31 de mayo 2005 - 00:00

"Carrió vs. el embudo"

Elisa Carrió salió en las últimas horas con agresividad a castigar al gobierno con una acusación grave, quizás exagerada porque no la puede probar, pero que dará que hablar de aquí en más. Calificó al gobierno de ser «neofascista» y sumarse a la tendencia que en el mismo sentido lleva adelante Hugo Chávez en Venezuela. Tras el acuerdo Macri-L. Murphy, Carrió intenta erigir a su fuerza ARI como la única de oposición, atribuyéndole a la alianza de centroderecha también fantasmales componendas con el gobierno al que tiene como adversario. La ex diputada denunció otra manipulación de la prensa, que atribuye al gobierno y al monopolio «Clarín» para diseñar un escenario electoral que la desplaza en beneficio de la polarización gobierno-L. Murphy-Macri. Con ánimo casi profético dijo que el gobierno prepara otra maniobra para la Capital Federal que no descartó sea un intento de intervención. Dijo que ya tiene preparada una estrategia para contrarrestarla pero que no se la va a revelar a nadie, ni a sus militantes. Misteriosa, cerró los diálogos con una advertencia igualmente hermética: «Cuidado con el embudo». Ojalá explique en los próximos días de qué se trata este inquietante padecimiento. Veamos esos dichos resonantes que inundaron ayer varias radios, entre ellas «Continental» (con Rolando Hanglin) y «Mitre» (Magdalena Ruiz Guiñazú).

Elisa Carrió
Elisa Carrió
PERIODISTA: ¿Escuchó de que José María Díaz Bancalari va a tratar de negociar un renunciamiento de Chiche Duhalde a una candidatura?

Elisa Carrió: Me encantó la noticia porque me parecía verlo a Díaz Bancalari como celestino de una novela venezolana. Es una cosa medio maravillosa, típico del realismo mágico latinoamericano eso. Tendría que llevarle flores, aconséjenle.


P.:
No sé si la voluntad de la señora de Duhalde se va a ablandar con flores, pero bueno...

E.C.: Me parece que es trivializar absolutamente el proceso político argentino.


P.:
¿Nos puede explicar por qué compara al gobierno de Kirchner con el de Adolfo Hitler y el de Benito Mussolini?

E.C.: No, no, dije que era un neofascismo latinoamericano, que es casi lo mismo, digo, no con la gravedad de aquello. Pero cuando las sociedades están desestructuradas, las clases medias deterioradas, hay manejo de psicología de masas, control de medios de comunicación e intentos plebiscitarios de líderes que giran sobre sí mismos.


P.:
No es algo exótico en la Argentina...

E.C.: Nosotros nos tenemos que defender internamente de nuestro propio fascismo. El problema es que las sociedades no se dan cuenta hasta que es tarde. Al fascismo uno o lo advierte a tiempo o es tarde para todos. No me interesa a mí dentro de un año decirle al carnicero: usted fue cómplice porque es víctima. Hoy en América latina hay casi dos regímenes neofascistas en ciernes: uno es el de Kirchner, el otro es el de Venezuela. Miren la diferencia por ejemplo con el desarrollo institucional democrático y parlamentario de Brasil, de Uruguay, de Chile, y nos vamos a dar cuenta.


P.:
¿Cómo ve ahora este dueloque parece establecerse entre Kirchner, centroizquierda, y López Murphy y Macri, centroderecha, donde lo dejan afuera a usted?

E.C.: Es maravilloso. Hasta las elecciones yo soy la única oposición. Cuando empieza la campaña electoral el titular de «Clarín» cambia la oposición. Obviamente que es una estrategia del poder. Y hay que dejarlos jugar ese juego. Esa es una oposición vulnerable. Alguien que contrata con el Estado y que tiene negocios con el Estado es una oposición vulnerable, de modo tal que es una oposición elegida por el régimen. Esto demuestra que el querer escondernos a nosotros significa que somos la verdadera oposición.


P.:
¿Cómo ve la posibilidad de que después de tanta discusión aparezcan en listas diferentes por una parte Chiche Duhalde y por otra parte Cristina Kirchner?

E.C.: Está claro que el gobierno ha elegido a una oposición vulnerable como puede ser la de Macri, y ha elegido confrontar al interior mismo del PJ para que, en definitiva, todos integren el mismo bloque. Porque lo que no hay que equivocarse cuando la gente vote. Hoy Eduardo Menem y Cristina Kirchner están en el mismo bloque (en realidad Menem desde febrero tiene un bloque propio, N. de la R.) y el día de mañana Chiche Duhalde y Cristina Kirchner van a estar en el mismo bloque con las mismas propuestas para ampliar el espacio político. Incluso viene una jugada muy fuerte en Capital que yo no la voy a decir pero que la advierto.


P.:
¿Cuando usted habla de una jugada peligrosa en Capital se refiere a la posibilidad de que haya una intervención?

E.C.: Yo creo que están, si uno lee entre líneas y no entre líneas, me parece que van a tratar de hacer esta jugada de fabricar una oposición justamente para ir construyendo en Capital un escenario gobierno versus Macri, que es vulnerable.


P.:
¿Cómo es la jugada?

E.C.: Hay que mirar en las próximas semanas qué es lo que sucede pero yo tengo claro cómo vamos a jugar nosotros. No lo voy a decir ni siquiera a mi partido, pero estamos anticipando bien la jugada. Que la sociedad se quede tranquila que a veces nuestras jugadas son paradojales, no se entienden en el corto plazo pero se entienden después, pero cuidado con el embudo. En el embudo ya estamos...

P.:
¿Les va a salir bien?

E.C.: En otro momento de la Argentina, muy duro, el régimen se cerraba y hubo un presidente que logró esa transición a un sistema republicano, que fue Roque Sáenz Peña. Lamentablemente Kirchner no es Roque Sáenz Peña, es un pequeño Roca neofascista de final de régimen que puede llegar a ser sumamente peligroso. Pero yo creo con Bergoglio que la historia se escribe derecho por caminos torcidos, es decir, hay que dejarlos nomás jugar. Hay que mirarlos.


P.:
Kirchner cuando levanta el acuerdo de López Murphy y Macri aunque sea para criticarlos, de alguna manera los está mostrando como una oposición y a usted la opaca...

E.C.: Hasta que hay campaña electoral soy la única opositora, soy la persona más votada, y de repente por una rara sensación de imagen pública, desaparezco de los titulares de diarios.


P.:
¿Ve alternativas?

E.C.: He encontrado a gente de centroizquierda que dice ser muy progresista, pero que en realidad se va por el mínimo cargo. Acá yo creo en la posibilidad de un país profundamente civilizado y libre, profundamente igualitario, todavía podemos dar ese salto. Lo lamento por Ricardo López Murphy porque yo estoy convencida que es una buena persona, que ya no va a poder hablar nunca más de contrato moral, porque no constituye un partido de centro lucido y republicano.

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