29 de junio 2007 - 00:00

Marx, terror y narcotráfico

Bogotá - Un error táctico en una vasta operación militarrealizada a finales de mayo de 1964 en el centro de Colombia precipitó el nacimiento de las FARC, la guerrilla más antigua de América latina, que hoy cuenta con unos 17.000 hombres y está clasificada por varios gobiernos como una organización terrorista.

Pese a su escasa popularidad tras cuatro décadas de existencia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tienen más de un centenar de frentes que operan en 31 de los 32 departamentos colombianos (la excepción es el archipiélago caribeño de San Andrés) y con un poder desestabilizador que han tenido que contrarrestar once presidentes.

Los rebeldes también cuentan con un gran poderío económico, con ingresos cercanos a los 500 millones de dólares anuales que, según las autoridades, provienen del cobro de rescates por secuestros, extorsiones y en mayor medida por sus vínculos con el narcotráfico, un negocio al que las FARC se metieron en los últimos años, aunque niegan que se dediquen al tráfico de drogas.

Con la incursión en el narcotráfico las FARC se apartaron en la práctica de la ideología marxista que tuvieron en sus comienzos y se convirtieron, según las autoridades, en un grupo delictivo más, calificado como terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

Las FARC nacieron el 27 de mayo de 1964 como una organización de autodefensas campesinas movilizada para protegerse de una operación militar ordenada por el gobierno de entonces contra las «repúblicas independientes» instauradas por las guerrillas liberales y comunistas que rechazaron una amnistía ofrecida.

La gran ofensiva gubernamental colombiana formaba parte de la estrategia estadounidense denominada «Plan Laso» (Latin American Security Operation) contra los grupos insurgentes que nacían en ese entonces en gran parte de la región, según historiadores y analistas. Durante estos 43 años los rebeldes han realizado nueve conferencias nacionales, la última de ellas, según las autoridades, por Internet, en las cuales han delineado su línea política, su táctica de guerra y también su visión de la paz.

De ahí que en cuatro oportunidades hayan entablado negociaciones formales de paz con cuatro gobiernos: la primera en 1984 con el presidente Belisario Betancur (1982-1986), la segunda con Virgilio Barco (1986-1990), después con César Gaviria (1990-1994) y por último con Andrés Pastrana (1998-2002), todas ellas sin resultados.

El proceso de paz más esperanzador y criticado fue el entablado en enero de 1999 con Pastrana, que cedió a la guerrilla una zona desmilitarizada de poco más de 43.000 kilómetros cuadrados en el sur del país para las negociaciones, con centro en el municipio de San Vicente del Caguán, departamento del Caquetá.

El 20 de febrero de 2002 el gobierno dio por terminada la llamada «zona de distensión» a raíz del secuestro del entonces senador Jorge Eduardo Gechem, y días después el ejército recuperó el control del área, con lo cual acabó ese proceso de paz.

  • Estrategia

    En los últimos años esa guerrilla cambió su estrategia de toma armada de municipios por el secuestro masivos de políticos, militares y policías que pretende canjear por cerca de 500 guerrilleros presos en cárceles.

    En el grupo de 56 rehenes que las FARC considera « canjeables» figuran la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, que también tiene nacionalidad francesa, y tres estadounidenses.

    También formaban parte del mismo los once diputados de la Asamblea Departamental del Valle del Cauca que, según anunció ayer la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol), afín a las FARC, murieron el pasado 18 de junio bajo «fuego cruzado» en un enfrentamiento con un grupo «no identificado».

    Desde que el presidente colombiano, Alvaro Uribe, llegó al poder, el 7 de agosto de 2002, y prometió combatir a las FARC con «toda decisión», los rebeldes han regresado a sus inicios de una guerra de guerrillas que mantiene en vilo al país.
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