6 de agosto 2023 - 00:00

Católicos y evangélicos respaldan a los indígenas antireforma constitucional jujeña 

Curas, monjas y pastores evangélicos marcharon en el tercer malón de la paz de los pueblos originarios. Además, el presidente de los obispos católicos recibió a una comitiva de jujeños religiosos y laicos organizados en ENDEPA. 

El primer malón fue en 1946 cuando unos 150 indígenas puneños realizaron una marcha a pie y a caballo hacia Buenos Aires, que se denominó Malón de la Paz. El segundo malón fue el 7 de agosto de 2006.

El primer malón fue en 1946 cuando unos 150 indígenas puneños realizaron una marcha a pie y a caballo hacia Buenos Aires, que se denominó Malón de la Paz. El segundo malón fue el 7 de agosto de 2006.

Unidad espiritual para luchar. Así ocurrió, aunque no se visibilizó, este miércoles primero de agosto -Día de la Pachamama- cuando ingresó a la Ciudad de Buenos Aires el tercer malón de la paz. El objetivo de los indígenas del norte argentino es lograr que mediante el Congreso Nacional y la Corte Suprema caiga la reforma constitucional jujeña y también se ponga un freno a la cruel represión y percusión sobre quienes reclaman en las calles y rutas.

Este clamor de la Argentina profunda, tan poco escuchado y considerado desde los centros urbanos, sí conmovió y ello movilizó a los religiosos evangélicos y católicos de la Ciudad que se plegaron a los llamados “maloneros”.

Los integrantes de la novedosa “Mesa Ecuménica” primero hicieron su apoyo por escrito (ver: “carta a Malón por la Paz”) y luego, algunos de ellos, fueron a la movilización de los pueblos originarios jujeños. Los “maloneros” iniciaron con una comitiva de 200 indígenas, llegados de los nueve bloqueos de ruta en Jujuy, y fueron atravesando distintas comunidades indígenas en las provincias de Salta, Catamarca, Tucumán, como las ciudades de Córdoba, Rosario, San Nicolás terminando frente al Palacio de Tribunales. Allí pidieron audiencia a los cortesanos, primero aceptada pero luego desestimada, y finalmente dejaron un petitorio con sus reclamos, que es la inconstitucionalidad de su reformada Constitución como la falta de Estado de Derecho con la violación sistemática a la libertad y los derechos humanos (detenciones arbitrarias, exorbitantes multas contravencionales para criminalizar) sobre quienes protestan contra el poder político jujeño en manos del gobernador Gerardo Morales (candidato a vicepresidente de la Nación) y su vicegobernador, Carlos Haquim (del Partido Justicialista local).

Mientras en las avenidas porteñas los maloneros clamaban con sus wipalas y sus bombos, con el respaldo de unas cinco mil personas de centrales sindicales, organizaciones sociales, culturales, en la sede central del clero porteño (ubicada en Rivadavia 415, frente a Plaza de Mayo, junto a la Catedral), el flamante nuevo arzobispo, Jorge García Cuerva junto a su segundo, el obispo villero, Gustavo Carrara, recibían a una veintena de religioso de otros credos, entre ellos estaba un pastor evangélico que luego se sumó a la marcha donde se clamaba: “arriba los derechos, abajo la reforma”.

Apurando el café con leche y medialunas en la curia porteña, Leonardo Schindler pudo llegar a la marcha, a esa altura en la esquina del Congreso Nacional. Además del presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) estaban los pastores Gerardo Oberman y Diego Mendieta, que integran la Pastoral Social Evangélica, acompañados por un sacerdote católico de la Vicaría de la Pastoral Villera, Carlos “Charly” Olivero, uno de los fundadores y referente de la Familia Grande de los Hogares de Cristo, el dispositivo de la iglesia católica para recibir la “vida como viene” de quienes buscan sanar las heridas de la exclusión.

En la marcha una larga bandera wipala era sostenida de cada lado, como serpenteando la movilización, entre ellos estaba con su pequeña cruz taud al pecho, el sacerdote franciscano que integra el grupo Opción por los Pobres (OPP), Ricardo Viano, que había compartido algunas cuadras desde la Plaza Miserere junto al diácono OPP, Ricardo “Rycky” Carrizo. También hubo monjas que prefieren no salir del anonimato. Otro de los religiosos llegó desde Jujuy. El Padre Vidal Zerpa de la Prelatura de Humahuaca, que no viste sotana, andaba muy cerca de los bombos con su piluso color wipala en la cabeza. Había llegado días antes que los maloneros porque debía participar de un encuentro con el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).

