Francisco advirtió que "la guerra genera pobreza, pero la pobreza también genera guerras"
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"Don Tonino sentía la necesidad de involucrarse en primer persona, hasta quedar desposeído. No lo molestaban los pedidos, lo hería la indiferencia. No temía la falta de dinero, pero se preocupaba por la interesa de trabajo, un problema tan actual hoy en día", planteó Bergoglio.
En esa línea, en un mensaje cargado de referencias a la acción pastoral de Bello, Francisco pidió "una Iglesia no mundana, sino al servicio del mundo. Que esté en espera de dar pronta ayuda, y no en espera solo de recibir". "Que el Mediterráneo, histórica cuenca de civilización, no sea nunca un arca de guerra, sino un arca de paz y acogida", pidió, en referencia al conflicto migratorio que atraviesa a Europa y que ha marcado varios mensajes de su pontificado.
Tras una primera etapa en Alessano, Francisco celebró luego una misa en la vecina Molfetta, en la que animó a los fieles de la Puglia italiana a ser "constructores de paz". "Nosotros, que compartimos el pan de unidad y de paz, estamos llamados a amar cada rostro, a reparar cada lágrima, a ser, siempre y donde sea, constructores de paz", pidió Bergoglio en la última etapa de su viaje al sur italiano.
"Entender a los pobres era para él una auténtica riqueza, y tenía razón porque los pobres son realmente la riqueza de la Iglesia", expresó el Papa, destacando la fortaleza de Don Tonino, para vencer la recurrente tentación de "acomodarse con los pobres de turno, de recibir privilegios, y de perseguir una vida cómoda, porque quien sigue a Jesús ama a los pobres".
"Don Tonino fue un hombre de su tierra, porque en esta tierra ha madurado su sacerdocio", añadió Bergoglio, recordando el enorme valor que tenía la vocación para este "pastor con olor a oveja".
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