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Tras semanas de letargo en el frente del este, unos 130 rebeldes lanzaron un ataque contra las tropas gubernamentales apostadas en una localidad cercana a Ajdabiya con la intención de alcanzar Brega, aunque sin éxito.
"Nosotros atacamos primero y ellos nos lo devolvieron. Tenían más combatientes, así que fue una batalla muy dura", dijo a la agencia de noticias Europa Press Haithan Elgwei, un rebelde que resultó herido.
"Los bombardeos de la OTAN estaban cubriéndonos, pero las tropas de Gadafi lanzaron misiles y bombas de mortero desde las afueras de Brega", relató Akram, otro herido, al tiempo que reiteró la intención de los rebeldes de avanzar hacia Trípoli.
Los médicos del hospital Al Jalá, ubicado en la ciudad de Bengazi, capital rebelde, aseguran que el de hoy está siendo uno de los días más intensos que vivieron desde que comenzara el conflicto, debido al elevado número de pacientes que están atendiendo.
Por su parte, periodistas que viajaron a Al Zawiya acompañados de seguidores de Gadafi, informaron desde Trípoli que ya no había signos de combates. En la plaza central de la ciudad ondeaba la bandera verde del régimen.
La insurgencia inició hace dos días un ataque sorpresa contra las tropas del ejército regular, "pero fueron derrotados tras algunas escaramuzas con el Ejército", explicó el portavoz del gobierno Mussa Ibrahim.
Mientras tanto, los ministros alemanes de Exteriores, Guido Westerwelle, y de Desarrollo, Dirk Niebel, llegaron a Bengazi en una visita sorpresa.
Allí, en el bastión rebelde, se reunieron con representantes del Consejo de Transición y abrieron una oficina para las relaciones con Alemania, después de que la embajada germana fuera cerrada en Trípoli a comienzos de marzo por motivos de seguridad.
Además, prometieron doblar los medios destinados a la ayuda humanitaria al país a más de 15 millones de euros. "Nuestra visita a Bengazi muestra que Alemania es amigo y socio de las fuerzas democráticas en el país", dijo Westerwelle.
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