10 de septiembre 2007 - 00:00

¿También nazis en Israel?

El racismo neonazi es un mal cada vez más extendido, pero sorprendió ayer la noticia de que ni el propio Estado hebreo escapa a él, pese al permanente recuerdo de la barbarie del Holocausto que afectó principalmente a los judíos. La policía israelí detuvo a ocho jóvenes con un pasmoso historial de ataques, lo que provocó una inmediata polémica sobre las leyes que permitieron la entrada de miles de habitantes de la ex URSS con el único requisito de tener un abuelo judío.

La foto difundida por la policía israelí muestra a algunos de los miembros de la banda deextrema derecha desarticulada, haciendo el saludo nazi. El inédito episodio puso en entredichola ley que facilita la ciudadanía a personas que vivieron en la ex URSS con la únicacondición de que tengan un abuelo judío.
La foto difundida por la policía israelí muestra a algunos de los miembros de la banda de extrema derecha desarticulada, haciendo el saludo nazi. El inédito episodio puso en entredicho la ley que facilita la ciudadanía a personas que vivieron en la ex URSS con la única condición de que tengan un abuelo judío.
Jerusalén - Por primera vez en la historia del Estado judío, la policía israelí ha detenido a una banda neonazi de jóvenes inmigrantes de la ex URSS acusados de haber atacado a decenas de personas y pintado esvásticas en sinagogas, lo que ha llevado a varios diputados a pedir la reforma de la Ley del Retorno.

Homosexuales, árabes, judíos e inmigrantes eran el blanco de las palizas de estos ocho jóvenes con edades comprendidas entre los 17 y los 21 años, según las acusaciones de los investigadores policiales.

La mayoría de los detenidos confesaron haber atacado a decenas de personas, principalmente trabajadores extranjeros en la zona de la estación central de autobuses de Tel Aviv, y haber matado con crueldad a centenares de gatos, según fuentes policiales.

La banda es además sospechosa de haber pintado cruces gamadas nazis y el nombre de Adolf Hitler en una sinagoga de la ciudad de Petaj Tikva, próxima a Tel Aviv.

Sus integrantes se proponían, además, celebrar el cumpleaños del líder nazi en el Museo del Holocausto (Yad Vashem) de Jerusalén, según fuentes policiales que cita la prensa israelí.

La policía les ha confiscado 5 kilogramos de explosivos, una pistola y un fusil de asalto M-16 que -según sus pesquisas- pretendían utilizar contra un grupo de punks de Tel Aviv con los que ya habían protagonizado varios enfrentamientos violentos.

Ayer al mediodía, el juzgado de Ramla ( afueras de Tel Aviv) prorrogó su prisión preventiva hasta mañana.

  • Confesiones

    Según las fuentes, seis de los ocho han confesado su pertenencia a la banda y los hechos que se les imputan, mientras que los dos restantes, los presuntos cabecillas e identificados como Arik Ely Boniatov e Ilia Bonderenko, refutan las pruebas recogidas tras un año de investigación.

    Les incriminan varias grabaciones efectuadas por ellos mismos con teléfonos móviles, como en la que obligan a un joven toxicómano ruso judío a ponerse de rodillas y pedir perdón al pueblo de Rusia por su origen y su adicción, para después darle una paliza al igual que a la persona que acude en su ayuda.

    Los sospechosos escogían como víctimas a personas en una posición débil para denunciarlos, como trabajadores ilegales, en especial africanos, a los que «explicaban» su castigo por «no ser blancos», indicó a la prensa la superintendente Revital Almog, a cargo de la investigación.

    Según el portavoz policial, Micky Rosenfeld, es la primera detención en los sesenta años de vida del Estado de Israel de una banda organizada de carácter neonazi, lo que ha hecho sonar las alarmas en un país todavía marcado por el Holocausto.

    Esta a priori impensable paradoja histórica ha reabierto además los debates en los círculos políticos sobre qué ha podido fallar en la educación de las nuevas generaciones y sobre la Ley del Retorno, que garantiza la ciudadanía israelí a los judíos de todo el mundo que emigren al país.

    Aunque en su mayoría son cristianos, casi todos los detenidos llegaron a Israel cuando eran niños conforme a esa ley (que permite optar por la ciudadanía a quien acredite tener al menos un abuelo judío), según fuentes policiales.

    El primer ministro, Ehud Olmert, aseguró en la reunión semanal del Consejo de Ministros que las imágenes de los arrestados «muestran que, como sociedad, hemos fracasado en la educación de estos jóvenes».

    Consciente de los recelos que genera en los sectores más religiosos la inmigración de origen soviético (más de un millón de personas que llegaron a Israel tras la caída de la URSS), Olmert pidió que «no se discrimine a toda una población ni se caiga en generalizaciones» por este episodio.

    Por su parte, los partidos religiosos se apresuraron a pedir una reforma de la Ley del Retorno, a lo que el ministro del Interior, Meir Shitrit, respondió que no dudará en privar de su ciudadanía y expulsar del país a los detenidos si resultan condenados.

    «Israel se ha convertido en un refugio para gente que odia Israel y a los judíos y que explota la Ley del Retorno para actuar de acuerdo con este odio», denunció Effi Eitam, diputado del Partido Nacional Religioso.

    Desde una perspectiva opuesta, el diputado árabe israelí Ahmed Tibi recordó que mientras la Ley del Retorno garantiza a los judíos la ciudadanía en el país, «los habitantes de Nazaret y Taibe (dos localidades árabes israelíes) no tienen permitido visitar a sus familiares por el mero hecho de ser árabes».

    Para la organización judía estadounidense «Liga Antidifamación», la «trágica ironía» de este caso es que los arrestados «habrían sido elegidos para ser aniquilados por los nazis que tanto se afanaban en emular».
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