30 de abril 2008 - 00:00

Raúl Castro alinea al PC y conmuta penas de muerte

Raúl Castro habla ante el Comité Central del Partido Comunista Cubano junto a la silla vacíade su hermano Fidel. Poco a poco, el nuevo dictador se va haciendo con el control de todoslos resortes del Estado.
Raúl Castro habla ante el Comité Central del Partido Comunista Cubano junto a la silla vacía de su hermano Fidel. Poco a poco, el nuevo dictador se va haciendo con el control de todos los resortes del Estado.
La Habana (EFE, AFP, Reuters, DPA) - Raúl Castro reafirmó su liderazgo en Cuba al convocar al crucial congreso del Partido Comunista (PCC), que debe trazar el rumbo de la revolución post-Castro, y envió un mensaje político a la comunidad internacional, y especialmente a la Unión Europea con la conmutación de penas de muerte a un grupo de condenados.

Ante el pleno del Comité Central del PCC, Raúl Castro anunció que el VI Congreso del Partido se realizará en 2009, con un retraso -sin explicación- de siete años pese a ser vital porque debería ser el encargado de definir las líneas políticas y económicas del país para un quinquenio.

La noticia llegó acompañada de la decisión de conmutar la pena de muerte a «un grupo» de delincuentes comunes, cuya cifra no precisó pero fue calculada extraoficialmente en una treintena, mientras que tres casos -un salvadoreño, un guatemalteco y un cubano-, según Raúl, están bajo estudio.

  • Renovación

  • Raúl Castro, de 76 años, quien es oficialmente presidente desde el 24 de febrero e interino desde julio de 2006, cuando se enfermó su hermano Fidel, continuó así su política de cambios «poco a poco» y abrió la puerta a la renovación de la cúpula del Partido Comunista Cubano, único permitido en la isla.

    Ese será el momento de decidir si Fidel, de 81 años, deja su cargo de primer secretario del PCC -el máximo en un sistema comunista- y que conservó cuando en febrero declinó la reelección presidencial.

    Dando formalmente por terminada la «etapa de provisionalidad» en el poder, Raúl Castro anunció la creación de la Comisión del Buró Político del PCC: siete hombres -incluyéndolo- con el control de la política, economía y fuerzas militares, los mismos de la cúpula del Ejecutivo. Asimismo, incluyó a tres emblemáticos dirigentes al influyente Buró Político, entre ellos el comandante Ramiro Valdés, de 75 años, miembro del Consejo de Estado (Ejecutivo), ministro de Comunicaciones, y uno de los más cercanos a Fidel y Raúl desde hace medio siglo.

    La consolidación del papel del partido permitirá «asegurar la continuidad de la revolución cuando ya no estén sus dirigentes históricos», subrayó Raúl Castro en su discurso el lunes a la noche ante el Comité Central. «En estos tiempos, y los que están por venir, resulta necesario y decisivo contar con instituciones políticas, estatales, de masas, sociales y juveniles fuertes», apuntó.

    Para los analistas dentro y fuera de la isla, el congreso del PCC, que es el máximo órgano del país en su carácter de «fuerza dirigente de la sociedad y el Estado» que le confiere la Constitución cubana, es el paso que le faltaba a Raúl Castro para completar la concentración de poderes en la isla.

    Desde que asumió la Presidencia, Raúl emprendió una reforma en la agricultura y comenzó eliminar el exceso de prohibiciones y limitaciones que pesan sobre los cubanos, permitiéndoles el acceso a hoteles, la compra de computadoras, DVD y microondas y contratar telefonía celular.

    A dos meses de que la Unión Europea decida la posibilidad de levantar las sanciones que impuso en 2003 a Cuba por la condena a 75 opositores y el fusilamiento de tres secuestradores de una lancha, Raúl Castro anunció la conmutación de las penas de muerte. «Se ha adoptado esta decisión no por presiones, sino por acto soberano en consonancia con la conducta humanitaria y ética que caracteriza a la Revolución cubana desde sus inicios», justificó.

    Según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), ilegal pero tolerada por el gobierno, en Cuba hay actualmente alrededor de 30 condenados a muerte, que se habrían beneficiado con la conmutación de la pena.

    «El anuncio es significativo», pero «lo verdaderamente relevante sería que el gobierno de Cuba aboliese de inmediato la pena de muerte, pues el Estado nunca debe matar», declaró el disidente Elizardo Sánchez, que preside la CCDHRN.

    Para la oposición, que pide la liberación de todos los presos políticos -unos 240- y para Washington, los cambios y medidas son «cosméticos» y sólo buscan la perpetuación de los Castro en el poder.

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