La narrativa oficial de Javier Milei y su equipo económico, integrado por figuras estrechamente ligadas a Wall Street, se adelantó para responsabilizar al Congreso por los malos resultados económicos recientes: caída de la actividad económica, inflación persistente, déficit de cuenta corriente, déficit fiscal y creciente malestar social. Sin embargo, los datos revelan que la desaceleración comenzó mucho antes.
Cuando gobiernan los traders que no eligieron los votantes
La política económica de Javier Milei replica el modelo financiero del macrismo: endeudamiento acelerado, subordinación a Wall Street y un Estado manejado como una mesa de operaciones. La lógica especulativa gana terreno mientras la producción, el empleo y los salarios quedan relegados.
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El gobierno de Milei no enfrenta un problema accidental sino estructural, la dependencia del financiamiento externo, el sometimiento a la lógica de los mercados financieros internacionales y la aplicación dogmática de recetas importadas.
En este artículo analizamos cómo los desequilibrios -PBI que pasó de crecer alrededor de 17% anualizado en el tercer trimestre 2024 (Sturzenegger) a caer (-0,3%) en el segundo trimestre 2025, un déficit fiscal devengado que supera el 3,5% del PBI, pero aumenta su potencial por la conjunción de aumento del costo financiero y caída de la recaudación, reservas estancadas, desempleo creciente y salarios reales en caída libre- son producto de un esquema de políticas financieras importado de Wall Street, similar al implementado en la gestión Macri (2015-2018). Nuestra hipótesis es que, la actual fragilidad argentina responde a la dependencia estructural del financiamiento internacional y a la captura del Estado por intereses vinculados al sistema financiero global (Muchnik, 2005; Napoli, Perosino & Bosisio, 2014)
La Argentina de 2025 vuelve a enfrentar un dilema que parece cíclico, la subordinación de la política al mercado. Como en otras etapas de la historia económica reciente, las decisiones estratégicas del Estado se encuentran condicionadas por lógicas financieras de corto plazo, especulativas y volátiles. La coyuntura actual no constituye una novedad, sino la repetición amplificada de un patrón que ya tuvo resultados catastróficos en el pasado.
Mantenemos la convicción que venimos planteando desde diciembre 2023 en esta columna. A partir del comienzo de la administración de Javier Milei, el país experimenta una captura institucional por parte de ex-traders y financistas, cuya racionalidad se asemeja más a la de una mesa de operaciones que a la de un proyecto de desarrollo económico. En este sentido, la Argentina se encontraría transitando un camino de fragilidad estructural que recuerda la experiencia de la llamada Patria Financiera (2016-2018), reforzada por una narrativa de “excelencia técnica” y por la fetichización de la figura del trader como actor político.
Entre 2016 y 2018, el gobierno de Mauricio Macri ensayó un programa de liberalización financiera y endeudamiento externo que, lejos de traducirse en estabilidad, derivó en una crisis cambiaria y fiscal de magnitud. La eliminación del control de cambios, la rápida resolución del litigio con los fondos buitres y la emisión récord de deuda marcaron el inicio de una etapa caracterizada por la valorización financiera en detrimento de la producción.
La política monetaria del BCRA, basada en la colocación masiva de LEBAC y en tasas de interés exorbitantes, incentivó el carry trade y la entrada de capitales golondrina hot money. Sin embargo, este esquema rápidamente devino insostenible. El déficit de cuenta corriente alcanzó los U$D 35.000 millones en 2017, mientras que la inflación superaba las metas oficiales. La posterior corrida cambiaria de 2018 forzó al gobierno a recurrir al mayor préstamo de la historia del FMI, de U$D57.000 millones (solo se desembolsaron U$S44.500 millones, a causa de reiterados incumplimientos), cuyo impacto social fue devastador (FMI 2018).
Este episodio demostró los límites de un modelo sustentado en la especulación financiera. Como señalamos oportunamente, la tragedia de aquel período no fue solo el daño que ocasionó, sino su brutal similitud con el camino emprendido por Milei, desde diciembre de 2023.
La captura del Estado
En el presente, la dinámica adquiere un matiz novedoso con respecto a la versión “plata dulce” (1978-1981), desde 2016 no son solo los bancos quienes orientan las políticas, sino que sus exoperadores ocupan directamente los puestos clave del Estado. El Ministerio de Economía, el BCRA y la Secretaría de Política Económica se encuentran bajo la conducción de perfiles como Luis Caputo o José Luis Daza, ambos con trayectorias forjadas en JP Morgan y Wall Street.
El trader devenido funcionario introduce al Estado una racionalidad particular, pensar la economía como un mercado de futuros, reducir lo social a “ruido exógeno” y concebir el riesgo como una oportunidad de arbitraje. Como observa Taleb (2004), este ethos tiende a confundir azar con habilidad, lo que refuerza un sesgo de sobreconfianza en la toma de decisiones. En la práctica, la política económica se transforma en un “Excel de apuestas”, en el que las variables sociales -empleo, pobreza, equidad- son externalidades invisibles al cálculo gubernamental.
La consecuencia institucional es profunda. El Estado argentino ha sido colonizado por lógicas especulativas que utilizan herramientas públicas -tipo de cambio, tasas, deuda- como si fueran instrumentos propios, privatizando las ganancias y socializando las pérdidas.
