Betancourt regresó a París y junto a Sarkozy dijo "le debo todo a Francia"
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Una operación "extraordinaria, perfecta e impecable", sin un solo disparo, que es también "fruto de vuestra lucha", recalcó ella.
Fue la oposición de Francia a iniciar una operación militar que pudiera acabar con la vida de los rehenes lo que llevó, dijo, a que el Gobierno de Colombia pasara a una "estrategia diferente, fruto de una reflexión común entre franceses y colombianos".
"Me han salvado la vida", insistió Betancourt, para quien se logró lo que parecía "imposible": que "todas las contradicciones" concluyeran en ese "consenso extraordinario en el que prevalecieron la inteligencia y el amor".
Era una alusión velada a las diferencias entre Francia, que privilegiaba la negociación con las FARC -incluida la del presidente venezolano, Hugo Chávez-, y el presidente colombiano, Álvaro Uribe, partidario de la estrategia militar.
El Ejecutivo colombiano negó ayer que la operación haya sido un montaje o se haya pagado un rescate. Una radio suiza afirma que, con ayuda de Estados Unidos, que recuperó a tres agentes secuestrados, se pagaron 20 millones de dólares.
En una rueda de prensa en la que compareció con sus hijos, Mélanie y Lorenzo, Betancourt tampoco dio crédito a esas conjeturas.
Ante los medios, como había hecho antes en la recepción organizada en el Elíseo para que pudiera agradecer a los miembros de sus comités de apoyo y a todos quienes se movilizaron para que finalizara su calvario de "seis años y cinco meses", Betancourt dejó claro que su prioridad es luchar por la liberación de los que "quedan en la selva en manos de las FARC".
Pidió a Sarkozy y a todos los presentes que sigan en esa lucha, lo que éstos prometieron.
"Francia no dejará la lucha", prometió el jefe de Estado, y reiteró su oferta de acoger en este país a los guerrilleros que depongan las armas.
"Siempre habrá un lugar en Francia para quienes respeten los derechos humanos y se disocien del combate de estos torturadores medievales. Siempre hay una esperanza y siempre hay un lugar", dijo.
En cambio, añadió que "para los que sigan siendo solidarios con los secuestradores, no hay esperanza (...) Francia no podrá (hacer) nada".
Añadió que irá por Latinoamérica para "hablar de todo eso" y dar las gracias a sus colegas de Colombia, Venezuela, Ecuador y Argentina: "es todo un continente el que se ha movilizado por Ingrid Betancourt".
Y pidió a las FARC que sean "buenos perdedores": "Han perdido" y "quizás es el momento de rectificar", les dijo.
"Todos los colombianos queremos tender la mano sin rencor a todos los que forman parte de las FARC", pero "no estamos dispuestos a seguir participando en la farsa" que quieren jugar ante el mundo "pretendiendo ser una organización por el bien de Colombia", añadió.
Betancourt, que dijo tener "mucha ambición" por Colombia y "una gran voluntad de servicio", sin embargo precisó que no tiene "proyectos personales" políticos.
Su programa inmediato es someterse mañana a un chequeo en un hospital militar de París, y estar mucho tiempo con sus hijos.
La emotiva jornada de regreso de Betancourt a su "dulce Francia", país del que tiene también nacionalidad por su primer matrimonio con un diplomático francés, la concluyó ante la Alcaldía de París para descolgar su efigie, que desde 2005 marcaba sus días de cautiverio pasados en la selva.
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