Que el obispo de San Isidro y titular de la CEA, Óscar Ojea, reciba en la sede central de los obispos argentinos (ubicada en la semipeatonal calle Suipacha casi avenida Santa Fé) a la comitiva jujeña del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) es una acción y gesto de gran peso político para la lucha del pueblo jujeño que no pasa desapercibido para el poder político y económico. Fue el lunes 31 de julio, en su oficina del primer piso, que Ojea recibió a los consagrados de la Prelatura de Humahuaca Leontina Melano y Vidal Zerpa, sumado a los laicos de la diócesis de Jujuy, Verónica Chávez y Clemente Flores, entre ellos el coordinador nacional de ENDEPA llegado desde la provincia de Misiones, Rodolfo Fernández, e Inés Choque.

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Ojea y ENDEPA, tras la reunión comunicaron de manera oficial como informalmente que las autoridades políticas, provinciales como nacionales, “deben consultar a las comunidades indígenas acerca de asuntos y proyectos que afecten sus territorios y sus vidas”, y que se debe resguardar los derechos de los pueblos originarios como del cuidado de la casa común.

Zerpa, el sacerdote jujeño que vive en la región de la Puna, muy cerca de la frontera con la República Plurinacional de Bolivia, contó para este artículo que “los pueblos indígenas lograron hacer una síntesis de su fe originaria y la cristiana, que se expresa en las ceremonias (paganos dicen los clericales). Su resistencia es el pacha, que considera que uno es parte de la tierra, el agua, el fuego. Los indígenas tienen una gran espiritualidad que se vive con mucha intensidad en los cachis. Una danza de tres espacios o momentos con sus representaciones sobre la vida. Existe muchos documentos sobre la Teología Andina aunque sea desconocida en las ciudades”.

La ignorancia de quienes vivimos en las urbes sobre el mundo indígena, las raíces de nuestra patria, es puesta en evidencia por este sacerdote de ENDEPA quien ve en los medios de comunicación masiva sólo la posición del gobernador y candidato a vicepresidente, Gerardo Morales. “Sólo tiene voz él en los grandes medios, no los pueblos indígenas que sufren su avasallamiento y la inconsulta sobre temas centrales. Ni antes, ni durante y aún hoy las autoridades consultan siguen violando este derecho. Así el poder impone su mirada y el tratamiento a la tierra. Que para nosotros el territorio es para el bien vivir, y no el vivir bien. Es un modelo de colonización. Usar la tierra como material, para explotarla. En cambio, nosotros miramos la tierra que somos parte de ella y ella de nosotros. Por eso le agradecemos a la vida y la celebramos. Pero con esta reforma de la Constitución la cosmovisión indígena no existe. Nos imponen otra manera de vida”, cerró el religioso Zerpa.

Mientras en Jujuy la justicia sigue avanzando en la criminalización de la protesta y así lo expuso uno de los casos más conocidos que es Gonzalo Maurin, a quien se le busca imponer una multa contravencional de poco más de dos millones de pesos. La próxima semana, el 9 de agosto quedó fijado la fecha para la audiencia de juicio oral sobre Maurin “donde otra vez tendré que ir al juzgado contravencional y saber que me sentencia”, aseguró en sus redes sociales. La causa se le inició cuando el pueblo jujeño salió a las calles en reclamo de la sancionada reforma constitucional, el pasado 20 de junio. De esa represión hay 88 personas imputadas en causas contravencionales.

Los malones de la paz tienen una larga historia en el reclamo central de la posesión formal de las tierras. El primer malón fue en 1946 cuando unos 150 indígenas puneños realizaron una marcha a pie y a caballo hacia Buenos Aires, que se denominó Malón de la Paz. El segundo malón fue el 7 de agosto de 2006, una marcha de similares reclamos que se organizó en Jujuy, para demandar al gobierno provincial que cumpla con la orden judicial de retornar a las comunidades indígenas cerca de 15.000 km² de tierras, reclamando al entonces gobernador Eduardo Fellner la entrega de títulos de propiedad de tierras que habitan.

Carta a Malón por la Paz.pdf

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