La coyuntura
La repetición de este patrón se refleja en la coyuntura reciente. El gobierno ha enfrentado múltiples reveses en el Congreso, lo que debilitó su capacidad de negociación política y aumentó la percepción de inestabilidad institucional. Al mismo tiempo, los mercados registraron episodios de fuerte volatilidad; las tasas de caución bursátil alcanzaron picos intradiarios de hasta 150%, revelando dinámicas de especulación intradía y la intervención desesperada del Banco Central para sostener la demanda de pesos (Ámbito, 2025).
En paralelo, las importaciones desde China crecieron un 80% interanual durante el primer semestre, afectando severamente a la industria local, con un uso de capacidad instalada en apenas 45% en el sector metalúrgico (Unión Industrial Argentina, 2025). El fenómeno de reprimarización de las exportaciones se profundizó.
La respuesta oficial a estas tensiones no ha sido un giro productivo, sino nuevas negociaciones para acceder a financiamiento externo. Ahora mismo se negocia con el Tesoro de Estados Unidos, un salvataje. Como en 2018, la solución vuelve a ser más deuda, sin alterar la matriz especulativa del modelo.
Continuidades y rupturas
La comparación entre ambos períodos permite observar una clara continuidad; la subordinación de la política económica a las necesidades políticas de EEUU, FMI, financistas y traders. Tanto en 2016-2018 como en 2024-2025, la ilusión de estabilidad se sustentó en capitales volátiles, sobreendeudamiento y un tipo de cambio artificialmente apreciado.
La novedad radica en la naturalización de la figura del trader como funcionario. Como muestran Boltanski y Chiapello (2002), el capitalismo es capaz de incorporar críticas y transformarlas en legitimidad. Hoy, el discurso de “profesionalismo” y “expertise técnica” de los traders en el poder opera como un mecanismo de legitimación, pese a que sus decisiones replican los mismos patrones de fragilidad estructural.
La economía argentina de 2025 exhibe signos de un equilibrio inestable, sostenido por austeridad fiscal extrema, financiamiento precario y volatilidad cambiaria. El espejismo de estabilidad esconde un riesgo estructural, haber convertido al Estado en una mesa de operaciones, gobernada por apuestas de corto plazo.
La historia no es un accidente, sino un diseño. Como en el caso del colapso de Barings Bank, el sistema tolera la ilusión de ganancias hasta que la magnitud de las pérdidas vuelve imposible seguir escondiéndolas (Greener, 2006).
La advertencia es clara, mientras el país siga con lógicas de arbitraje financiero, el desenlace no será una sorpresa, sino la consecuencia previsible de un modelo que confunde especulación con política.
El gobierno de Milei no enfrenta un problema accidental sino estructural, la dependencia del financiamiento externo, el sometimiento a la lógica de los mercados financieros internacionales y la aplicación dogmática de recetas importadas. Lejos de “liberar la economía”, los supuestos libertarios refuerzan la subordinación del país al financiamiento internacional. La evidencia muestra que, al igual que en las crisis de 1981, 1989, 2001 y 2018, los resultados sociales son desempleo, desigualdad y creciente conflictividad. El salvataje que Milei y Caputo esperan no provendrá del Congreso argentino sino del Tesoro de Estados Unidos, confirmando una vez más que la autoridad económica sigue hipotecando el futuro.
Bibliografía: Basualdo, E. (2006). Endeudamiento y poder económico en la Argentina. Buenos Aires: Siglo XXI. Boltanski, L., & Chiapello, È. (2002). El nuevo espíritu del capitalismo. Akal. Brenta, N. (2013). Historia de las relaciones entre la Argentina y el FMI. Buenos Aires: Capital Intelectual. Ceceña, A. (2007). Los fundamentos del neoliberalismo en la contradictoria articulación Norte-Sur. México: Siglo XXI. Diamand, M. (1973). Doctrinas económicas, desarrollo e independencia. Buenos Aires: Paidós. Furtado, C. (1961). Teoría y política del desarrollo económico. México: Siglo XXI. Greener, I. (2006). Nick Leeson and the Collapse of Barings Bank. Organization, 13(3), 421-441. Heredia, M. (2015). Cuando los economistas alcanzaron el poder. Buenos Aires: Siglo XXI. Llach, J. (1985). Bases para la discusión de la política económica. Buenos Aires: CEMA. Muchnik, D. (2005). La patria financiera. Buenos Aires: Planeta. Napoli, B., Perosino, M., & Bosisio, F. (2014). La dictadura del capital financiero. Buenos Aires: Editorial Peña Lillo. Olmos, A. (2019). Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y siempre le ocultaron. Buenos Aires: Editorial Peña Lillo. Rodrik, D. (1998). Who needs capital-account convertibility? Essays in International Finance, (207), 55-65. Stiglitz, J. (2002). Globalization and its discontents. New York: W.W. Norton. Vilas, C. (2004). Entre la democracia y la crisis. Buenos Aires: CLACSO. Svampa, M. (2005). La sociedad excluyente. Buenos Aires: Taurus. Taleb, N. N. (2004). Fooled by randomness: The hidden role of chance in life and in the markets. Random House.
Referencias: Ámbito. (2025). Reveses legislativos y volatilidad financiera en Argentina. Ámbito Financiero. Fondo Monetario Internacional. (2018). Argentina: Acuerdo Stand-By 2018-2021. FMI. Unión Industrial Argentina. (2025). Informe industrial: Importaciones y capacidad instalada. UIA.
Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros
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