14 de diciembre 2006 - 00:00

Bachelet presionó al Ejército y le dieron de baja al nieto de Pinochet

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, realizó ayer su primera definición pública sobrela muerte de Augusto Pinochet. Descartó que ese hecho marque una nueva era política enel país.
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, realizó ayer su primera definición pública sobre la muerte de Augusto Pinochet. Descartó que ese hecho marque una nueva era política en el país.
Santiago (EFE, AFP, Reuters, ANSA) - La presidenta Michelle Bachelet criticó ayer la politización del funeral del general Augusto Pinochet, descartó que su muerte signifique una nueva etapa para Chile y consideró al ex presidente de facto «un referente de divisiones, odio y violencia».

«No creo que sea una nueva etapa, creo que la nueva etapa en el país comenzó en 1990, cuando reconquistamos la democracia, cuando iniciamos un proceso de consolidación de las instituciones democráticas y de reencuentro», subrayó la mandataria.

En una rueda de prensa en la que se refirió por primera vez a la muerte del ex dictador, Bachelet, que fue detenida y torturada durante la dictadura, subrayó que el deceso de aquél simboliza la partida de «un referente de divisiones, de odio y de violencia en el país».

Tras admitir que «sin duda, los dolores y los sentimientos persisten», se declaró convencida de que «la gran mayoría de los chilenos lo que quiere hoy día es seguir construyendo un presente y un futuro donde todos tengan una mejor forma de vivir».

«Eso es a lo que el gobierno está dedicado y lo que va a continuar haciendo», añadió y destacó que los incidentes ocurridos a raíz de la muerte de Pinochet no alteraron la normalidad del país.

Según informó el subsecretario del Interior, Felipe Harboe, desde que Pinochet murió, el pasado domingo, hubo 145 detenidos y medio centenar de agentes de Carabineros lesionados.

«Hubo en los últimos tres días 65 manifestaciones en 25 ciudades, sin tener que lamentar víctimas fatales», dijo el funcionario.

«Cuando uno ve las estadísticas y la cantidad de gente que hubo en las calles, puede apreciar que el país transita con calma y tranquilidad», subrayó Harboe.

Bachelet también señaló que «el país se mantuvo sin mayores alteraciones en el orden público y en plena normalidad.

Hubo espacio para la expresión del dolor de algunos y los sentimientos de otros».

«Las exequias se desarrollaron con la tranquilidad debida, respetando a los dolientes», precisó.

  • Reencuentro

    La presidenta destacó que «Chile ha consolidado una democracia fuerte, sólida y estable» y «hemos logrado reencontrarnos», a pesar de que «hemos visto expresiones de división que por momentos nos recordaron los tristes episodios que Chile superó».

    «La muerte del general amenazaba con dividir a los chilenos nuevamente, dadas las fuertes emociones y sentimientos que provocaría en los ciudadanos», dijo, y en ese contexto, añadió, el gobierno actuó para garantizar la paz social y el orden público.

    «Correspondía actuar con prudencia, firmeza y convicción histórica y los resultados nos han dado la razón», explicó.

    También se refirió a la sorpresiva intervención, de fuerte contenido político, del capitán Augusto Pinochet Molina, nieto del ex dictador, en el funeral, en medio de afirmaciones de que el Ejército se « repinochetizó».

    Se trata de «una falta gravísima» a la disciplina militar, dijo Bachelet, que puntualizó que el reglamento es claro al respecto y el Ejército sabrá qué hacer (ver aparte).

    «El gobierno no le va a decir al Ejército lo que tiene que hacer», sentenció la presidenta.

    Bachelet declinó referirse a otras actitudes beligerantes de otros miembros de la familia Pinochet, como instalar una banda presidencial sobre el ataúd, y anunció que la próxima semana se referirá en profundidad a su negativa a autorizar un funeral con honores de Estado para el ex dictador.
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