El jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, prácticamente excluyó la posibilidad de una reconciliación con su esposa, Veronica Lario, y sostuvo que es ella quien debe pedirle disculpas públicamente.
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"Estoy preocupado y disgustado, había mantenido en pie una situación difícil por amor a los hijos, pero ahora se acabó, no veo las condiciones para seguir adelante", dijo Berlusconi tras conocerse que su segunda esposa desea el divorcio.
En sendas entrevistas concedidas a los periódicos Corriere della Sera y La Stampa, el premier indicó que "estas son cosas privadas, privadísimas, que no deberían acabar en los diarios".
Cuando se le preguntó si es aún posible salvar una relación que lleva desde hace casi 30 años -19 de ellos de matrimonio- Berlusconi respondió: "No creo, no sé si lo quiero esta vez".
"Veronica deberá pedirme disculpas públicamente; y no sé si eso será suficiente: es la tercera vez que en campaña electoral me hace una broma de este tipo; es demasiado", dijo el Berlusconi.
Según Berlusconi, de 72 años, su segunda esposa -y madre de tres de sus cinco hijos- "cayó en una trampa". "Y yo sé quién la aconsejó; o mejor la incitó", agregó.
A juicio del jefe de gobierno, en estos días los medios de comunicación "han tomado las palabras de la señora, las han amplificado". "A mí ni siquiera me dieron la posibilidad de explicarme", añadió.
Respecto a su comentada participación en la fiesta por el 18° cumpleaños de una joven en Nápoles, Berlusconi insistió en que acudió al evento porque es amigo del padre.
Al anunciar que iba a iniciar los trámites de divorcio, Veronica Lario, de 52 años, indicó que no podía estar con un hombre que frecuentaba a menores de edad.
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