del exterior, en el que lo acompaña una orquesta en vivo. Dialogamos con él.
Martín Bossi: “La verdad ya no existe como valor”
El showman debuta hoy en Mar del Plata con un espectáculo que ya probó ante públicos de distintas latitudes. Apunta contra la decadencia cultural. “Estoy más cerca del artista pop que del comediante”, declara
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Periodista: ¿Cómo fue la gira europea y la reacción del público?
Martín Bossi: Trabajé para el público latino en Londres, fueron salas de 550 personas y había boricuas, hondureños, argentinos, españoles.
P.: ¿Cómo es hacer un show local para público internacional?
M. B.: El público se ha globalizado mucho. Nos pasa con las redes, la música y somos un público uniforme, se perdieron las especificidades. El show habla del amor, la unión, las redes, las plataformas, las películas que nos venden, de lo que nos pasó, la tragedia que nos atravesó, el mundo en guerra. Falta empatía y hablo de volver a las bases, que para mi es la necesidad de romanticismo, contacto y amor. Así que el público internacional fue como actuar en Astral.
P.: ¿Qué novedades añade al show para Mar del Plata?
M. B.: Cuando uno oficia de showman hace más una performance que un show, estoy más cerca del artista pop que del comediante, así que cambio los temas, los monólogos se actualizan con la realidad y voy modificando mi encuentro con el público. Puedo imitar a Duki o disfrazarme de Madonna pero la novedad es que el espectáculo es más humilde y profundo, habla de la unión y no plantea discusiones, no habla de política, propone recuperar lo que perdimos y nos hacía bien. La novedad es plantearnos si las tendencias, lo que nos imponen, es lo que necesitamos o lo que nos venden, pienso en series violentas, de invasiones, de venganza y me pregunto si necesitamos eso.
P.: ¿Eso pide el público o es lo que pueden programar?
M. B.: Leí un informe sobre las nuevas conductas del público que señala que no le interesa la información o la verdad, no importa si es verdad, hubo un acribillamiento de la realidad, con la IA no se sabe ya qué es verdad. Hay falta de cultura, hay decadencia cultural, a los grandes poderes le conviene que el pueblo no sepa tanto, las personas deslizan el dedo 5 horas sobre el celular y disminuye el saber. Me incluyo entre esas personas. El contenido es efímero y eso hace que Spinetta, Charly o Lennon no sean apreciados porque el público no está calificado para eso y se vuelcan a lo primitivo, fácil de digerir y barato. Pero lo cobran más caro.
P.: ¿Qué puede decir de los nuevos artistas?
M. B.: Los que llenan estadios son famosos pero no necesariamente les da el piné de artistas. Cambiaron los modelos, la categoría de artista fue reemplazada por la de celebrity y no necesariamente hay que tener talento. Con el ritmo de Instagram no hay tiempo para el desarrollo de un artista todo se fue abaratando y tenemos los resultados: soledad, gente con depresión, angustia, pérdida de un horizonte. Hoy ser millonario es ser exitoso, tener el auto más caro, acumular poder, la cultura latina con la música urbana, las canciones veneran el tener muchas mujeres, las joyas caras, se nombran marcas en las canciones cuando antes los rebeldes del rock estaban frente a eso. Cambió todo.
P.: La rubia tarada de Sumo. La antítesis a las letras de hoy.
M. B.: Soy provocador con un viaje a las bases, el amor, la risa, el romanticismo la poesía, la no agresión, hay una cultura del destrato y letras violentas, propongo volver al erotismo, a las cosas que nos hacían bien, ese es el acto de rebeldía de este show.
P.: ¿Qué pasa con el humor y los chistes en el público de hoy?
M. B.: No hago chistes, eso hacen quienes cuentan chistes, yo hago gags, monólogos, y siento que hemos perdido mucho el humor y lo que tiene que ver con la esencia humana.
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