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Los juzgados
por la matanza
de Al-Anfal: Alí
Hassan al-
Majid, «Alí el
Químico»,
condenado a
muerte; Saber
Abdul Aziz, a
perpetua;
Sultán Hashim
Ahmed, a
muerte; Taher
al-Ani, absuelto;
Farhan al-
Juburi, a
perpetua;
Hussein
Rashid al-
Tikriti, a
muerte.
Se calcula que sólo en el pueblo murieron 5.000 personas por las emanaciones químicas, hasta tal punto que el nombre de Halabja se ha convertido en símbolo de las ignominias del régimen de Saddam.
Alí Hassan al-Majid, que fue promovido a ministro de Defensa a principios de los años 90 en lo que algunos vieron como un «premio» por su actuación en Al-Anfal, había contado durante la campaña con plenos poderes concedidos por su primo, y de hecho actuaba como una especie de virrey en el norte del país.
Saddam siguió mimando a «Alí el Químico» y lo llegó a nombrar gobernador de Kuwait tras la ocupación del emirato vecino en agosto de 1990.
«Anfal» (que significa «manchas») es el nombre de una azora del Corán dedicada a establecer las reglas de la guerra en el Islam y cómo los musulmanes deben comportarse con sus enemigos cuando practican la guerra santa.
Aunque se ignora por qué Saddam eligió este nombre para describir su campaña contra los kurdos, algunos analistas apuntan a que simplemente quiso dar una justificación religiosa a los ataques.
Saddam y sus subordinados argumentaron entonces que se vieron obligados a lanzar esa campaña y usar todos esos medios a su alcance para defender a su país de los intentos de Irán, con quien entonces Irak estaba en guerra, de ocupar el norte del país a través del territorio kurdo.
La zona donde se desarrolló la campaña es el nordeste de Irak, junto a la frontera iraní, y los kurdos son la población casi exclusiva a ambos lados de la frontera.
Durante el juicio por Al-Anfal, Saddam, su primo y otro de los pilares del régimen, Sultán Hashim Ahmed, arguyeron que los kurdos iraquíes estabanen complot contra Irak y ayudaban a los iraníes, con el fin de debilitar el poder central de Bagdad.
Paradojas de la historia: uno de los principales perdedores de la campaña de Al-Anfal fue Jalal Talabani, que hoy es presidente de Irak.
Las fuerzas del ejército de Saddam machacaron a los combatientes de la Unión Patriótica del Kurdistán que seguían a Talabani. Saddam condenó varias veces a muerte a Talabani por «alta traición», por sus numerosos intentos de levantarse contra su régimen, y nunca usó su poder de clemencia para levantar esas condenas.
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