Rizobacter, uno de los principales jugadores en agroinsumos microbiológicos para nutrición y protección de cultivos, recibió un fuerte revés en el frente financiero. La calificadora FIX rebajó su nota de Emisor de Largo Plazo de A+(arg) a A(arg) y asignó una Perspectiva Negativa, lo que alcanza también a sus Obligaciones Negociables Serie VIII, IX y X.
FIX rebajó la nota de Rizobacter tras advertir presión sobre caja y deuda
Márgenes comprimidos, necesidades crecientes de capital de trabajo y un contexto del agro volátil ponen en la mira a la compañía. El vínculo con Bioceres amortigua, pero no elimina las señales de alerta.
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Rizobacter mantiene una posición destacada en el mercado global, con un 21% de participación mundial en inoculantes para soja.
El recorte no es menor: según explicó el informe, “la baja se sustenta en el deterioro de las métricas financieras de Rizobacter, que a marzo 2025 muestra un margen EBITDA comprimido a 10,6%, un endeudamiento en torno a u$s181 millones, un ratio de apalancamiento neto de 7,5x y una cobertura de intereses de apenas 1,4x, todos medidos en dólares”.
Bioceres, un respaldo que también enfrenta tensiones
FIX subrayó desde el inicio el “fuerte vínculo estratégico, financiero y reputacional” entre Rizobacter y su controlante Bioceres, que posee el 80% del capital accionario a través de Rasa Holding LLC. Esa relación fue clave para que Rizobacter obtuviera en febrero un préstamo de Rabobank por u$s20 millones, con el que cubrió vencimientos de ONs por u$s16 millones.
Sin embargo, la calificadora destacó que Bioceres también enfrenta presiones en sus propios indicadores financieros. A marzo de 2025, la compañía mostraba un ratio de deuda neta/EBITDA de 4,1x, superando el covenant acordado con sus acreedores de 3,5x, por lo que se encuentra en proceso de solicitar un waiver (consentimiento) para no incurrir en incumplimiento. Esto implica que, aunque Bioceres otorga respaldo y acceso a mercados internacionales, su propia estructura financiera también exhibe señales de tensión.
Contexto complejo para el agro local
Lo cierto es que el negocio de Rizobacter tiene particularidades que lo exponen a riesgos adicionales. Sus ventas están denominadas en dólares, mientras que gran parte de sus costos son en pesos, por lo que la apreciación del tipo de cambio real deteriora su rentabilidad. Además, otorga plazos largos a clientes agropecuarios, hasta 270 días, lo que le demanda altos niveles de capital de trabajo.
Por otro lado, el mercado agropecuario argentino atraviesa un momento complejo. Tras la sequía récord de la campaña pasada, la siembra 2024-25 mostró una caída del 15-20% en el área de maíz, con una apuesta mayor a soja y trigo. En tanto, los precios internacionales de los granos permanecen en niveles históricamente bajos por la sobreoferta global, limitando los márgenes de toda la cadena, aunque algo compensados por el retroceso en costos de insumos y la baja transitoria de retenciones hasta junio que hoy ya son historia pasada.
En tanto, a pesar del escenario, Rizobacter mantiene una posición destacada en el mercado global, con un 21% de participación mundial en inoculantes para soja, un portafolio de más de 500 marcas y patentes y un gasto sostenido en investigación y desarrollo equivalente al 10% de su resultado operativo, lo que refuerza su diferenciación tecnológica. La compañía tiene acuerdos estratégicos con Syngenta, De Sangosse, Dow, Corteva y FMC, y opera en más de 40 países.
Qué puede pasar hacia adelante
FIX dejó claro que la Perspectiva Negativa refleja la incertidumbre sobre el flujo de fondos que podrían generar las nuevas plantas, la de biotecnológicos en Argentina, inaugurada en septiembre de 2024, y la fábrica de adyuvantes en Brasil, que recién inicia producción, para comenzar un proceso firme de desapalancamiento.
“La calificación podría continuar bajando si la compañía mantiene ratios de apalancamiento por encima de 4x y coberturas de intereses por debajo de 2x, o si las nuevas inversiones no generan los flujos esperados”, alertó la calificadora. Por el contrario, si Rizobacter logra márgenes consistentes arriba del 20%, reduciendo su deuda, o si Bioceres logra consolidarse como jugador clave en semillas y aporta soporte material adicional, la nota podría mejorar.
Por ahora, la agroindustria argentina observa con atención. La situación de Rizobacter refleja el pulso de un sector que requiere altos niveles de capital de trabajo, inversiones constantes en tecnología y una estructura financiera sólida para capear los ciclos climáticos y la volatilidad de los precios internacionales, en un contexto económico local que cada vez se vuelve más complejo para el sector.
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