Al Papa Benedicto XVI se le instaló un marcapasos cardíaco hace un tiempo, pero no presenta una salud debilitada y sigue estando lúcido y sereno tras su decisión de renunciar, informó un portavoz del Vaticano.
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No era ampliamente conocido que el Sumo Pontífice tuviera un marcapasos. El padre Federico Lombardi dijo que las baterías del dispositivo médico fueron reemplazadas hace tres meses en una intervención menor de rutina, lo cual no fue considerado como un factor que persuadió al líder católico a tomar la impactante resolución de dimitir a su papado.
"No tuvo influencia en la decisión, las razones fueron su percepción de que su fuerza había disminuido por lo avanzado de su edad", sostuvo Lombardi a periodistas durante una rueda de prensa en la Santa Sede.
El diario económico italiano Il Sole 24 Ore precisó que la intervención, que se llevó a cabo en la clínica Pío XI, propiedad del Vaticano, fue practicada por el cirujano Luigi Chiareiello, director de la cátedra de Medicina de la Universidad Romana de Tor Vergata.
Según el periódico, Chiariello, que vigila la salud del Papa desde hace diez años, cuando le colocó el primer marcapasos evitó hacer declaraciones al respecto. Benedicto XVI se recuperó rápidamente de la intervención y no faltó a sus citas previstas, ni a los encuentros públicos de los miércoles con los fieles y el ángelus dominical.
El Papa Ratzinger sufrió en septiembre de 1991 una hemorragia cerebral, que lo mantuvo hospitalizado diez días en la Clínica Pío XI, de la que se recuperó satisfactoriamente.
El 11 de mayo de 2008 tropezó durante la misa de Pentecostés que ofició en la Basílica de San Pedro del Vaticano y aunque dio un rodillazo, inmediatamente se levantó, sin consecuencias.
El susto más grande ocurrió el 17 de julio de 2009, cuando se fracturó la muñeca derecha, tras resbalar en la casa de Les Combes, en la región alpina italiana del Valle de Aosta, donde pasaba unos días de descanso. La caída se produjo de madrugada y se debió -según aseguró el portavoz Federico Lombardi y luego confirmaron los médicos que le atendieron- a un simple accidente doméstico, no a un desmayo u otra causa.
Esa fue la segunda vez en 17 años que el Papa sufría una caída. En agosto de 1992, el por entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, resbaló en el baño de la residencia de la localidad alpina italiana de Bressanone donde se alojaba.
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