9 de diciembre 2024 - 14:00

El auto que podría haber sido un invento millonario pero no lo fue por acabar con la vida de su creador

El AVE Mizar prometía revolucionar el transporte y generar millones, pero su ambición terminó en tragedia, dejando un legado de lecciones.

La historia de Henry Smolinski y el AVE Mizar muestra que la innovación conlleva riesgos.

La historia de Henry Smolinski y el AVE Mizar muestra que la innovación conlleva riesgos.

Muchos sueñan con la posibilidad tener un auto volador al estilo del DeLorean de Volver al Futuro. Para algunos, esta idea significa comodidad y libertad que que solo existe en la ciencia ficción. Sin embargo, hubo quienes intentaron convertir este sueño en una realidad, como Henry Smolinski, cuya invención, el AVE Mizar, podría haberle generado millones de dólares.

La historia este peculiar invento y de su creador es un ejemplo de cómo la innovación puede ser un arma de doble filo. Aunque el proyecto prometía revolucionar el transporte, terminó en tragedia. Pero, quién fue Smolinski, cómo surgió su invento y el fatídico desenlace que llevó a la cancelación de esta ambiciosa propuesta.

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Cómo surgió el AVE Mizar

La historia del impactante invento comenzó en la mente visionaria de Henry Smolinski, un ingeniero aeronáutico con un espíritu emprendedor único. Tras años trabajando en compañías líderes del sector, Smolinski decidió arriesgarse y fundar su propia empresa, Advanced Vehicle Engineers, en California, junto a su amigo Hal Blake.

La idea del AVE Mizar era revolucionaria pero sencilla: combinar lo mejor de un auto y un avión en un vehículo que pudiera moverse tanto en tierra como en aire. Para materializar este sueño, eligieron el Ford Pinto como base, al que acoplaron partes de un avión Cessna Skymaster, creando un prototipo capaz de despegar y aterrizar con facilidad.

El concepto funcionaba de forma muy clara: el conductor llegaba al aeropuerto con el auto, acoplaba la estructura del avión, despegaba y, al aterrizar en otro punto, podía desconectar las alas y continuar conduciendo. Esta idea, a la vez práctica y ambiciosa, captó la atención de los medios y generó grandes expectativas en el mercado.

Los costos proyectados para el AVE Mizar eran sorprendentemente accesibles: aproximadamente 15,000 dólares, lo que lo convertía en una opción viable para muchos. Su inventor confiaba en que el vehículo revolucionaría el transporte personal y no escatimó esfuerzos en las pruebas y el perfeccionamiento del diseño.

A pesar de algunos inconvenientes iniciales, las pruebas avanzaron y el "auto avión" comenzó a ser visto como un producto prometedor. Sin embargo, detrás del entusiasmo había problemas técnicos significativos que, lamentablemente, no se resolverían a tiempo.

El trágico final de Henry Smolinski

El 11 de septiembre de 1973, Henry Smolinski y su socio Hal Blake subieron al prototipo del AVE Mizar para realizar un vuelo de prueba que cambiaría sus vidas para siempre. Aquel triste día, desafiando los procedimientos habituales, el creador no notificó al aeropuerto antes de despegar, un descuido que complicaría aún más la situación.

A los pocos minutos del despegue, una falla en la fijación del ala derecha provocó que el vehículo perdiera estabilidad. Testigos en tierra vieron cómo el AVE Mizar se desintegraba en el aire antes de impactar contra un árbol y una camioneta estacionada, dejando una columna de humo negro visible desde kilómetros.

El accidente acabó con la vida de de los dos empresarios de manera instantánea. Según las investigaciones posteriores, el prototipo tenía serios problemas de diseño, incluido un peso excesivo y soldaduras defectuosas que comprometían la seguridad del vehículo.

Tras la muerte de su creador, el proyecto fue abandonado y Advanced Vehicle Engineers cerró sus puertas. Así, el sueño de un auto volador se desvaneció, dejando como lección que incluso las ideas más brillantes necesitan una ejecución impecable para evitar tragedias.

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