Estados Unidos y China reanudarán las conversaciones comerciales el próximo lunes 9 de junio, en la ciudad inglesa de Londres, con el objetivo de llegar a un acuerdo en medio de la guerra arancelaria que comenzó el pasado 2 de abril cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la aplicación de nuevos gravámenes. En la antesala del encuentro, el líder republicano se mostró positivo sobre el encuentro: "La reunión debería ir muy bien".
Guerra arancelaria: EEUU y China reanudarán las negociaciones la próxima semana
La nueva ronda de conversaciones tendrá lugar luego de que los mandatarios de ambos países, Donald Trump y Xi Jinping, mantengan una llamada telefónica de 90 minutos. Se espera que los representantes encargados del acuerdo se reúnan el lunes 9 de junio.
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El petróleo repunta a partir de las conversaciones entre China y Estados Unidos
Estados Unidos y China continuarán las conversaciones iniciadas en mayo.
La nueva ronda de conversaciones ocurrirá días después de que Trump y el mandatario chino, Xi Jinping, mantuvieran una llamada telefónica de 90 minutos. En la misma, ambos acordaron desescalar las tensiones que afectaron fuertemente los mercados y el panorama comercial global.
EEUU y China buscarán llegar a un acuerdo comercial
Según detalló Trump, los representantes por el lado estadounidense serán; el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick y el representante comercial, Jamieson Greer.
Durante la llamada del pasado jueves, ambos mandatarios expresaron sus preocupaciones sobre diversos temas. Desde el lado estadounidense, Trump reclamó por la falta de imanes de tierras raras esenciales para la producción de vehículos eléctricos y los sistemas de defensa estadounidenses. Mientras que por el lado del gigante asiático la lupa estuvo puesta sobre las nuevas restricciones estadounidenses a los chips de Inteligencia Artificial desarrollados por Huawei Techonologies Co.
Luego de la llamada, Trump afirmó haber obtenido el compromiso de restablecer el suministro de imanes de tierras raras. Por su parte, China aprobó licencias temporales de exportación a proveedores de minerales esenciales para los principales fabricantes de autos en Estados Unidos.
El encuentro del próximo lunes será la segunda ronda de conversaciones que mantienen ambos países. La primera - que tuvo lugar en mayo de este año, en Suiza - logró una desescalada significativa en el conflicto comercial ya que se acordó una tregua arancelaria. Allí, además, se sentaron las bases para la continuidad de las conversaciones.
Pero no todo fue un ambiente de paz entre ambas potencias. Luego del encuentro en Ginebra, ambas partes denunciaron - mutuamente - la violación del acuerdo inicial alcanzado.
El as bajo la manga de China en la guerra comercial con Estados Unidos
En el contexto de la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China, el gobierno de Xi Jinping redobló su apuesta con una medida estratégica: reforzó el sistema de licencias para exportar tierras raras, insumos fundamentales para sectores como el tecnológico, militar y de energías renovables. La decisión impacta directamente en fabricantes globales y deja en evidencia el poder de China para influir en el pulso de la economía mundial.
Si bien China concentra alrededor del 70% de la producción global de tierras raras, su hegemonía es aún más pronunciada en las etapas de refinamiento y procesamiento. Estos materiales resultan indispensables para la fabricación de vehículos eléctricos, drones, misiles guiados y chips de alta gama.
La estrategia de control exportador que China viene consolidando desde hace más de diez años toma como referencia los regímenes sancionatorios de Estados Unidos, aunque con una lógica propia. Mientras Washington bloquea la exportación de tecnología sensible a sus adversarios estratégicos, Beijing responde con restricciones sobre recursos clave como forma de ampliar su margen de maniobra internacional.
En abril, el Ministerio de Comercio chino amplió la lista de tierras raras sujetas a licencias de exportación, una medida que dejó sin insumos esenciales a fabricantes europeos y japoneses, y obligó incluso al cierre de algunas líneas de producción. A pesar de los anuncios de la administración Trump sobre eventuales negociaciones para aliviar estas restricciones, China no dio señales de dar marcha atrás.
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