8 de septiembre 2025 - 09:42

El peso de la realidad

La política económica agresiva de Javier Milei tuvo sus consecuencias a mitad del mandato: tensiones cambiarias, menor recaudación fiscal y una actividad en retroceso.

El plan económico de Javier Milei está al límite.

El plan económico de Javier Milei está al límite.

Gentileza: Letra P

Hasta ahora parecía que todo estaba a pedir del gobierno, que tuvo el terreno allanado para adoptar decisiones de política económica agresivas, como la devaluación del 118% en diciembre de 2023, el fuerte ajuste en el gasto público, un nuevo endeudamiento con el FMI, la eliminación del mal llamado “cepo” para las personas humanas, y el ensayo de distintos esquemas cambiarios. Pero promediando la mitad del mandato, el programa económico finalmente se ha encontrado con una pared llamada “realidad”.

El balance cambiario que elabora el BCRA muestra una parte del cuadro de situación al que llegó la economía argentina por las políticas del gobierno. Por caso, durante la cosecha gruesa dio incentivos fiscales a los exportadores para que adelantaran su liquidación gracias a la –por entonces– baja temporal de las retenciones. Según la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), en agosto la liquidación bajó un 25% respecto a igual mes del año anterior.

Por otro lado, la liberalización de las importaciones y el atraso cambiario fueron usados como política antiinflacionaria, pero terminaron impactando negativamente en el saldo comercial. Antes de ser presidente, Javier Milei ya había avisado que con la apertura importadora los productores locales iban a tener que competir ofreciendo “bienes de mejor calidad o mejor precio, sino irán a la quiebra”. Lamentablemente, es lo que está pasando, están quebrando. Cuando en algún momento se revierta el atraso cambiario se frenarán las importaciones, pero el daño ya está hecho. Si el productor local quebró, no es fácil que arranque de nuevo.

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El balance cambiario que elabora el BCRA muestra una parte del cuadro de situación al que llegó la economía argentina por las políticas del gobierno.

El balance cambiario que elabora el BCRA muestra una parte del cuadro de situación al que llegó la economía argentina por las políticas del gobierno.

Aún más grave para las cuentas externas fue que se permitiera a las personas humanas acceder de forma libre al mercado de cambios. Así, en el resultado acumulado de los primeros siete meses de este año, Oleaginosas y cereales generó ingresos netos de divisas por U$S 19.955 millones –conseguidos en parte gracias a la baja en las retenciones ya mencionada–, mientras que las compras netas de divisas de las personas humanas alcanzaron U$S 19.045 millones. Casi el mismo monto que entró al país por una puerta salió por la otra.

Esta tensión estructural en el mercado cambiario, lejos de ser aminorada, fue sobreestimulada por una medida como la migración de las LeFi del BCRA al Tesoro. El exceso de liquidez aumentó la presión sobre el dólar. Para contrarrestarla, se lanzó el “apretón monetario”, como la suba de los encajes bancarios que derivó en el incremento de las tasas, con consecuencias nocivas para la producción.

Guillermo Francos, jefe de Gabinete, admitió que “en estos meses puede caer un poco el consumo, producto de que las tasas de interés son altas y la gente no se quiere endeudar”. A las personas y a las empresas les cuesta tomar créditos porque las tasas subieron más que los salarios y los ingresos, en el marco de una economía deprimida. Un indicador de esta situación es el aumento de la mora en el segmento del consumo.

Guillermo Francos
Guillermo Francos, jefe de Gabinete.

Guillermo Francos, jefe de Gabinete.

El sesgo anti productivo del modelo es notorio. No es una realidad limitada a las PyMEs. Todas las semanas salen noticias de empresas grandes en problemas.

Con la suba de tasas, la caída en la actividad será mayor, arrastrando a la recaudación, que ya venía perdiendo fuerza por la reducción de impuestos otorgada por el gobierno en derechos de exportación, el final del Impuesto PAIS y la baja de las alícuotas del impuesto a los Bienes Personales. Esta menor recaudación compromete el financiamiento del gasto. El Tesoro lo viene compensando con las licitaciones de Lecaps y otros títulos públicos, algunas de esas suscripciones fueron inducidas a través de la suba de los encajes remunerados. Los intereses de estas letras capitalizan para no mostrarse en el déficit corriente, pues se pagan al vencimiento. No deja de ser una deuda en constante crecimiento, y retroalimenta el problema fiscal.

Todas estas políticas no han sido inocuas, la economía ha quedado sentida y, por ende, también la sociedad.

En este marco, los resultados adversos para el gobierno en el Congreso no se deben a una vocación destituyente de la oposición. No se trata de “degenerados fiscales”, ni “del brazo armado” que ejerce “terrorismo económico”, tampoco de “romper las reglas de juego democráticas y generar inestabilidad”, como se afirmó desde el gobierno.

La resistencia en las calles y en el Parlamento es expresión de las contradicciones del propio modelo, que atenta contra la producción, el empleo y los ingresos. El límite lo empiezan a marcar las y los ajustados.

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