12 de enero 2007 - 00:00

Bolivia: tensa calma en Cochabamba

Bolivia: tensa calma en Cochabamba
Cochabamba (AFP) -. Miles de campesinos que piden la renuncia del gobernador de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, un opositor del presidente Evo Morales, amenazaron ayer con radicalizar sus protestas hasta que éste caiga, en una nueva jornada de violencia en la central ciudad andina boliviana.

La ciudad, que llora dos muertos producto del enfrentamiento la víspera entre estos campesinos y adeptos al gobernador, amaneció militarizada y paralizada por el temor que han despertado los desórdenes iniciados el lunes.

Un multitudinario cabildo indígena resolvió ayer masificar sus medidas de presión hasta que Reyes Villa renuncie a su cargo por pretender convocar a un referendo para instaurar un régimen de autonomía del poder central de La Paz.

Un día después de los choques entre civiles que dejaron 2 muertos y un centenar de heridos, el cabildo, que reunió a 10.000 personas en la Plaza de Armas de Cochabamba, resolvió radicalizar la protesta.

"Es una decisión de las bases por las irregularidades que ha cometido el prefecto de Cochabamba, porque se ha atrevido a convocar a un referendo", explicó el líder campesino Daniel Claros.

El cabildo también urgió al Consejo de Administración de la Gobernación de 10 miembros a asumir las funciones de Reyes Villa.

En otro sector de la ciudad, campesinos y universitarios bolivianos intentaron tomar un canal privado de televisión, acusado de realizar una campaña antigubernamental, y se enfrentaron con fuerzas policiales que intentaron contenerlos.

Un grupo de 300 personas llegaron a las oficinas del canal de televisión Unitel, de propiedad del poderoso empresario ganadero y banquero, Oswaldo Monasterios, para tomar sus instalaciones por la fuerza, pero fue reprimido por unidades de la policía que resguardaban el lugar.

"¡Muera el canal de la oligarquía! ¡queremos la verdad!" gritaron los manifestantes.

Buscando bajar la temperatura de la confrontación, Morales dirigió temprano un mensaje por televisión a sus bases políticas para que no sigan consignas de venganza y les prometió justicia por las agresiones que -en su criterio- sufrieron sus partidarios.
En esta ciudad, a 400 km de La Paz, se respira temor. El comercio privado ha cerrado sus puertas, el tránsito vehicular es casi inexistente y sólo se veían columnas de manifestantes que se dirigían a la concentración popular a pie y en camiones.

El aeropuerto y las principales plazas y puentes de esta ciudad, tercera de Bolivia, están bajo el control de militares de élite de la séptima división del Ejército y policías antimotines, engrosados con efectivos enviados desde la ciudad de La Paz y otros puntos del país.

El gobierno, a través del vicepresidente Alvaro García, y Reyes Villa se han culpado mutuamente por los hechos registrados y no cedieron en sus posiciones. El primero pide que cesen las proclamas autonomistas del gobernador y el segundo aduce un respaldo popular para este nuevo sistema de gestión pública.

El ex presidente Jorge Quiroga, cabeza visible de la oposición, denunció que en el gobierno "se privilegian los intereses de cocaleros que quieren tomarse la prefectura".

Los graves incidentes en Cochabamba han alimentado, nuevamente, las aspiraciones autonomistas de las provincias de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, que desde hace meses dicen no soportar más el centralismo de las funciones públicas concentradas en La Paz.

Los gobernadores de esos cuatro departamentos se reunieron el jueves con sus homólogos de Cochabamba y La Paz, que se unen así, con algunos matices, a la posición proautonómica.

Al ser anfitrión de la reunión de gobernadores, el prefecto de La Paz, José Luis Paredes,
también ha comenzado a convertirse en blanco de las iras de los sectores aliados del presidente, que comenzaron a pedir su renuncia.

El jueves, durante esa reunión, unas 400 personas cercaron el ingreso al aeropuerto internacional de El Alto -que sirve a La Paz- para impedir, sin éxito, la salida de los prefectos.

"Hasta aquí, todo lo que ocurre en Cochabamba o en el resto del país será responsabilidad del gobierno nacional que tuvo el tiempo suficiente para intervenir e impedir lo que pasó en Cochabamba", dijo Mario Cossío, gobernador de Tarija y vocero de los seis prefectos reunidos en La Paz.

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